Lo loco de encontrarte con tus compañeras de colegio es que de repente te ves con alguien con quien no hablaste durante 12 años y después ni viste los 10 años que siguieron y sin embargo tenés toda la confianza del mundo. En dos minutos te ponés al tanto, hablás con naturalidad y sentís ese afecto que fluye sin buscarlo porque los recuerdos van y vienen y son tantos que es imposible pararlos.
Anoche nos encontramos en un restaurant cerca del río y nos fuimos pasando de lugar en lugar para asegurarnos de hablar con la mayoría de las presentes. Buena idea. Te vas enterando un poquito de cada una, de sus vidas, novios, maridos, trabajos, hijos, alegrías y desgracias.
-¿Y vos Sofi, en qué andás?
Ahí hice un breve relato de mi vida, mis viejos, el laburo en la agencia y mi relación con MLD.
-Ah, re bien. ¿Estás contenta?
Y ahí mismo me di cuenta. A veces tenés que esperar a que alguien te haga la pregunta para contestarla en tu cabeza a la noche, con tu almohada.