Cómo hacer para no contagiar a los chicos con nuestro estrés
La actualidad política y económica nacional, la situación crítica global y el desequilibrio del ecosistema planetario nos cargan en la vida cotidiana con preocupaciones, incertidumbre, angustia. Bajo tensión todos vemos disminuidos nuestros recursos: desde el desgano al dolor.
¿Cómo no afectar a quienes nos siguen con el impacto que nosotros padecemos? ¿Cómo preservarlos?
En tanto padres y educadores , con los desafíos que se multiplican en nuestras casas y escuelas, podemos considerar que prestar atención, en lo individual y colectivo, tiene el potencial de producir impacto en el modo de cuidarnos, en nuestras relaciones y cómo habitamos nuestro mundo. Cada uno de nosotros habita sistemas humanos (familia, aula, vínculo asistencial) con una forma propia de restaurar nuestro equilibrio y cultivar bienestar . Somos interdependientes.
Aunque la situación sea desagradable y sobre todo por eso: en vez de huir de los desafíos y distraernos con pantallas, con consumos, aislándonos o enfermándonos, podemos pausar, conectar y ejercer un rol activo y transformador en relación con la realidad interna de cada uno y con los demás.
Los padres, los profesionales de la salud y por supuesto los docentes pueden usar cada momento como una oportunidad: una comida, un recreo, un traslado, una tarea o cuidar una mascota. ¡Son microsituaciones y la práctica es portátil!
Podemos enseñarles a los chicos o adolescentes cómo responder bien en vez de reaccionar impulsivamente. Pausando y respirando un par de veces en una situación de conflicto, atajando el trato hostil y desmesurado; disponiendo a reconocer y aceptar lo que sucede en cada momento; no apurándonos y respetando los tiempos de cada uno. Porque hay que entender que los chicos tienen otra manera de reaccionar y otro ritmo.Podemos darles permiso para sentir si algo les agrada o no. Validar que son las señales del cuerpo las mensajeras y aceptarlas. Captar las emociones que experimentamos con más nitidez y descubrir opciones para manejarlas mientras las sentimos.
Básicamente: reconocer nuestra vulnerabilidad cuando algo nos desafía y descubrir cómo pausar cuando lo necesitamos en vez de contagiar automatismos. De eso se trata estar plenamente presentes.
Pasos para practicar
- Encontrar momentos al despertarnos o acostarnos para sentir el cuerpo, antes de tocar el teléfono móvil o cualquier otro dispositivo electrónico. Puede ser un breve recorrido por nuestro cuerpo con atención plena que nos permita arrancar el día, o terminarlo, más conectados y presentes.
- Respirar con atención plena antes de responder a un timbre, un mensaje de texto o una llamada telefónica. O mientras el agua está en ebullición para prepararnos una infusión o el pan en la tostadora o algo se calienta en el microondas.
- Probar los primeros mordiscos de comida o tragos de líquido, con atención, saboreando.
- Aprovechar para respirar con atención mientras se enciende algún aparato electrónico o se carga un juego o una película. O estamos esperando un ascensor.
- Al caminar hacia el colegio o el club o la parada de ómnibus, elegimos detenernos a inhalar y exhalar al parar en un semáforo o cruzar una calle o leer una señal vial.
- Hacer filas con atención plena en la postura, la respiración y todo lo que nos rodea.
- Cuando nos damos cuenta de que estamos en una situación estresante, podemos tomar en cuenta la presencia de tal dificultad y reconocer: "Es complicado para mí". Luego, preguntarnos: "¿Qué necesito?"
Podemos tener en cuenta al chico o adolescente con el que existe un conflicto, para prestarle atención plena. Llevamos nuestra atención a su postura y respiración. Conectamos en silencio con su lenguaje corporal: ¿Cómo habla cuando habla?, ¿Cómo anda por la vida en estos tiempos? ¿Qué es lo que rescata para compartir? ¿Cómo y qué dice o dibuja? ¿Qué ve del mundo? ¿Qué necesita ahora? ¿Cómo se mueve? ¿Cómo se comporta? ¿Cuáles son sus necesidades en este momento de su vida?
Lic Marina Lisenberg. Autora de "El secreto de Emilia" Ed. Sudamericana y de "Atención Plena para niños y adolescentes. Prácticas de Mindfulness en la crianza, la salud y la educación" Ed. Grijalbo.
Lic. Marina Lisenberg