Newsletter
Newsletter

Animate a encarar nuevos desafíos en tu vida

Ante lo desconocido, es posible convertir la vertiginosa sensación de abismo en una oportunidad para crecer. Como en el añorado Tetris, animate a saltar de pantalla.




No había mejor sensación, cuando éramos chicas, que prender el Game Boy (un poco machista, el nombre, ¿no?) y buscar que Mario pasara de nivel cada vez en menos tiempo, enfrentando desafíos, aplicando trucos que nos enseñaron compañeros del cole para ganar vidas, con el objetivo de superar a nuestra yo del pasado. Eso, aunque de distinta manera, lo hacemos hoy también. En nuestra vida vamos atravesando niveles, con mayor o menor dificultad, vamos ganando “comodines” o ayudas y los vamos perdiendo en pruebas difíciles; vamos adquiriendo nuevos poderes y sabidurías que nos servirán para saltar hacia otro nivel, con otro entorno más desafiante que el anterior. Y aunque estos “saltos de pantalla” son intrínsecos al ser humano, muchas veces nos toca decidirlos aun sin saber bien cuál es el próximo nivel que nos espera, qué obstáculos o recompensas tendrá. Es que saltar es concretar un cambio, y esto lo vuelve imprescindible para no quedarnos quietas e inmóviles. En definitiva, para seguir jugando.
Seguro ya viviste varios “saltos de pantalla” o sentís que estás próxima a dar alguno –pensá un segundo cuáles fueron los tuyos hasta ahora–; la clave pasará entonces por identificarlos y por preparar tus recursos –mentales y emocionales– para el despegue y la exploración de lo que se viene. Seguro no te vas a aburrir. ¡Game on, baby!

EL MOMENTO PRESALTO

El momento “pre salto de pantalla” es difícil porque, al reconocer que estamos a punto de saltar hacia otro trabajo, país, relación o etapa personal, hay algo que inevitablemente se empieza a cerrar, que vas viendo que te queda atrás o simplemente te queda chico y, como en todo cambio, hay partes que –aun sin querer– las perdemos. Y ahí aparecen los famosos costos del salto, esa sensación de angustia por lo que vamos a dejar y el miedo hacia lo desconocido. Es lógico, quizá no sepas la que te espera exactamente, pero tené presente que seguís jugando. Qué necesitás para dar el paso:
Impulsate en piso firme: es muy importante cuidar el ambiente que nos rodea y estar atentas a las cosas a las que nos exponemos, sobre todo si estamos en un momento de crisis o de cambios fuertes. Hay grandes decisiones que solo debemos consultarlas con nuestra voz interior, y por eso hablar de este posible cambio con ciertas personas de nuestro entorno es una decisión consciente. Podemos buscar amigas, parientes o colegas que nos den el impulso necesario, o buscar opiniones –quizás inconscientemente– que nos terminen boicoteando. Por eso, cuidá y elegí con quiénes conversás sobre tu salto para que las opiniones te lleven a elegir buenas pantallas para vos, de tu tamaño y en relación con tus intereses.
Oportunidad: cuando una posibilidad externa entra a nuestra pantalla para ponerla “patas para arriba” y analizar si queremos cambiar hacia otra pantalla o queremos quedarnos un rato más en la que estamos. La oportunidad tiene una dirección y es hacia delante, hacia el futuro, pero, al mismo tiempo, su mera aparición nos hace preguntarnos sobre nuestro presente y analizar cuán satisfechas estamos con él. “¿Por qué ya esta pantalla no me motiva a jugar?”, sería la pregunta para hacerte.
Conocimiento: en toda pantalla de la vida vamos adquiriendo nuevos saberes y hay algunos que nos impactan y movilizan más que otros. Estos saberes pueden generarnos cambios internos y es una decisión saltar hacia ellos para convertirlos en acción.
Imitación: como no vivimos en una burbuja, nuestro entorno y ambiente nos va construyendo y también lo que vemos de otras vidas nos va definiendo. Muchas veces, admiramos al otro y deseamos su estilo de vida, el tipo de relación que pudo construir con su pareja, admiramos la garra que tuvo para crear un emprendimiento o la fuerza para ponerse al hombro un negocio. Ese impulso ajeno puede transformarse en un cambio propio, en un motor poderoso que puede inspirarnos a saltar y empaparnos de creatividad y valor para dar el gran paso.
Frustración: cuando una pantalla ya no nos presenta desafío alguno –o sea, seguís dando vueltas y canchereando con cosas que te salen de taquito– o sentimos que ya dimos todo y lo que antes era novedoso hoy es rutinario, quizá genera una crisis que precipita un salto. Ya sea para probarnos y probar que podemos más o en búsqueda de reconocimiento social y/o económico. Este upgrade impulsado por la frustración contribuye a decidir un cambio (antes de que te quedes dormida al ver tu propio presente).
Factor evolutivo: se trata de nuestro reloj interno que es muy diferente de ese reloj quemabocho tipo pájaro carpintero que repite una y otra vez “ya tenés edad para...” o “fijate que se te está pasando el tren...”, porque ese pajarito no viene del deseo o del límite del tiempo, sino que a veces son exigencias externas. Ese reloj interno es el que corporalmente nos da avisos de que estamos en otra etapa de la vida en la que buscamos nuevas formas de ser en el mundo. El deseo de la maternidad, de un vínculo estable de pareja o de cierta estabilidad emocional pueden ser claros ejemplo de este reloj, pero, ojo, el trabajo interno para palparlo debe ser arduo y cariñoso con nosotras mismas para no confundir nuestro reloj con el reloj social.

HACÉ LA CKECK-LIST DE TUS RECURSOS

Cuantas más herramientas tengamos, mejor vamos a poder bancarnos los costos. Hay gente más organizada que puede representarse mejor el futuro, pero aun así siempre hay cosas imposibles de prever. Es como pensar cómo vas a ser cuando seas madre antes de serlo, cómo vas a desenvolverte siendo jefa cuando todavía sos empleada o cómo te va a pegar la convivencia con tu pareja si hace mil que vivís sola.
Otra variable que podés contemplar es el tamaño de tu nueva pantalla: hay “pantallazos” enormes, casi momentos bisagra en la vida de una persona, que a veces no podemos afrontar de una. Por eso, cuando no te sientas con los recursos para encarar algo tan grande, empezá por pantallas menores, porque si mirás solo lo grande, te quedás en la impotencia. En cambio, si te fijás en pantallas más chicas o incluso en los “pasos” dentro de una pantalla, te vas a sentir más dueña de tus recursos.
También quizá seas de las personas que se estresan antes del salto o de las que piensan: “Después de saltar me ocupo”. Todo vale y no hay una forma correcta de saltar, pero sí hay que saber que el salto tiene fallas. El miedo a saltar y el “no voy a poder” existen, pero no hay que quedarse ahí: apoyate en tu entorno o en tus recursos internos que te alienten, que te den confianza y la fuerza necesaria.

VIVÍ EL SALTO SIN ANSIEDAD

¡Saltá como quieras, pero saltá! Cuando llega el momento, tu cuerpo ya se empieza a inquietar (acordate, si no, de lo envalentonada que estabas por subirte al trampolín y cómo te temblaban las rodillas en el borde de la tabla). Pero ojo, que a veces la ansiedad nos puede jugar una mala pasada y, por no soportar la seguridad de no tener un piso firme o un horizonte seguro, precipitamos el salto hacia cualquier lado. No te apures para llegar a un orden: a veces, solo saltamos en búsqueda de un piso sólido antes de que estén dadas las condiciones. .
El salto como resultado de un proceso que culmina también es el origen de uno que comienza. Y, por ende, todo salto de pantalla es múltiple, se da en muchos carriles a la vez –por ejemplo, si cambiás de país o de trabajo, seguramente también se reacomoden tu casa, tu cotidianeidad, tus costumbres o las personas que te rodean–. Para saltar, basate tanto en esos “fuegos artificiales” de lo que te espera como en lo que dejás atrás para impulsarte con confianza y optimismo. Aunque no conozcas los nuevos desafíos, son nuevos, y eso trae ilusión y esperanza. El salto importa solo porque conlleva dejar atrás un contexto y sumergirse en otro: una transformación del panorama, un cambio rotundo de escenario.

¿Y AHORA QUÉ?

Y sí, después de la excitación de saltar, se siente extraño y raro al principio. Hay que observar y tomarse el tiempo para ir reconociendo el terreno hasta tener paso firme. Eso puede tardar y en este proceso exploratorio también vas a visualizar los verdaderos costos que tuvo el salto. Pero ¡también los beneficios! Quizás hayas hecho un muy buen presupuesto a priori, pero aun así, hay que arremangarse y vivirlos: se puede calcular un poco el salto, pero difícilmente hayas tenido todas las variables contempladas. Hay costos que seguro te mentalizaste y otros que no; hay personas y tipos de relaciones que se habrán quedado en la pantalla anterior. Amigos y familiares que pensaste que iban a seguir con vos “vayas a donde vayas”. Si no fue así, de nada sirve quedarte en la pérdida, pero lo perdido falta, y hay que poder vivir esos dolores –que seguro van a existir– junto con ese estimulante gustito a novedad, esa posibilidad de un nuevo comienzo, de empoderarte y llenarte de nuevos recursos. Pensá que ese salto, esa elección, es sinónimo de crecimiento, de madurez, de evolucionar. Saltar es, finalmente, elegir que tu juego se siga jugando. •
Y vos: ¿estás por dar un gran salto? ¿Uno pequeño? Según tu experiencia, ¿qué puede ayudar a tomar las mejores decisiones al enfrentarnos a un nuevo desafío? Leé también: Cama tomada: "No tenemos dónde hacerlo"y Nueva sección: Volver a empezar

Las más leídas

Te contamos cuáles son las notas con más vistas esta semana.

¡Compartilo!

En esta nota:

SEGUIR LEYENDO

Cómo decorar tu casa con antigüedades y muebles vintage

Cómo decorar tu casa con antigüedades y muebles vintage


por Carolina Cattaneo
4 secretos milenarios del sexo tántrico para conectar con tu pareja

4 secretos milenarios del sexo tántrico para conectar con tu pareja


por Daniela Chueke Perles
Ejercicios para evitar la incontinencia urinaria

Afecta a 1 de cada 4 mujeres. Ejercicios para evitar la incontinencia urinaria

Tensión muscular: cuál es el origen de cada uno de los dolores

Tensión muscular: cuál es el origen de cada uno de los dolores


por Cecilia Alemano
Tapa de revista OHLALÁ! de abril con Gime Accardi

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.