Cuando leer en pareja enciende el deseo sexual

Hay momentos en los que somos Mi Libro y yo. No hay lugar para nadie más. Incluso hasta he notado que últimamente me estaban irritando -tal vez por demás- las interrupciones por cuestiones "menores" como los chicos tienen hambre, o mi amor viste que mañana tenemos que ir a la reunión por el campamento. ¿Pero no ves que estoy leyendo? ¿Por qué no te ocupás vos?

A veces me da miedo... ¿me estaré convirtiendo en un bicho solitario? O será una metáfora de la relación...

Para colmo, raramente podemos coincidir en los gustos respecto a qué leer. El prefiere a Eduardo Sacheri y se engancha con todos esos títulos de divulgación que están tan de moda, estilo Ágil Mente (Stanislao Bachrach, Ed. Planeta) o Ideas en la ducha (Sebastián Campanario, Ed. Sudamericana), que puedo leer por curiosidad, no digo que no me gusten, leer es una actividad que me convoca y siempre se aprende algo interesante. Pero, de ahí a dedicarles una lectura onda "cita romántica", no me da.

Pero por alguna razón, él sigue perseverando en la propuesta. Hace poco, en medio de una crisis, me regaló un libro que hablaba de la vida en pareja, en familia, de espiritualidad y esas cosas. Es para que lo leamos juntos...Nos va a hacer bien. No me consta, respondí.

Pero no era cierto. La verdad - y él lo sabe - es que en momentos mejores de la relación me encantaba leer en pareja. Lo hacíamos bastante, hasta no hace tanto, Era como un ritual al recibir cada tres meses la revista Orsai, que publicaron durante un año Hernán Casciari y Chiri Basilis, uno desde Barcelona y otro desde Mercedes. Ahí, el mismo día que las recibíamos, generalmente algún domingo, elegía un cuento, una crónica, una entrevista y me proponía leérmela en voz alta.

Y eran momentos que disfrutábamos muchísimo. Porque, pensándolo bien: ¿Hay algo más lindo? Una voz cercana, querida, que te lee sólo para vos. Como cuando eras niña. Esa voz que te calma. Esa historia que te transporta. Vos y esa voz. Y los dos de repente se encuentran en otro espacio-tiempo, en algún lugar fuera de este mundo, un sitio fantástico, de imágenes, sensaciones, de aventuras.

La cuestión es que, tal vez rememorando tiempos mejores, me dejé convencer. Y los resultados fueron bastante alentadores. ¿Qué más les puedo contar?

Por algún motivo la buena prensa en cuanto a los proclamados beneficios para la salud se la lleva la costumbre del cuentito de las buenas noches para los niños.

Lo cuestión es que varios estudios y psicólogos destacan los beneficios de leer libros para las relaciones de pareja. De hecho, por el Club supimos tener algunas parejas lectoras -algo así eran Quintero y Amancay creo haber interpretado, al menos siempre hablaban de lecturas que estaban encarando juntos- y sus comentarios resultaban muy inspiradores para todos.

Les cuento, de lo que estuve recopilando por blogs, conversaciones con parejas que leen juntas, artículos de revistas (salió una nota muy divertida en Vogue donde asegura que una Cita nocturna para leer suele resultar una salida mucho más sexy que salir a cenar) y experiencia propia, cuáles son los beneficios que se atribuyen a leer con tu pareja.

Las intriga que despierta una buena historia, el placer por un texto encantador, se transforma en una experiencia íntima que les abre el universo de sensaciones que pueden compartir.

Numerosos estudios avalan los beneficios cognitivos de la lectura en adultos mayores para la prevención de la demencia senil y el alzheimer. De lo cual se puede inferir que las parejas integradas por quienes cultivan hábitos de lectura serán parejas más duraderas.

La imagen no es lo único que nos atrae de una persona. En materia amorosa, el hecho de compartir intereses, tener una conversación estimulante intelectualmente, puede despertar los más bajos instintos.

Hay estudios que comprueban los efectos del hábito de leer ficciones literarias en una mayor habilidad para "ponerse en el lugar del otro", lo que en psicología se conoce como Teoría de la mente. Los distintos escenarios y las características de los personajes de alguna manera nos enseñan a ver puntos de vista distintos de los propios y eso lleva a una mejor comprensión del pensamiento del otro.

¿A quién no le gusta leer abrazado en la camita? Disponerse a la lectura es necesariamente una actividad que incluye concentración: estar alejado de los distractores que nos rodean, pantallas, teléfono, ruidos externos. Si el momento de ir a la cama con tu pareja el libro se convierte en un conector entre ambos y no en un muro -a veces pasa que al leer tu libro el otro queda excluido-, el acercamiento es mucho más probable.

En el encuentro pasadonani29 nos propuso leer un nuevo cuento de John Cheever:Adiós hermano mío. Copio su propuesta y su introducción, así hoy seguimos en el foro comentándolo: "Estuve leyendo el prólogo del cuento y dice que Adiós hermano mío muestra uno de los grandes temas en el universo de Cheever: el amor fraterno como relación peligrosa y la decadencia de una familia patricia. La figura del hermano en la ficción, no es otra que la de su hermano en la vida real Fred Cheever, que bien podría haber sido un amor homosexual o platónico (según su biógrafo Donaldson y Benjamin Cheever respectivamente) del escritor.".

¿Qué les parecen los dos temas de hoy? ¿Les pasó que compartir un libro los predispuso a un encuentro quenchi? Y ya en el terreno de la obra en sí, ¿qué pueden comentar sobre el cuento elegido para hoy? La seguimos en el foro y recuerden que pueden contactarme en clubdelecturaohlala@gmail.com

Cariños.