El escenario. Ahora es el trabajo el que va con uno
Tradicionalmente se decía que uno iba al trabajo, hoy en día la realidad del mundo laboral nos permite observar uno de los cambios más importantes e impactantes en esta dirección: el trabajo va con uno y lo llevamos adonde queremos. Es más, en ciertas actividades y profesiones vinculadas al capital intelectual, toda la información requerida para desarrollar exitosamente la función -a diferencia de grandes oficinas, con archivos, bibliotecas, etc.-, sólo se requiere de un dispositivo móvil cuyo peso es poco significativo.
A partir de esta modificación de la matriz de base, empiezan a diferenciarse fundamentalmente tres tipologías principales de trabajadores: los de lugar fijo -que cada día concurren a un mismo espacio físico-, los teletrabajadores -que lo hacen desde sus propios hogares- y los nómades. Estos últimos tienen la característica diferencial de que gran parte de su tiempo lo pasan movilizándose de un lado a otro y tienen un "tercer lugar" en el que en algún momento del día se quedan para realizar diferentes tareas. Su plataforma de operaciones puede ser un bar, una oficina compartida o incluso una plaza, si el tiempo los acompaña.
Los nómades están en crecimiento constante, tienen algunas particularidades que los distingue de los otros dos y que, de seguir manteniéndose la tendencia actual, pasará a ser una parte significativa del mercado total. Pueden ser consultores, publicistas, vendedores de servicios, tecnólogos o agentes de propaganda médica; algunos de ellos en relación de dependencia, otros, autónomos. Todos tienen en común su dinamismo, la rutina itinerante y la necesidad de detenerse en algún momento para conectarse, revisar lo realizado y planificar sus próximas acciones.
No para todos
Más allá de lo seductor que resulte a priori para muchos la propuesta de libertad permanente, el no anclaje a un mismo lugar, con la supervisión permanente de un jefe observándonos de cerca, hay que considerar que no toda persona puede sentirse cómoda y expandir al máximo su potencial trabajando con esta modalidad.
El carácter adecuado, la autonomía para manejarse sin control cercano, la iniciativa para no depender de otros, la disciplina y responsabilidad para respetar lo programado, el foco para concentrarse en lo esencial y la capacidad de manejar las relaciones apropiadamente son factores críticos de éxito.
Asimismo, las oportunidades que brindan a las propias personas la posibilidad de cumplir sus metas como nómade son muchas: estar en contacto permanentemente con impulsos diferentes y cambiantes para innovar, conexión con otros colegas que pueden complementar y potenciar la propia tarea, flexibilidad para adaptarse rápidamente a situaciones novedosas y ahorros de activos fijos que podrían transformarse en capacidad ociosa gran parte del tiempo.
Como todo en la vida, la perfección no existe y hay diferentes opciones para distintos estilos personales. La clave está en encontrar el punto de encuentro entre la pasión, la modalidad adecuada y el reconocimiento apropiado. De cada uno depende buscarlo para poder encontrar su momento y su lugar en el mundo laboral.