Pura sangre italiana. Hay una constante que entra por los ojos y que sigue en las sensaciones al volante. Si "lo italiano", como un valor, está presente siempre en cualquier Alfa Romeo, en el Giulietta Veloce, el vínculo se profundiza. Esta versión, la más radical del hatch que a nuestro país llegó en 2010, tiene pimienta de sobra para darle el toque definitivo a un modelo que se concentra en las prestaciones, en un manejo deportivo y en una silueta con personalidad para abrirse paso con cierta soberbia.
Cuando arribó al país hace ocho años, la versión más potente se llamaba Quadrifoglio, una denominación conocida para los puristas de la marca italiana y que expresa la máxima deportividad. Ahora, esa denominación que tenía su anclaje gráfico con un trébol verde de cuatro hojas se dejó para los superdeportivos, como el Giulia de 510 CV.
Este modelo prescinde del trébol, pero igual suma potencia. La variante Veloce tiene motor 1,8 turbo de 240 CV con caja automática de seis marchas. Y es una de las grandes opciones para quien busque un auto de calle con prestaciones y dinámica para salir a divertirse a un circuito.
No es para cualquiera
El Giulietta tradicional se destaca por su diseño, en especial por un frontal muy italiano que recuerda a las grandes marcas de deportivos, liga en la que Alfa también juega. Pero en la versión Veloce eso está potenciado. En primer lugar, aparece la pintura gris mate que es exclusiva para este modelo y que se asocia a vehículos extremos de Maserati, Mercedes AMG, entre otros. Superdeportivos de lujo que nada tienen que ver con este auto terrenal que, no obstante, se les parece y tiene lazos directos.
La parrilla ofrece nervaduras pronunciadas que conectan con la parrilla característica de Alfa Romeo en forma triangular. Otros elementos diferenciales: la toma de aire inferior con un marco rojo, faros de Xenón, una delicada línea de led, llantas de 18 pulgadas y el Caliper Brembo, en rojo, que connota sus frenos deportivos y redimensionados con respecto a las versiones estándares. El lateral simula rasgos de cupé, con las manijas de las puertas traseras camufladas.
Para que quede claro: este Alfa Romeo tiene un público muy puntual. Por eso deja de lado, quizás llamativamente, algunos elementos de confort para concentrarse en el manejo y en las prestaciones. Entonces, en contrapeso, incluye unas butacas espectaculares que remiten al mundo de las carreras con cuero Milano, perforadas, con costuras y apoyacabezas integrado. Pero los ajustes son manuales. Tiene apliques de aluminio, pedalera y volante deportivos, pero no navegador ni cámara de retroceso ni interfaz para espejar aplicaciones de celulares en una pantalla de cinco pulgadas de definición modesta. Queda claro: todo está puesto en función de las sensaciones al volante. Quien busca un deportivo picante y un auto con todo el ADN Alfa tal vez ni siquiera repare en esos detalles. Para otro tipo de usuario, algunos faltantes serían un pecado. Y, para ellos, de todos modos, no está hecho este Giulietta Veloce.
El baúl es de 350 litros, promedio para un hatch compacto de 4,35 m. La habitabilidad de las plazas traseras no es mala, ya que tiene 2,63 m de distancia entre ejes. Pero los tonos oscuros y el porte de las butacas delanteras dan cierta sensación de encierro a quienes viajan atrás. Misma lógica, ya lo habrá deducido. Sí cuenta con climatizador automático y techo solar eléctrico.
Pide pistas
El motor, como ya se dijo, es el 1,8 turbo de 240 CV asociado a caja automática de seis marchas, con levas al volante. La tracción es delantera. Mantiene el sistema DNA para elegir entre tres modos de conducción: dinámico, natural y all weather. Este último sirve para condiciones de baja adherencia y recalibra sistemas de asistencia.
El auto tiene un comportamiento excepcional, en especial en modo dinámico, con una velocidad máxima de 242 km/h y una aclaración de 0 a 100 km/h en 6,5 segundos. Para alcanzar estos parámetros es clave la excelente relación peso-potencia, uno de los puntos altos de Alfa Romeo gracias al uso de materiales ligeros en la construcción. Traducido: con 240 CV logra valores que otros modelos consiguen con más caballos. También es importante el comportamiento de la caja de cambios TCT, que hace que el pase de marchas sea imperceptible en cualquier situación. En modo dinámico le da más rienda al cuentavueltas, aunque siempre actúa como un padre: no deja pasar ciertos límites e incluso con la opción secuencial puede hacernos un cambio sin autorización. Cuida el motor. De todos modos, el doble embrague funciona muy bien y queda claro que no hay caídas, ya que está acoplada la marcha antes de necesitarla. También es importante cierto retardo en el control de estabilidad que deja que el auto patine un poco ante la aceleración brusca, donde aparecen los 350 Nm de torque. El manejo es más divertido y, con los frenos Brembo más la dirección precisa, lo convierte en un auto que necesita ser llevado a las pistas. Pide track day: a altas velocidades encuentra su mejor rendimiento, con aplomo y una excelente tenida en curvas.
El consumo en ruta es menor a seis litros cada 100 kilómetros en modo neutral y a velocidad constante. Pero, seguramente, el alfista preferirá ir en modo dinámico, que eleva los consumos, pero mejora notablemente la reacción al acelerador.
En materia de seguridad, llega con seis airbags, anclajes Isofix, frenos ABS con EBD, control de estabilidad, control de tracción, asistencia al arranque en pendiente y control de presión de los neumáticos. ¿El precio? US$ 49.850.