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6 dilemas que toda madre enfrenta al volver a trabajar después de la licencia




El mentoreo para madres es la nueva herramienta para sentirse acompañada y potenciar aptitudes en la vuelta al trabajo poslicencia.
  • QUÉ TE PASA: "Quiero pedir home office"
El objetivo de volver empoderada de la licencia de maternidad es dar lo mejor de una. Y cuando vos das lo mejor, das mejores resultados, que es lo que más les interesa a tu jefe y a la empresa. Entonces, si el pedido es que necesitás trabajar una vez por semana desde tu casa, tenés que plantearlo con conciencia de que eso será lo mejor tanto para vos como para la compañía. Ponerte en el lugar de tu jefe para llevarle una solución y no un problema: proponerle, por ejemplo, un esquema por objetivos y probarlo dos o tres meses para ver si les sirve a todos. Para tener más chances de que te den el beneficio, no solo es clave conocer las necesidades de tu jefe y de todo el equipo, sino también conocer bien tus fortalezas y hacerlas ver. Saber por qué vos sos importante para la compañía, tu diferencial, tu valor, y venderte bien.
  • QUÉ TE PASA: "Mis pares no tienen beneficios"
Si esperás que todos tengan beneficios, estás buscando un ideal que muchas veces paraliza. En cambio, si le planteás a tu jefe e incluso a tus pares: "Empecemos a usarme como caso de éxito. Si lo mío funciona, sentamos precedente y va a poder funcionar para todos", la cosa cambia. Para que no haya quejas o celos, hay que aclarar: "No trabajo menos horas, las estoy administrando distinto. Y en términos de objetivos, voy a entregar los mismos resultados". Ponete en el lugar de cada uno y llevales un mensaje de por qué es importante apoyar desde cada lugar, involucralos. Si realmente queda demostrado que se pueden dar los mismos (o mejores) resultados teniendo mayor flexibilidad, se usa este primer caso como ejemplo para inspirar un cambio un poco mayor. Quizá no haga falta hablar con todos. Vos sabés cuáles son los influencers internos. Sé estratégica, fijate qué quieren o necesitan, sé empática, tené conversaciones ad hoc y ajustá tu propuesta a la mejor opción para todos.
  • QUÉ TE PASA: "Soy jefa y me cuesta cortar"
Aunque estés en una empresa súper pro maternidad, con lactario, a veces puede darse que, por tu posición, sientas que no te las podés tomar. No es que no puedas, muchas veces no querés irte antes o perderte de una reunión fundamental, porque sentís que te desposicionás en términos de competitividad. Es importante saber que, como líder, no solo das el ejemplo con tus aportes intelectuales, sino también con tus acciones. Y hay momentos para todo. Quizá sean unos meses para ponerle un freno a la exigencia y saber decir "hasta acá". Lo que se ve de vos es lo que dejás como mensaje para las generaciones que siguen, para quienes aspiran a determinada posición: si ven que su objetivo de crecimiento implica esclavizarse a un cargo y no poder ni asistir a un acto escolar, van a terminar abandonando el camino antes de ascender.
  • QUÉ TE PASA: "Mi empresa es un cero"
No podés irte antes, el baño es súper incómodo para sacarte leche, terminás guardando tu leche en la heladera común, con tu nombre escrachado. No vas a poder cambiar el contexto, pero ¿qué podés hacer para convivir con esta realidad y no quedarte en la queja? Cambiar de compañía es un chino, porque acabás de ser mamá y no es un buen momento para arrancar un trabajo nuevo. Tomate este tiempo como un periodo de transición, armate una rutina nueva y empezá a funcionar desde otro lugar, desde una nueva identidad, acostumbrándote a ese nuevo espacio. Si vos lo ves como un período súper chiquitito en muchísimos años de carrera, te vas a mirar con más amor y menos exigencia. Hoy no la estás pasando del todo bien, pero estás decidiendo apostar a tener determinado estilo de vida en sintonía con determinada posición, dentro de un par de años. Si lo pensás como algo transitorio, lo minimizás.
  • QUÉ TE PASA: "Me hacen planteos en casa"
¿Qué pasa cuando volvés a trabajar y tus hijos ya son grandes? ¡Qué dificil el "quedate, mamá"! Si la bendita culpa es el problema, hablá con ellos. Van a entender que para vos es importante trabajar porque te realiza como persona, te da libertad, te desafía intelectualmente. Aunque tus hijos sean la prioridad, mostrarte en otros roles y con otros intereses es una forma de fomentar en ellos la curiosidad. Si lo hablan, ya no es más "se fue mi mamá, no sé por qué y de repente ya no está conmigo las 24 horas"; cobra un sentido diferente. Explicándole tus razones, positivizás la distancia. Los chicos van a querer siempre que estés todo el día con ellos, siempre te van a reclamar más. El vocabulario y el diálogo van a ser acorde a la edad de los niños, pero lo importante es mostrarles qué hay por detrás de ir a trabajar: tus necesidades, tu pasión, tus ganas. Y si el que te pide que te quedes en casa es tu pareja, es lo mismo. Hablar siempre es el camino.
  • QUÉ TE PASA: "¿Y si quiero dejar el trabajo?"
Si querés quedarte en casa unos años, lo más importante es que la decisión sea cien por ciento tuya, no de tu pareja que te dice "quedate con los chicos que yo voy a trabajar", no de tu mamá que te dice "vos tenés que quedarte para estar presente en esta etapa". Si realmente lo evaluaste a conciencia y decidís que te querés quedar dos años o tres, hasta que vayan al jardín o lo que fuera, no pases factura ni te llenes de culpa. Toda decisión tiene una ganancia y una pérdida, pero si una positiviza las ganancias y minimiza las pérdidas, gana siempre. Para esto, escuchate y deciles "chau" a prejuicios y estereotipos. Desterrá los pensamientos: "me estoy quedando y no tengo libertad económica o no me reconocen el trabajo"; "laburo un montón como ama de casa y nadie me lo reconoce"; "cuando vuelva, voy a tener que retroceder un montón de casilleros". Vos elegiste quedarte y podés hacerlo. Ya ganaste. Lo que sí tenés que hacer es involucrar a tu pareja en la decisión y establecer una dinámica de cómo va a ser ese quedarte en casa, qué esperás vos, qué espera él y cómo hacer una rutina que les sirva a los dos. •

Volver empoderadas

Por Silvina Prekajac. Directora y fundadora de Giving Birth.
Si en esta nueva etapa se ponen en juego habilidades fundamentales para lidiar con contextos cambiantes, ambiguos y complejos, ¿por qué no empoderarnos desde la maternidad en el ejercicio de nuestra profesión?
Algunas de las capacidades que se desarrollan siendo madre son visión estratégica y orientación a resultados, change management, gestión del tiempo y manejo de prioridades, liderazgo de equipos, resiliencia, creatividad, innovación, capacidad de inspirar y movilizar... ¿Cómo podemos capitalizarlas en el trabajo?
El empoderamiento desde estas capacidades es clave para ganar confianza en un momento en que parece que nos olvidamos de quiénes somos y qué podemos dar como profesionales. Poner la mirada al servicio de nuestra profesión en sintonía con nuestra maternidad nos posicionará desde otro lugar en nuestro regreso. Probalo.

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