Burbujas sociales. Show musicales en corralitos y sin contacto social
/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/X3E46UXXS5HW3AYUZJIJOETVHE.jpg)
MAR DEL PLATA.– Inolvidable aquella madrugada del último 26 de enero, con más casi 17.000 personas a puro baile sobre la arena y hasta el amanecer al ritmo de Claptone. Casi un año después el reencuentro está asegurado pero con un formato inédito, inesperado. De aquella masa uniforme frente el escenario a este nuevo diseño de burbujas sociales, con no más de 10 personas por grupo y cupo máximo de 2500 asistentes por noche.
La pandemia lo hizo. Rompió un molde histórico de las megafiestas en las playas para abrir una única alternativa con estos boxes con capacidad limitada, dispuestos frente al escenario en una suerte de abanico. Será la temporada de disfrutar de la música entre amigos cercanos, sin margen para interactuar con terceros.
La programación de estos tradicionales espectáculos para la temporada marplatense estuvo en duda hasta hace un par de meses, mientras la ciudad enfrentaba su peor momento de contagios y el gobierno mantenía restricciones amplias, con condiciones de aislamiento obligatorio que no parecían tener un límite temporal preciso. Una mejor realidad sanitaria en todo el territorio nacional y en particular en estas costas permitió avanzar con los proyectos y asegurar no solo la posibilidad de movimiento turístico a partir de diciembre sino, además y muy importante, garantizar buena parte de las propuestas que eran base de la cartelera estival de las últimas dos décadas.
Con ajustes, claro. Porque las medidas de distanciamiento social son una condición esencial en este recorrido hasta los próximos tres meses que, como suele ocurrir, implican un masivo arribo de viajeros a toda la costa atlántica y en particular a Mar del Plata.
Será un verano sin aquellos recitales públicos, abiertos y gratuitos que organizaba el gobierno provincial. Todo lo que sea shows, desde recitales de solistas y bandas musicales a presentaciones de DJ, será en esta nueva modalidad con espacios bien definidos para el público.
"Ya no podemos hablar más de fiestas y festivales porque desaparece como espacio de convergencia la pista de baile", explica el empresario Ariel Gambini, responsable de Mute, el parador que durante las últimas temporadas concentró las más espectaculares presentaciones, en mayoría de casos con artistas extranjeros y de máximo nivel internacional.
En este muy amplio balneario al sur del Faro ya se trabaja en el armado de un imponente escenario frente al cual, de a poco, se empiezan a divisar los espacios que serán de uso exclusivo para grupos de no más de diez personas.
Con este formato, que al menos se mantendrá durante este verano, ya no se compran más entradas individuales. Lo que ya salió a la venta es la "burbuja social" completa, con valores que van desde los 50.000 a 200.000 pesos según ubicación y servicios requeridos. Están calificadas como Silver, Gold y Platinum. Las primeras solo incluyen ingresos, la siguiente categoría incorpora hasta 30.000 pesos en consumo y dos estacionamientos y la más cotizada eleva a 60.000 la posibilidad de compra de bebidas y comidas, además de tener una ubicación preferencial.
El modelo que llega toma como referencia aquella primera experiencia internacional en el Virgin Money Unity Arena, en Newcastle, Inglaterra, donde se probó con esta variante de regreso a los eventos masivos pero con menos asistentes y un muy estricto orden, tanto en ubicación como circulación dentro del predio.
Gambini explica que frente a las actuales condiciones y los requerimientos de seguridad sanitaria a cumplir ya no hay margen alguno para repetir la imagen de las fiestas electrónicas que se vivieron por aquí hasta el último verano. "Vamos hacia un formato que debemos entender como shows musicales en burbujas sociales", insiste.
El debut y puesta a prueba del modelo será el próximo 26, con la actuación de Ricardo Villalobos y Franco Cinelli. Experiencia que se repetirá en la primera madrugada del nuevo año, desde la 1 hasta las 6, con Luciano y Ricardo Villalobos en las consolas.
A pesar de las restricciones de capacidad de público se logró en este caso repetir la presencia de algunas de las principales figuras que dieron forma a las mejores noches y madrugada de las últimas diez temporadas de música electrónica en la costa atlántica.
/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/2NVJPECQMNHKNAC4JGD54DRWBE.jpg)
Las estrellas que volcaban todo en una noche frente a una pista colmada por miles y miles tendrán ahora que acompañar la nueva modalidad. Cada artista tocará dos o hasta tres noches consecutivas frente a 250 burbujas sociales, que se montarán como terrazas bien equipadas, con asistente de mesa durante toda la noche y personal de seguridad para monitorear que no se rompan las medidas de distanciamiento.
En las recientes reuniones entre productores y autoridades de distintos organismos involucrados en cuestiones de seguridad se insistió en la rigurosidad de cumplimiento de protocolos. Los asistentes solo podrán abandonar la burbuja para retirarse del predio o ir a sanitarios. En este último caso habrá luces que advertirán sobre un cupo máximo en el sector. Si hay hasta 15 personas en espera habrá aguardar en el box hasta que se descongestione el sector.
El primer fin de semana de 2021 será en Mute con Michel Bibi y Cuartero, con dos presentaciones consecutivas en sábado y domingo. Viernes y sábado siguientes serán de Artbat. El jueves 14 será la también tradicional Smile Fest.
Párrafo aparte para la particular, vistosa, brillante y siempre muy concurrida Bresh, una fiesta a puro glitter que se repartirá en tres miércoles consecutivos: 13, 20 y 27, siempre con no más de 2500 asistentes. El 16 de enero tocarán Charlotte de Witte y Enrico Sangiuliano. Un día después será el regreso de Nick Warren, uno de los más aplaudidos del último verano, y el miércoles 20 será la segunda estación para la Bresh.
Las noches más esperadas se perfilan para viernes 22 y sábado 23, con el show de Claptone. Y a bailar a otro ritmo, sin parar pero siempre dentro del corralito, con el Festival Conga Arena, que llegará el jueves 28.
La programación confirmada a la fecha se cierra con Boris Brejscha, que será dueño del majestuoso escenario las noches del sábado 30 y domingo 31 de enero. Aunque de ninguna manera implica un cierre de cartelera porque puede haber alguna sorpresa. Por ejemplo para los feriados de carnaval, a fines de febrero. El nombre que suena y aún todavía no se confirma garantiza otras noches que harán historia: el bosnio Solomun, que ya anduvo por aquí hace dos años.
La oferta de Mute se complementará con algunos otros espacios donde se presentarán espectáculos musicales. Uno de esos lugares elegidos, absolutamente nuevo para la actividad, está en el puerto. El expredio de acopio y carga de cereales, que hace años está fuera de servicio, se convertirá este verano en un gran espacio gastronómico y musical. Allí también habrá escenario y los shows también tendrá al público distribuido en burbujas sociales de no más de diez personas.
La nocturnidad, en general, se moverá desde este formato. Esta semana comenzaron las primeras experiencias en espacios que funcionaban como discotecas y ahora deberán ajustarse a estas limitaciones de gastronomía con show. La verdad sobre el resultado, con adaptación y comportamiento, se verá en enero. Cuando esté por aquí el grueso de los turistas y, como se prevé, los jóvenes sean los grandes protagonistas de la temporada. ß