Con menos parejas sexuales y preponderancia de la virtualidad, los late millenials, chicos de entre 18 y 25, están llevando adelante su propia revolución sexual.
Comodidad, conciencia y resistencia a la presión sexual, son las palabras claves de la sexualidad de los más jóvenes. Tinder para conseguir pareja, Snapchat para sextear, PornTube para espiar y Google para aprender.
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El sexo nunca estuvo tan al alcance de la mano y al parecer nunca estuvo tampoco, tan devaluado. Contrario a lo que se cree, en países en los que la conexión es total y el uso de las nuevas tecnologías está instalado, se reportan muchos menos encuentros sexuales entre la generación de los nuevos millennials (chicos de entre 18 y 25) que en todas las anteriores, luego de la revolución sexual. Esto aseguran informes públicos de los Centros de Control y Prevención de enfermedades sexuales de Estados Unidos y los estudios más recientes de los Archives of Sexual Behaviour, un grupo de profesionales especializados en el área de la salud y el comportamiento, en el mismo país.
Nuevas costumbres sexuales
Si bien las costumbres sexuales son prácticas difíciles de investigar, por responder exclusivamente al ámbito privado de las personas, esta vez, los números objetivos coinciden con las declaraciones subjetivas y los datos estadísticos recopilados por Google. La disminución de los embarazos adolescentes y la baja considerable de las enfermedades de transmisión sexual de los últimos tiempos, no fueron acompañados por un incremento del consumo de preservativos, sino por prácticas como el sexting (el intercambio de fotografías y mensajes sexuales online) y el consumo masivo de pornografía.
En un mundo en el que el contacto prematrimonial no escandaliza a nadie, los encuentros con personas del mismo género se fueron naturalizando, y la desnudez se convirtió en algo accesible, por primera vez los más jóvenes no se relacionan al sexo a través de los tabúes y la prohibición. Para ellos, el anzuelo de lo oculto no existe como atractivo: el sexo descontrolado es algo que de todas formas, ya hacían sus padres.
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En este contexto no sería casual el surgimiento de la figura del “amigo con derecho”. A diferencia del “amante”, se trata de una persona confiable con la que se puede dormir abrazado y a frente a la cual no hay carga de tensión en cuanto a performance sexual, ni de presión emocional. La comodidad es clave para una generación que según analizan los informes, fue la primera en ir al colegio en auto, en resolver sus tareas buscando en la web y en juntarse a jugar con sus amigos sin necesidad salir de sus casas.
¿Una sexualidad más consciente?
Aún a pesar de sus sorprendentes características, estos nuevos Millenials, a su manera, estarían obteniendo sus propias conquistas íntimas y revolucionarias. Gracias a este modo de vivir la intimidad, serían de personas mucho más resistentes a las presiones sociales para tener sexo en la primera adultez, más conscientes de su salud y seguridad y más enfocadas en su placer que en la complacencia. Esto es particularmente remarcable en el caso de las mujeres.
Las millenials están dispuestas a explorar y no avergonzarse por sus propios cuerpos. Por esta razón, el número de chicas que declara ser capaz de alcanzar el orgasmo solas o durante el encuentro, es mayor que en cualquier periodo histórico anterior. La conciencia respecto a los riesgos de los embarazos no deseados y las enfermedades les dan además, un nuevo control sobre su sexualidad. Por su lado, al no tener que convertirse en “máquinas sexuales”, los hombres de esta generación se estarían permitiendo ser más fieles a sus mundos emocionales y necesidades de conexión. En pocas palabras: si un millenial quiere sexo loco y salvaje, puede prender su smartphone. Para todo lo demás, está la vida.
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