Belleza en cuarentena. Autocuidado en tiempos de encierro
A correr y poner algo en las mejillas, tapar ojeras ya mismo porque en minutos la vida se hace zoom. No importa el pantalón pijama y las pantuflas de plush. Pero ese primer plano... qué terror. Jefes y compañeros de trabajo no tienen por qué saber, a través de nuestra cara, que la noche fue malísima, que el bebé rompe encías, que nos tocó mopa de madrugada porque los pisos no daban más.
La realidad es que quedan dos caminos: abandonarse con la filosofía "ya fue todo" o reinventarse, incluso adquiriendo rituales jamás imaginados. Según un reciente estudio desarrollado por VMLY&R y futures.lat, el uso permanente de aplicaciones de videollamadas impacta en la concepción y hábitos de belleza. Con un foco casi exclusivo en el rostro, en un entorno doméstico y cotidiano, las coordenadas se resignifican y generan nuevas demandas. Se venden menos labiales, las sombras y máscaras se despachan mucho más y, en redes, los masajes faciales son furor. Desde el inicio de la cuarentena, afirma el mismo estudio, el 82% de las mujeres usan menos make up y el 52% cambió sus prioridades de belleza. Pero no es solo una cuestión femenina: los dermatólogos no paran de poner bótox, ácido hialurónico y recomendar luz pulsada para erradicar manchas y arañitas, derivadas del sol... ¡y de los monitores! La pregunta es: ¿qué interpretamos hoy por bienestar? ¿Existe un nuevo ideal de belleza en tiempos de entrecasa? ¿Nos vemos obligados a ir hacia adentro y adquirir hábitos más saludables? ¿Cuál es el mejor camino para vernos bien?
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Una de las consecuencias del aumento de la exposición a las pantallas es la demanda de productos que ayuden a contrarrestar sus efectos nocivos, sobre todo a nivel visual. Hoy se ha vuelto común escuchar hablar de la oculoplastia, que abarca párpados, órbita y vías lagrimales: una subespecialidad dentro de la oftalmología que tiene como fin el embellecimiento de la mirada. El doctor Joaquín González Bartalay, que trabaja esta área en el Hospital Italiano de Buenos Aires, asegura: "Hay muchas consultas, tanto de hombres como de mujeres, llamativamente en proporciones idénticas. ¿Qué me piden o qué propongo? Todos quieren mejorar su imagen, por lo tanto el primer paso es hacer exámenes clínicos y luego se evalúa el tratamiento ideal. Dentro de las diferentes opciones terapéuticas contamos con tratamientos mínimamente invasivos como es la toxina botulínica o los fillers de ácido hialurónico, llegando hasta opciones quirúrgicas cortas (blefaroplastia), que no requiere internación. Aunque en general los cambios del envejecimiento priocular están vinculados a una predisposición genética sumado a una degeneración tisular vinculada a la exposición solar, tabaquismo o uso en exceso de cama solar, es cierto que la cuarentena, con todo el estrés que esto conlleva, aceleró la vejez en la mirada".
Por otro lado, con más tiempo en casa, menos posibilidades de salidas y de viajes, crecen los productos, servicios y soluciones que provean un mayor sentido del cuidado y del bienestar. De ahí que las tendencias auguradas por el estudio de VMLY&R y futures.lat. destacan los indoors spa (rituales de bienestar cotidianos y dentro de casa), skincare (con mucha vitamina D para contrarrestar el daño a la salud de la piel) y productos a base de elementos y packaging naturales.
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"Hay veces que las emociones nos invaden y toman el control", opina la terapista Bernardita Martínez Vivot. "Mi método tiene que ver con el chamanismo. Las sesiones son lúdicas. Utilizamos la palabra, los silencios, los sonidos. Hago terapias florales, gemas, cantos, constelaciones y visualizaciones creativas. Mi fuerte son los instrumentos medicina. Cuencos, tambores, samofones, campanas, sonajas. La gente se va con otra cara. Sonrientes, con los ojos chispeantes que reflejan la calma del alma", explica.
En esta línea, el famoso "somos lo que comemos" está más que comprobado en la vida de Diego Castro, especialista en Raw Food que asegura que la alimentación no es solo la comida y que la belleza no es solo exterior. "Cada día hay más gente que quiere sentirse bien y dejar de intoxicarse –detalla–. Si mejora la calidad de nutrientes que ingerimos, pensamos mejor, estamos de buen ánimo y optimizamos las funciones metabólicas". ¿Qué son los súper alimentos? Aquellos que contienen altas cantidades de nutrientes. "Mi preferido es la espirulina, el alimento con mayor contenido de proteína del planeta–dice Castro–. También es importante consumir cúrcuma, cacao y maca peruana. Este es el momento para fortalecer el sistema inmunológico mediante la ingesta diaria de vitamina C, vitamina D (sol), minerales alcalinos (algas); también hidratarnos e intentar evitar carnes, harinas, alcohol, azúcar refinada, sal de mesa y todas las comidas que tengan agrotóxicos y ultraprocesados. El famoso cajón de los remedios es la heladera. Esa es la clave", concluye el cocinero.
Spa en casa
Diseñadora de experiencias de belleza y especialista en baños sonoros, un método wellness que equilibra cuerpo, mente y emociones. Así se presenta Belén Ortega, quien expone interesantes teorías. "Durante y pospandemia, la belleza cada vez más deberá relacionarse con el bienestar. Primero por obvias razones que tienen que ver con el estado de ánimo. Y por otro lado, el aislamiento dejó bien claro que el cuidarse o verse bien ya no tiene que ver con la mirada del otro sino con la de uno mismo–explica–. En mis sesiones veo que tanto mujeres como hombres quieren sentirse bien y saben que esa es la base para verse atractivos. Ambas cosas irán asociadas por un largo tiempo. Por eso hay hábitos de belleza que se intensifican y otros que quedan atrás. Por ejemplo, los cuidados para la piel se incrementan. Al estar en casa la gente tiene mucho más tiempo para hacerse mascarillas en la cara, pelo y cuerpo. También aparecen los baños de inmersión, la aromaterapia, los auto masajes faciales con piedras de jade o cuarzo rosa como un aliado antiage y relajación", señala la creadora de Beauty Circuits, retiros de belleza en la ciudad.
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Parches de manzanilla, pepino o miel. Aceite de almendras para las pestañas. Parafina tibia en las manos. A veces no hacen falta grandes inversiones para mejorar. "Yo empecé a incorporar rutinas de belleza en casa gracias a la cuarentena. Antes jamás hubiera podido porque vivía a mil y nunca llegaba. Me la paso de Zoom en Zoom, así que no me quedó otra que poner un poco de esmero. Una vez por semana me hago una súper máscara capilar. Mientras, limpio bien la piel del rostro con agua micelar y aplico pepinos fríos. Parece un proceso básico ante tanta sofisticación, pero a mí me sirve y me hace sentir bien. En tiempos de poca peluquería y mucho protocolo (ídem tema dermatólogo), elijo cuidarme sola", cuenta Florencia Aloe, 29 años, experta en marketing digital.
"La belleza es la raíz genuina, esa verdad que no se ve a simple vista", dice Jazmín Calcarami, experta en make up artístico, fundadora de la escuela Kabuki, que también ha trabajado para el Cirque du Soleil. "El encierro nos llevó a revisar nuestra vida, y los cuidados de la piel son un auge. Sobre todo con productos naturales. Se pueden hacer mascarillas faciales con productos que tenemos en la cocina. Darnos el tiempo de un masaje facial cuando nos colocamos la crema y los aceites, es básico. Me parece que el boom son los tutoriales de maquillaje, los cursos, las clases guiadas. Todo eso que antes se postergaba".
Para Rosario López Crozet, relaciones públicas especialista en marcas de belleza y tratamientos estéticos, con la llegada de la primavera hay que ponerse en "on". "Me refiero a la cámara del Zoom. Ya estuvimos mucho en pijama, apagadas y con actitud de no puedo creer lo que estamos pasando. Hay que asumir esta nueva vida, los protocolos e intentar que la cámara se enamore de nosotros. Actitud y tratamientos para salir lo más dignos posibles en esos cuadraditos virtuales que hoy están marcando nuestras horas, y la vida".
Producción de Marysol Antón
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