Cuando hablamos de cosmética, la piel facial puede agruparse en cuatro categorías principales, que a su vez, combinadas, representan 16 subtipos: piel seca o grasa, sensible o resistente, pigmentada o no pigmentada, arrugada o tersa. No obstante, a lo largo de la vida de una persona, su tipo de piel -que no es estático- puede ir cambiando por distintos factores como el ambiente, el fotoenvejecimiento y las enfermedades. Hablamos con la Médica Dermatóloga especializada en estética, Oriana Scotto D'Abusco (MN 134.412) para que nos asesorara sobre los productos que mejor efecto tienen sobre cada problemática.
Piel seca
En general es pálida y tiene una textura áspera. Esto ocurre por una disminución de las ceramidas y del sebo de la piel, lo que lleva a una alteración de la barrera cutánea y a una evaporación del agua. Esta incapacidad de retener agua hace que la dermis sea más vulnerable a elementos externos, como el sol, el calor o el viento.
Para este tipo de pieles lo mejor es utilizar productos reparadores que contengan ceramidas, ácidos grasos y colesterol, además de cremas humectantes con glicerina, sorbitol, acido hialurónico, urea, propilenglicol y emolientes como lanolina y vaselina.
Piel grasa
Este tipo piel puede o no estar acompañada de acné. Cuando esto se vuelve un problema, existen tratamientos como el peróxido de benzoilo o los antibióticos, que siempre tienen que ser indicados por un dermatólogo. Mientras que cuando no hay acné, lo ideal es utilizar retinoides (vitamina A) o agentes tópicos como los hidrogeles y los talcos.
Piel sensible
Mientras las pieles resistentes no constituyen un problema, y permiten utilizar productos sin miedo a desarrollar reacciones adversas como rash, acné o picazón, la piel sensible no tolera el uso de cualquier producto cosmético facial. Entre otras reacciones, puede presentar irritación, sensación de picazón o quemadura y hasta enrojecimiento. Lo mejor es usar productos hipoalergénicos y agentes antiinflamatorios tópicos, como la manzanilla, el árnica y el aloe vera, entre muchos otros.
Piel hiperpigmentada
Este problema se caracteriza por una hiperpigmentación en la piel de la cara y el cuello, que puede darse como melasma (manchas marrones), pecas o manchas solares. Lo ideal para impedir el desarrollo de pigmentación cutánea es usar productos que contengan vitamina C, hidroquinona y acido kójico. Igualmente, siempre lo más importante es cuidarse la piel usando un factor de protección solar adecuado.
Piel con arrugas
El envejecimiento de la piel es un fenómeno complejo que refleja procesos internos y externos. Los primeros tienen que ver con la herencia individual y el paso del tiempo, mientras que los segundos corresponden a factores como el tabaco, la malnutrición y la exposición solar. Tené siempre en cuenta que el 80% del envejecimiento facial se debe a esta última, por esa razón tu principal aliado es el protector, además del ácido hialurónico y los antioxidantes como la vitamina C.
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