Ok, cambios laborales no tan terribles para nadie, más bien pueden llegar a hacer un vientito refrescante para todos. Gran Jefe abandona oficina local unos meses y se muda (de puesto y país) aunque no definitivamente. El viernes estábamos todos con la cola entre las patas esperando noticias del tipo "prescindimos de tus servicios". Ahora respiramos más relajados, será el humo denso que despide el habano de Gran Jefe mientras se retira de escena. Veremos qué sorpresa nos deparara el destino en este lugar. Nunca te podés relajar demasiado, puede ser peligroso.
Tuve un fin de semana casi de monje Zen. Lectura, comida saludable, música tranquila y todo en la más absoluta soledad. Pensé que el lunes me iba a agarrar con un poco de ansiedad por no haber hecho nada (de esa cosas que suelo hacer como salir con amigos, tomar unos tragos, visitar lugares), pero no, resulta que vengo descubriendo que soy buena compañía.
De mí misma.