Newsletter
Newsletter
 • HISTORICO

Aventura mexicana




Nuestra luna de miel mexicana tuvo de todo. Playas increíbles, de esas con el agua tan transparente que te ves los pies aunque estés con el agua por la cintura, ruinas mayas, comida picante, pececitos de colores, visitas a cenotes y viajes por ríos subterráneos. Nos encantó.
Fuimos a Tulum y a Playa del Carmen, y en los dos lugares nos quedamos en hoteles All Inclusive, que tenían playa (y pileta) ahí mismo. El tema es que, después de los primeros dos días en los que nos dedicamos a estar tirados en las reposeras y a meternos al mar, nos empezaron a dar ganas de ver un poco más de la cultura del lugar, y caminar las calles de las ciudades donde nos estábamos quedando. Aparte, yo me había comprado un Lonely Planet (guía del viajero) de la zona, y no quería dejar de explorarla, por más tentadora que sea la playa del hotel con sus mojitos decorados con paraguas.
Así que, el tercer día, nos tomamos unas combis que nos llevaron hasta el centro de Playa del Carmen, de donde salen los ferrys para la isla de Cozumel, que es ¡in-cre-í-ble!!!! Alquilamos una motito para poder recorrerla, y nos pasamos el día haciendo snorkel en varias playas, que eran una más linda que las otras. A todo esto, nunca lo habíamos hecho, pero nos compramos unos equipos para probar en un supermercado y nos la jugamos. Veredicto: es requetefácil y vale la pena, porque ves mucho mejor los peces, algas y corales...
Cuando nos dio hambre, fuimos a un mercado de alimentos, que estaba señalado en mi guía como un lugar donde se come barato todo tipo de comidas regionales. Yo soy bastante fanática de los mercados, y me encanta probar la comida de los diferentes lugares, ver qué frutas hay, y qué comen los locales. Además, estábamos bastante cansados de los restoranes con menús en inglés, y de todo el circuito turístico, así que dejamos la motito, y empezamos a caminar hacia el mercado.Cuando nos empezaron a mirar con cara de "qué hacen estos dos desubicados acá", nos dimos cuenta de que estábamos llegando. Comimos tacos y burritos de varios tipos, que nos iban recomendando los mexicanos que se sentaban en la barra al lado nuestro, buscando un almuerzo rápido antes de volver al trabajo. Creo que fue la comida que más disfrutamos en todo el viaje, ¡y la más barata!
Les dejo un video del mercado:
Nacho se zarpó varias veces con el picante. Ése día fue leve, pero una vez comió el aderezo más más picante de todos, que estaba marcado con una mano que decía PARE, con 5 fueguitos en cada dedo, y fue un momento complicado. Mientras yo lloraba de la risa, Nacho se puso rojo tomate y ahogó sus penas en coca cola. Ah, y perdió la sensibilidad en la boca por un rato, por lo que se le caía salsa por la comisura de la boca y no se daba cuenta. Muuuygraciosooo!
En fin, más adelante les contaré otras aventuras pero creo que lo mejor de todo el viaje fue lo mucho que descansamos. Volvimos con pilas y ganas de hacer cosas, felices de que hace calorcito y de que en dos semanas nos mudamos. Y claro, si durante dos semanas tu máxima preocupación es acordarte de llevar pan a la playa para darles de comer a los peces de colores, claramente vas a volver renovada.
¡Miren la cantidad de pececitos que había en el agua!

¡Compartilo!

En esta nota:

SEGUIR LEYENDO

El último post… snif

El último post… snif

tapa de revista OHLALA! de mayo con Zoe Gotusso

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.