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¡Creete mil! Herramientas de marketing personal para hacerte ver

Aprovechá las claves del self-branding para aprender a venderte bien y mostrarle al mundo quién sos.




Vos sos tu marca, aprendé a mostrala

Vos sos tu marca, aprendé a mostrala - Créditos: Ilustración de Cynthia Alonso.

Quizá tenés una súper trayectoria profesional, un camino recontra transitado, pero los demás no se enteran porque vos misma te encargás de pasar desapercibida. Te pasa que estás en una reunión rodeada de gente hablando de un tema que conocés y del que sabés (mucho), pero no te animás a comunicarlo por timidez o humildad. En cambio, hay otras personas que se destacan automáticamente en un grupo, porque tienen la habilidad innata de poder hablar de sus talentos y saben cómo y a quiénes ofrecerse. Bueno, a esta capacidad la llaman personal branding y, en definitiva, pasa un poco por creérsela.

Vos sos tu propia marca

Pensarse como un “producto” (por más que suene un poco duro) tiene el objetivo de llamar la atención y ser reconocidas en nuestro entorno. Para eso, primero, vas a tener que descubrir qué es eso que te diferencia del resto. Un trabajo interno, profundo, que los expertos suelen encarar a través de cuestionarios y dinámicas que te guían para poder encontrar tu identidad única, irrepetible y personal. Algunas preguntas que podrían guiarte para definir tu marca son:
¿Cómo estoy hoy y cómo me gustaría estar en el futuro?
¿Qué recursos tengo o necesito para llegar hasta ahí?
¿Cómo me gustaría verme de acá a 2, 3, 5 años?
¿Qué objetivos puedo fijar hoy para llegar a ese estado deseado?
Descubrir cuáles son esas pasiones o talentos que te llevan a elegir lo que hacés y cómo actuar es fundamental porque ahí está escondida tu autenticidad y, como ya sabemos, ser auténtica garpa siempre. Además, mostrar algo que no somos, falso o irreal, es agotador e imposible de sostener en el tiempo. La confianza en vos misma crece cuando tomás conciencia de tus fortalezas y las áreas para mejorar; y ese es el eje de cómo te verán los demás. Una vez transitado este período de autoconocimiento, hay distintas estrategias de management que logran transformarte en tu mejor versión, aplicadas ya sea en el mundo laboral o en el personal.
Pero sabé que no es lo mismo mandar un currículum por mail para lograr un cambio de puesto que escribir una buena carta de presentación o llegar a una reunión con un superior con una propuesta original, pensada para aquellos a quienes les estás ofreciendo tus talentos. Existen muchas recetas que tienen que ver con el “hacer” y no tanto con el “ser”. Por eso, tomar conciencia de cuál es tu singularidad también te va a permitir mostrarla con firmeza. Sé creativa, comprometete con los intereses del otro y no esperes que te llamen o te llegue un ascenso tomando mate. Es mejor usar ese tiempo para pensar qué valores querés transmitir.

Usá el storytelling

Esta técnica te permite “venderte” y no quedar como una creída o egocéntrica. Se trata de aprender a contar, tipo cuentito, algunas de nuestras capacidades, pero con ejemplos o anécdotas personales. De este modo es imposible quedar como una soberbia porque es justamente ahí, en esas vivencias, donde está tu diferencial. Si tenés que dar una conferencia o mostrarte ante un público que te interesa, hacé un mix entre la información o el dato más duro y tu experiencia; metele emoción, contexto, un poco de sentimiento, apropiate de eso que estás contando. Así, vas a generar mayor empatía y un impacto diferente.
Otra cosa importante es conocer el mercado en el que te vas a ofrecer. Con eso analizado, vas a a pensar con más claridad en una estrategia de marca, ya que, al igual que en el sector empresarial, marca que no se comunica no existe.

acciones para el self-branding

1- Mirá para adentro: ¿alguna vez escribiste la historia de tu vida en una carilla? Es un ejercicio buenísimo porque muchos se dan cuenta de que escriben desde lo negativo y no desde lo más positivo. Si en la primera te sale muy para abajo, hacé una segunda versión con todo lo importante que lograste en tu vida. Y también prestá atención a las cosas que los demás señalan en vos como virtudes; si te cuesta listarlas, pediles a algunas personas de confianza que te digan cuáles son, porque siempre es más fácil ver las virtudes en los otros que en nosotras mismas.
2- Aprendé a contar tus capacidades: el lenguaje es poderoso porque siempre genera acción. Detectá qué pensamientos tenés mientras hablás frente a otros. ¿Estás entrando a una reunión importante y estás aterrada? Buscá alguna imagen donde te hayas sentido súper segura y usala. No te la saques nunca de la cabeza. Vas a ver que la forma de comunicarte será otra. Y siempre que hables de tus logros, compartilos desde el rol del aprendiz: “Algo que aprendí a hacer y puedo compartir con ustedes es...” o “algo que me sale bien y quiero poner al servicio del equipo es...”.
3- Potenciate en el mundo virtual: definí cuál va a ser tu “promesa de marca” en las redes sociales y el mundo virtual. Mirá cómo lo hicieron algunas de las personas que admirás y tomá sus perfiles como fuentes de inspiración. Usá todas la herramientas disponibles –y si no las sabés usar, aprendé–, sabiendo a quién querés llegar. También sirve postear contenidos de interés y cosas que te inspiren y hablen de vos. Dedicale al menos 20 minutos por día a este tipo de branding virtual; nunca sabes quién te está mirando desde el ciberespacio y todo lo que puede surgir de eso.
4- Incluí contactos a los que ni siquiera conocés: ¿escuchaste la teoría de los “seis grados de separación”, que intenta probar que cualquiera en la Tierra está relacionado a otra persona del planeta a través de una cadena de contactos que no tiene más de cinco intermediarios? Aplicado a esto, se traduce en que siempre hay “un amigo de un amigo de un amigo” que te puede ayudar a crecer profesionalmente. El capital de marca es valorado por qué contactos tenés y qué necesitás de la red. En el self-branding, cuanto más foco hacés de tu público, más amplia tu llegada de marca.
5- Cuidá el aspecto exterior: es lo primero que el otro percibe de nuestra identidad. Si tenés que dar una charla en una empresa con empleados jóvenes, quizá lo mejor sea vestirte más casual. Antes de abrir tu placard, analizá a dónde vas, pero sin perder tu esencia. Y si hablamos de aspecto exterior, algo fundamental es la postura corporal. Cómo caminamos, cómo entramos a un espacio o nos paramos frente a otros, también vende por sí solo.

Qué leer

El mejor negocio eres tú, libro de Reid Hoffman y Ben Casnocha. 
(Random House, $339).

El mejor negocio eres tú, libro de Reid Hoffman y Ben Casnocha. (Random House, $339). - Créditos: Prensa

Expertos consultados: Lidia Muradep, directora de la Escuela Argentina de PNL; Mariano Pupkin, Instructor de PNL, Verónica de Andrés y Florencia Andrés, especialistas en crecimiento personal y motivación.
¿Y vos? ... ¿Sabés hacerte ver? ¿Sos de las que se muestran o se esconden? También: Pantalón jogger: ¿cómo lo uso? y 9 claves para empoderarse

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