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Después de siglos de forzar jardines en latitudes que no les corresponden, dándoles el atractivo nombre de "exóticos", o de trasladar tipos de construcción a climas que piden casi lo opuesto, desde hace varias décadas se extiende sin pausa la lógica de que hay que cultivar lo que se da sin esfuerzo yedificar lo que prometa una vida menos exigente por estar en paz con la naturaleza. Una paz que, indefectiblemente, se extiende a sus habitantes. Esta casa en Mallorca tiene un exterior tradicional y el verde autóctono de olivos, lavandas, romeros.
El interior sigue la melodía del exterior, con un fondo de blancos, arenas y grises –pisos de piedra, paredes pintadas a la cal con el toque de pigmentos especiales–, contra el que se lucen las maderas, los géneros que marcan con su color el ánimo de cada ambiente y las formas orgánicas de los vidrios que iluminan.
Contiguo al hall, el living tiene asientos de obra que se hicieron bajos para no interrumpir la vista, y se ahuecaron para darle lugar a espumosas colchonetas que los hagan cómodos, pero que también aporten color con sus fundas.
La decisión acertada de hacer muebles de obra evitó la presencia de armarios aparatosos que dificulten la circulación o la menor preocupación por su estado si la casa está vacía. Sencillez rutilante; fidelidad de piedra.
Practicidad con mucho estilo en esta cocina abierta con paredes a la cal con tintes naturales, vigas patinadas y un muy sencillo pero vistoso artefacto de luz que porta el solo el peso de la modernidad y se asocia a las aberturas por sus materiales.
En el dormitorio principal vuelve a aparecer un textil llamativo y otros blandos de uso cotidiano que anula cualquier sensación de dureza o despojo.
Para mitigar el ascetismo general que propone la arquitectura, en el cuarto infantil bastó jugar con una tela colgada de ganchos a modo de carpa o baldaquino.
En este espacio relajado para ver películas, la pantalla baja desde la garganta que se ve sobre los muebles de obra, con puertas de madera cepillada y sin marco. Resistentes, los enormes almohadones se hicieron a partir de alfombras de algodón teñidas en distintos tonos de azul.
El cuarto en planta baja está en suite con un baño que nos distrae de su simpleza mediante un cielo raso circular de yeso que tiene su eco en la alfombra de fibras naturales.
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