"Todo comenzó a fines de febrero del 2006 cuando empecé a tener fiebre muy alta y después de 48 horas sin que me bajara la temperatura y estando con una taquicardia muy fuerte, comenzaron a hacerme varios estudios, análisis, electro, ecocardiograma. Este último arrojó que tenía el corazón agrandado, lo que los médicos llaman una miocardiopatía dilatada. En ese momento quedé internada en el Hospital Garrahan por 10 días donde me estabilizaron ya que a pesar de los pocos días que llevaba enferma era bastante complicado mi estado de salud. A partir de ese momento me dieron un tratamiento ambulatorio. Para fines de Marzo volví a desmejorar y el 31 de ese mes quedé internada por un cuadro de deshidratación, pero seguí descompensándome y al día siguiente me trasladaron a Terapia Intensiva".
Todo este relato es parte de lo que le contaron los padres a Daniela Romero ya que en ese momento apenas tenía dos años y 10 meses por lo que no tiene recuerdos de esos días agitados.
Coma farmacológico
Para que su corazón trabajara únicamente para sostener al resto de los órganos, los médicos decidieron inducirla a un coma farmacológico y a las pocas horas ingresó en lista de emergencia del INCUCAI para trasplante cardíaco.
"Daniela había estado 35 días en Terapia Intensiva en coma farmacológico, no había posibilidad alguna de despertarla ni siquiera 10 minutos. Como pasaban los días nos hablaron de la posibilidad de un corazón artificial que tenía un costo altísimo, había que traerlo desde Alemania con todo el equipo de gente que lo colocaba para hacerle la cirugía", recuerda Ana María, su mamá.
Los corazones artificiales, llamados dispositivos de asistencia circulatoria mecánica, sirven para reemplazar total o parcialmente el trabajo de un corazón gravemente enfermo, ya sea en forma aguda o crónica. El objetivo es mejorar la función circulatoria y asegurar el aporte de sangre y oxígeno al resto de los órganos vitales (cerebro, riñones, hígado, etc.). Un paciente estabilizado puede entonces esperar por la recuperación de su propio corazón, esperar por un trasplante cardíaco o incluso continuar el resto de su vida con un corazón artificial.
Cambio de planes
Los padres de Daniela hicieron todos los trámites pertinentes hasta lograr que la obra social se hiciera cargo de los gastos. Un día antes de que llegara el corazón artificial, uno de los médicos le dijo a Ana María que había un potencial donante en Olavarría.
- -Pero mañana llega el corazón artificial desde Alemania –le recordó Ana María.
- -Olvídese del Berlín, lo vamos a dejar en stand by. Si en algo falla el trasplante podemos traer en 24 horas el corazón artificial –le aseguró el médico.
"El seis de mayo a la mañana llegaba el Berlín (como se denominaba a ese corazón artificial) a Buenos Aires y ya estaba todo programado en el quirófano para hacerle el trasplante a mi hija. Pero un día antes llegó el corazón y no necesitó el artificial", recuerda Ana María.
"La recuperación hasta el alta fue un poco complicada porque al estar tanto tiempo inducida al coma con respirador costó que mis pulmones volvieran a funcionar con normalidad. Además, mi organismo tuvo que adaptarse al nuevo corazón que también llevó su tiempo. Me daban altas transitorias y cuando empecé a mejorar, a los dos meses, me dieron el alta definitiva. A partir de ese momento, con algunos cuidados, empecé mi vida casi normal y con el transcurso del tiempo se fue prácticamente normalizando del todo", rememora Daniela, que actualmente tiene 16 años y se encuentra en Tercer Año de la secundaria.
Época de triunfos y de medallas
Una vez que Daniela se recuperó, su médico le recomendó que realizara alguna práctica deportiva y de esa forma comenzó a hacer natación sin saber en ese momento el éxito que tendría en esa disciplina.
Más allá de la indicación médica, Daniela se fue enganchando cada vez más con este deporte hasta que llegó un momento en el que se enteró de la existencia de los Juegos para Deportistas Trasplantados. "Ahí comenzamos a hacer las averiguaciones para poder participar, entonces mis padres me inscribieron y arranqué el entrenamiento apropiado para poder competir".
Daniela participó en las competencias realizadas en Buenos Aires y Mendoza y logró ser parte de la Selección Argentina en el Mundial para Deportistas Trasplantados realizado en Mar Del Plata. Desde que compite ya ganó seis medallas de oro y tres de plata.
"Para mí es muy importante después de haber pasado por lo que me tocó vivir, me alienta a seguir apostando por más en todos los aspectos de la vida. Me hace sentir que a pesar de las dificultades de la vida, con esfuerzo y dedicación, si uno se lo propone los objetivos se pueden lograr", se emociona Daniela.
"Le gusta mucho la comedia musical y el teatro"
Como hace dos años que está con quistes en los ovarios sus papás pusieron un freno al tema de la natación y recién este año volvió a entrenar con miras a los Juegos Latinoamericanos del año que viene (se disputarán en Río Negro), clasificatorios para el mundial de Houston (EE.UU.) en 2021.
"La vida de ella es totalmente normal, no perdió ningún año del colegio, desde hace tres años estudia canto que la apasiona. Cuando termine la secundaria creo que se va a dedicar por el lado de la música y el arte, le gusta mucho la comedia musical y el teatro", dice su mamá. Y agrega: "Después de todo lo que pasó no la exigimos para que saque un 10 en todas las materias, le decimos que tiene que estudiar por ella, pero que lo haga tranquila y de la mejor manera posible para poder pasar de año. Ya pasó por mucho, queremos que sea lo más feliz que pueda".
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