Discos: Karamelo Santo. Calaveras y santitos
Esta semana salió Haciendo bulla, el cuarto disco de Karamelo Santo. La banda mendocina, radicada hace siete años en Buenos Aires, se despega de las estridencias políticas para concentrarse en lo musical
Acá no hay diferencias, los veintidós jugadores de River y Boca son de madera. En la casa de Karamelo Santo hay un metegol tentador y un partidito antes de la entrevista no se le niega a nadie. Recién llegamos del Riachuelo, lugar elegido para las fotos y todavía faltan pulir unos detalles. Alguien corre a calentar el agua para el mate, la jefa de prensa va en busca de los bizcochitos, un vecino ve luz y sube, y el caos organizado va rindiendo sus frutos. Ahora sí es hora de hablar de Haciendo bulla , el cuarto álbum de la banda que tendrá su presentación porteña el 8 de julio, en El Teatro, y que después paseará en una extensa gira, primero por el interior y luego por Europa.
Hace más de siete años que Karamelo cambió Cuyo por Buenos Aires, pero la presencia aún mayoritaria de mendocinos en el grupo logra mantener algunos aspectos esenciales. ¿O acaso el título del disco, Haciendo bulla , remite a una banda porteña? "Es algo que salió en forma espontánea -sostiene Piro-. Llevamos una carga emotiva arraigada de donde venimos, de palabras, de formas de decir las cosas. En un punto eso nos ha salvado, nos ha hecho diferentes y a la gente le ha llamado la atención nuestra música por sentir que somos de otro lado."
Si en algún momento la banda pensó en titular el disco Conventillo volador -en honor al libro de Washington Cucurto- , cedió por el de Haciendo bulla , octavo track del álbum y símbolo de la actualidad del grupo que quiere seguir mostrándose y, con su música como bandera, llamar la atención más que nunca.
De aquel estallido del rock latino gracias a Mano Negra y Todos Tus Muertos a este presente, pocas son las bandas que se mantuvieron en pie. Karamelo Santo lleva doce años en la ruta y tiene sólo cuatro discos editados -los anteriores, La kulebra (1993), Perfectos idiotas (1997) y Los guachos (2002)-. Pero en el medio hubo un temporal. "Después de esa generación la gente dejó de interesarse -asegura Goy-. A nosotros nos rechazaban los cortes cumbieros y latinos en las radios. El rock paisano estaba discriminado y eso ahora se revirtió gracias a los nuevos grupos."
-¿Qué cosas cambiaron para que la gente se haya vuelto a interesar por esa fusión de ritmos latinos?
Goy: -Hubo que esconder un poco el mensaje político, que estaba sobredimensionado. Nos dimos cuenta de que, en realidad, había que transmitirle a la gente buena música y buena onda. Eran mensajes que no podías sostener con nada. No hay que ser un político ni un catequista arriba del escenario, sólo un músico que quiere entretener a su público. No es más que eso y no nos midan más allá. En los años 90 todos querían ser Rage Against The Machine y mirá cómo terminaron.
La rueda del mate es larga y los bizcochitos no alcanzan. Suena el teléfono, alguien atiende a una amiga europea que está de paso por Buenos Aires, y bueno, el Viejo Continente se convierte en el nuevo tema de la charla. "El hecho de tocar en Europa nos abrió puertas en el interior -comenta Piro-. En la agencia no paran de cerrar fechas para la gira nacional que vamos a empezar el mes que viene. Luego volveremos a ir a Europa. Va a ser nuestro primer invierno allá."
-La historia se repite. Necesitaron de la aprobación externa para tener más lugar puertas adentro .
Goy: -A los Cadillacs les pasó lo mismo, si no se iban a los Estados Unidos... Creo que su historia es bastante parecida a la nuestra y para Karamelo es un orgullo que se abran más puertas en Europa a partir de las giras. Este año fueron Kapanga y la Abuela Coca, y la movida va a seguir creciendo.
Las similitudes entre Cadillacs y Santos parecen continuar. En Los guachos los mendocinos incluyeron el estribillo del caribeño Los caminos de la vida en el tema Nunca, y en su segundo álbum solista, Vicentico grabó este clásico que, además, se convirtió en su primer corte. Y hablando del Caribe, en Haciendo bulla los Karamelo suenan más latinos que nunca. "Se fue dando -dice Pablo-. El disco tiene unos colores más latinoamericanos y eso se evidencia con los instrumentos que utilizamos, como el acordeón y el cavaquinho, por ejemplo. Pero ojo que también se guarda su rock, como Tú quieres matarme , que es netamente pesada. Lo que pasa es que los temas suenan más suaves porque no tienen los vicios de haber sido tocados en vivo y no se empaparon de esa impronta rockera, pero vas a ver que en dos meses van a sonar como punk rock.
-Grabaron Fruta amarga, de Rubén Blades, nada más caribeño que eso.
Goy: -Es una canción que conocimos hace mucho por una banda de Mendoza, Salsa Blanca. Siempre estuvo en nuestro subconciente y varias veces amagamos a sacarla.
No somos estrellas de mar/ somos cangrejos de río/ que se juntan con cualquiera/ que planean la epopeya/ que tan sólo paga amigos ..., canta el septeto en Cangrejo y ahí está la clave. Venimos sólo para verte gozar , agregan y vaya si alcanza con ese propósito.
Haciendo bulla, tomando parte...
- Es más que un disco y un tema Haciendo bulla. Es las dos cosas al mismo tiempo y el rector de los 14 tracks del cuarto álbum de Karamelo Santo. En Haciendo..., la canción, la banda se pregunta: A ver cómo salimos de ésta/ y en vez de copiar soluciones/ buscamos de una buena vez la nuestra. Pero no abundan los gritos desesperados ni la ansiedad adolescente. En un grupo que promedia los 30, la madurez no pasa sólo por sonar mejor con cada nuevo trabajo, sino por ser claros en sus conceptos. Para los mendocinos (a decir verdad, hoy son cuatro los cuyanos, sobre un total de siete integrantes), la claridad está marcada por la pausa, el canto tenue y una instrumentación que prioriza más que nunca la amplia gama de ritmos latinos que seduce a la banda. Si hasta los reggae se oyen distintos, como tocados por una orquesta cuyo objetivo primario es incentivar al baile. Pero la danza aquí no es individual y alienante. Por el contrario, Karamelo alimenta la comunicación, sale a recorrer su barrio, La Boca, entabla un diálogo amistoso con sus vecinos y promueve que cada uno de sus oyentes haga lo mismo.
Hay canciones de amor, como Tu pa´ mi; hay sueños utópicos (Vivo en una isla), el cover de Fruta amarga, de Rubén Blades, e incluso una segunda versión de Los cangrejos, interpretada por la murga mendocina La Buena Moza. Y el encanto cuyano impreso en El duende: Hoy pisaremos las uvas/ y pisaremos los sueños/ también las dudas, las penas/ pa´ que el duende venga al vino...
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