Hoy por la calle me dijeron: "Andá a lavar los platos".
Qué antigüedad. Yo de hecho, antes de salir de casa, ya los había lavado.
Los había lavado, había hecho mi cama, había vestido a los niños, preparado los desayunos, revisado los depósitos de la cuenta del banco, respondido mails y ya me había también bañado y cambiado.
Salí para el sanatorio, pensando en los horarios. Calculando los minutos y segundos para llegar a tiempo a todos lados. Y sí, iba como en otra, seguro por el medio y a 2 por hora.
Y una mamerta me grita que vaya a lavar los platos desde su mega 4x4, con la boca inflada como un zepelín.
Y me dieron ganas de bajarme del auto y trompearla.
Pero no, me corrí, toda apuradita y urgente. Me asustó la muy desgraciada.
Y yo la miré casi llorando.
Y le hice fuckyou.
Y le dije así, con la boca, modulando bien: "V I E J A"
A veces no puedo con todo.
Y mucho menos, con todo bien.
LA NACION