Conocé por dentro un departamento al mejor estilo Sarah Kay
Este espacio de estilo shabby chic tiene detalles súper románticos y una enorme colección de vajilla antigua. ¿El resultado? Un universo hiperfemenino.
27 de abril de 2017
Es un departamento que abriga, esa es la primera sensación. Una casita de cuentos que huele a verbena y escones recién horneados: “Antes de vivir con mi novio, quería sacarme las ganas de armar la casa que siempre soñé”, dice Angie Moroni, la dueña de casa. Y así lo hizo. La llenó de detalles románticos, muebles clásicos restaurados y una paleta en rosa pastel: la hipérbole del estilo shabby chic, que lleva en su ADN. Porque de su bisabuela y su abuela materna –grandes anfitrionas y cocineras– heredó el amor por la deco y la cocina. Hoy, esas recetas viven en Soffice, la pastelería que creó en San Isidro, junto con su mamá y su hermana. Tanto allá como acá, cada rincón tiene una historia por contar. La campiña inglesa podría ser el contexto ideal. Y detrás, sonando Édith Piaf.
Living
Una composición de sus platos preferidos en la pared del comedor, arañas con caireles y aparador de su bisabuela con tirantes que trajo de la India, un espejo de la feria de San Telmo, tazas de té como cuadros sobre la pared y un teléfono de aires vintage que compró en Urban Outfitters.
Aromas y sabores
La cocina es pura luz y tiene detalles súper románticos: porcelanas, enlozados de Vero Farías, La Prendería y Decosabores, delantal de Anthropologie y una balanza de un antiguo almacén de pueblo, que lijó y pintó de blanco.
“¡Uso todo!”, dice Angie, quien, una vez al mes, organiza en su casa comidas temáticas con sus amigas: “Vamos al supermercado, ponemos la mesa de acuerdo al tema y cocinamos juntas, desde fajitas mexicanas hasta cocina asiática”.
Muy personal
El escritorio es el corazón de la casa, donde guarda sus tesoros más grandes: recuerdos de viajes impresos en papel, hallazgos de diseño y objetos con historia: “El mueble de mercería lo busqué a morir. Recorrí cada pueblito de la provincia de Buenos Aires y lo compré en San Antonio de Areco”. En sus cajones, guarda textiles, vajilla y utensilios de colección (¡tiene miles!).
Su cuarto es el rincón de la casa donde encuentra paz y resguardo, con una atmósfera muy shabby chic. Mesita de luz de anticuario, respaldo capitoné y almohadones en blanco y rosa: los más grandes los compró en la tienda de Los Ángeles de Rachel Ashwell, su máxima inspiradora.
¿Qué te pareció este espacio? También te mostramos Un departamento con deco en verde e inspiración cinematográfica
En esta nota: