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 • HISTORICO

Armar redes: seis miradas sobre la importancia de los contactos para cada área de tu vida




Aunque ahora estemos separadas, un hilo invisible nos une. Son esos lazos que nos conectan, nos dan sostén y nos permiten sentirnos parte de un todo. ¿Cuál es el entramado de tu universo hoy? Te proponemos una serie de enfoques: filosóficos, astrológicos, musicales y hasta corporativos donde cada uno suma algo nuevo. Y así nos retroalimentamos entre todos.

Armar redes, una forma de salida

Por Darío Sztajnszrajber, filósofo. @dstajnsrajber
La cuarentena nos trajo, como todo acontecimiento que nos socava de raíz, situaciones de todo tenor. Tal vez resulte necesario salirnos de la grieta entre las lecturas optimistas y pesimistas, para pasar a una lectura más transformadora: casi sin quererlo, todo este acontecimiento nos obliga a reinventarnos. Por eso, en el caso de las redes, no se trata de esas lecturas pro tecnológicas que agradecen la existencia del soporte tecnológico y celebran a las redes sociales como un modo de solventar el vacío dejado por el vínculo presencial. Como si se tratara de una nueva confirmación de los efectos benéficos de la informática para con el ser humano: cuando ya no pudimos encontrarnos, una vez más la tecnología nos salva. Pero tampoco se trata de lo contrario; esto es, las lecturas apocalípticas que frente a la cuarentena vislumbran la distopía futurista de un mundo donde, a partir de ahora, nada se hará por fuera de la pantalla. Como si se tratara, en este caso, de la muerte del espíritu humano en manos de Internet.
Claramente, no saldremos de esta situación ni mejores ni peores. En realidad, no saldremos, ya que no se trata de un lapso que comienza y termina sino de una transformación de lo que somos. Nuestros vínculos sociales fueron mutando en sus formas y la cuarentena los resignificó una vez más. Habitamos nuevas redes sociales que nos permiten no oponer el lazo presencial al virtual sino ingresar en nuevas formas de conexión con diversos modos de manifestación.
La clave es no dejar de apostar a salirse de uno mismo. Y eso es algo que no podemos hacer nosotros mismos desde nosotros mismos. Hace falta siempre que el otro me descoloque y me exija a un desplazamiento de escape. Armar redes siempre es una forma de salida, por el dispositivo que sea. Comprender que no bien creemos que somos nosotros los que decidimos con quién nos vinculamos, siempre terminamos siendo un nodo en un entrecruzamiento que nos excede.

Una banda de sonido para el futuro

Por Pablo Zuca, radio maker. @pablozuca
Silencio... Ese momento en el que logramos apagar todo, desconectarnos de las noticias, los dispositivos y el aturdimiento. Ya pasó mucho tiempo –días, semanas, meses– de un mundo raro, aquietado, en pausa.
Pero nos reencontramos con nosotros mismos, reconociendo lo que sí y lo que no, escaneando nuestros recuerdos y experiencias. Yo relaciono la mayoría de los recuerdos con sonidos y canciones. Y así le doy fin a ese silencio... La música conecta emociones, personas, memorias. La red es deforme, amplia, infinita, se teje en la imaginación para crear un nuevo estado, que es sanador, catalítico, nos hace bien y ayuda a desahogarnos para ir más livianos. Porque, al final, no importa lo que escuches, importa a dónde te lleve o lo que te generen esos sonidos. Todo eso que nos da y permite la música, hoy también nos sirve para construir la banda de sonido de todo lo que pretendemos para el futuro. No sabemos en qué parte de la peli estamos, pero ponerles la canción correcta a los recuerdos que vendrán no es menor. Compartir música para sumar personajes a la historia es lo más lindo de este ritual terapéutico, una manera de expandir el afecto, y dar ese abrazo contenedor que hoy no podemos concretar. El catálogo es inmenso, tejer la red es la terapia que va.

Armá tu mapa de influencia profesional

Por Gaby Hostnik, especialista en inteligencia emocional y coach laboral. @gabyhostnik
La capacidad de armar redes y de influenciar es una competencia profesional que todas tenemos que desarrollar. La clave es ampliar nuestra red de contactos dentro de nuestro ámbito organizacional. ¿Cómo?
  • Incomodarte: para crecer y aprender nuevas perspectivas, herramientas y conocimientos. Tener mucha humildad para reconocer lo que no sabemos.
  • Involucrarte: sobre todo en proyectos de innovación organizacional, eso te dará más visibilidad.
  • Ser mentora: volvete una "persona puente" y fuente de inspiración de otros, acompañando y apostando por las personas e invirtiendo tu tiempo en mejorarlas. Así cultivamos nuestro liderazgo en el aprender haciendo.
  • Influir desde un talento que no es el de tu rol específico: hoy las organizaciones precisan de los que se animan a poner a disposición sus herramientas artísticas, emocionales, de salud, deportivas, etc.
Es fundamental tener claro que precisamos tener vínculos seguros que nos acompañen en el presente, pero sobre todo, que nos puedan acercar al futuro en el que queremos estar. Somos lo que somos por las personas con las que somos capaces de rodearnos y relacionarnos. En esta pandemia volvimos a tomar conciencia del potencial colectivo, de la importancia del pensamiento colaborativo y en red. Y que más allá de que no haya recetas, sabemos que cuando activamos el modo conectivo y empático, somos más auténticas, más inteligentes, más potentes y más humanas.

Maternar en tribu

Por Agustina Ramos Mejía, mamá y creadora de @look_connected
No niego la magia que puede tener un encuentro presencial, pero las redes sociales tienen una capacidad distinta de acompañar. La maternidad muchas veces es solitaria y en la comunidad que lidero el valor no está dado por quién tiene o no razón, sino que trato de ayudar desde un pensamiento empático. Existe mucha necesidad de contar, de expresarnos, de sentirnos acompañadas, de maternar en tribu. Una arma tribu con sus hermanas, con sus amigas, con gente en una plaza. Y en las redes pasa algo similar: la cercanía siempre está. Recuerdo muchos momentos en los que particularmente me acompañaron mucho a mí. No es fácil exponer algunos temas tan personales, porque una siente que se desnuda frente a otros, otros que quizá no te conocen; pero descubrí que no solo me ayudan a mí a transitarlos, sino a otros que pueden están viviendo algo parecido. Escuchar tantas mujeres que se abrieron con sus experiencias a contar dolores muy profundos hace que sea imposible no empatizar y querer ayudar. Cuando la mirada tiene amor, no hay espacio para el juzgamiento ni la crítica.
Ahora, cursando mi tercer embarazo, pasé unos meses muy difíciles. Y la empatía y acompañamiento que recibí de la comunidad fue enorme. Es hermoso saber que una no está sola en lo que siente ni en lo que le pasa. Y el valor de armar redes en estos momentos en los que no nos podemos ver a la cara es enorme, nos reconforta y también ayuda a entender que somos seres sociales y que todos nuestros sentimientos son válidos.

Un ecommerce humanizado

Por Mía Guastavino, business development manager en Ikitoi y profe de OHLALÁ! Makers. @miaguastavino
Uno de los efectos de esta pandemia es que el ecommerce tomó la delantera y creció en tres meses lo que en el ritmo anterior hubiese llevado cuatro o cinco años. Este nuevo contexto implicó que, por necesidad, muchos se animaran a realizar su primera compra online. Este fenómeno trajo un cambio en las reglas de juego del mundo online: ya no es suficiente con publicar foto y descripción y sentarse a esperar que lleguen las ventas.
En mi experiencia en Ikitoi, donde vendemos juguetes originales, nos dimos cuenta de que hay dos barreras para la compra online en pandemia. La primera es la frialdad con la que se enfrenta una persona al elegir un regalo frente a la pantalla, sin poder verlo ni contar con la calidez de una persona que la acompañe en ese proceso de elección, que responda sus dudas, los pasos a seguir para adquirirlo y que llegue en tiempo y forma a destino.
Por otro lado, con este contexto de extrema incertidumbre, y con tantos servicios de venta online, los clientes están buscando marcas en las cuales poder confiar, y en eso la relación uno a uno es todo. Vemos que ya nadie confía en la información publicada en el sitio; hace falta, además, una instancia de validación conversando con una persona. Es por eso que decidimos convertir la experiencia de compra online en una conversación uno a uno con nuestros clientes, en la que recreamos el asesoramiento y acompañamiento que tendrían en una compra presencial. Ahora que la confianza en la marca es todo, es más importante aún que lo virtual sea un intercambio entre personas. Pasa a ser un rato de conexión, en el que, por un momento, la charla digital logra acercarnos un poco más.

Mezclarnos en la era de Acuario

Por Victoria Herrera, astróloga, escritora y creadora de lamarencosmos.com. @astroviking
En la rueda de la vida, el Zodíaco, hay dos momentos en los que surge una comunidad; el primero es el momento Cáncer, el segundo es Acuario. Mucho se viene hablando de la entrada en la era de Acuario, y por más que palabras como "red", "creatividad" o "libertad" nos queden divinas para imprimir remeras, lo cierto es que, a la hora de la verdad, hay una gran distancia entre cómo venimos viviendo la grupalidad y el salto de conciencia que propone lo acuariano. El humano, por mamífero, es canceriano. Nacemos en el cuerpo de mamá, nos protege la manada. Tenemos miedo de lo diferente, cerramos, por tanto, excluimos. Nuestra primera identidad es por pertenencia, es decir, sentimos que somos cuando estamos envueltas en huevos energéticos con forma de madre, familia, tribu, cultura, país. Nos simbiotizamos en cada una de esas pertenencias y, a cambio, entregamos bienes tan preciados como la individualidad y la libertad.
La comunidad acuariana es muy distinta; el encuentro es por afinidad y la diversidad es el valor que permite que el grupo crezca en creatividad y libertad. El reconocimiento no es por historia compartida, ni siquiera por afecto, lo que nos une es justo lo que nos diferencia. Pasar de un estadio a otro es todo un desafío, y no es posible si no tocamos previamente el dolor de la exclusión, la pérdida de libertad y creatividad que supuso esta manera histórica de vincularnos. Para darnos cuenta de que no es el fin del mundo sino el nacimiento de uno nuevo, hay que asumir que en lo conocido es donde más perdidas estamos. Perdidas del resto y de nosotras mismas.
Toca despertar una inteligencia vincular que nos permita relacionarnos con seres diferentes. La red es un entretejido que nos une y nos sostiene; cuando aprieta, no es red, es cadena. No estamos separadas ni siquiera de esos con quienes nos contamos como enemigos. No somos iguales, no hace falta que lo seamos, no hace falta que pensemos lo mismo. Si nos atrevemos a romper la ilusión de ver todo de la misma manera, podremos abrirnos juntos a la información que nos traemos. Y en esa apertura tal vez descubramos que el amor, cuando se lo deja de acotar, se multiplica, y podremos celebrar, al fin, la suerte de mezclarnos. Bienvenida sea la diferencia, el derecho a reinventarse, la freakeada, el imprevisto y todo eso que nos permite dejar de construirnos para pasar a descubrirnos. Aguante la red.

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