Cumples unplugged: sin tecnología, ruidos estridentes ni animación
"¿No se aburrirán?" "¿Y si no se divierten?" Son las preguntas de rigor que muchos padres hacen cuando Melisa Pavía, creadora del Grupo Carcajadas, les confirma que se trata de una propuesta de cumpleaños diferente, unplugged sin animación, sin tecnología ni ruidos estridentes, solo con espacios diseñados para el juego libre, para jugar a ser bombero, por ejemplo, o chef o granjero, o hacer y vender tortas en una pastelería francesa e incluso sentirse dentro de un parque jurásico, con dinosaurios.
Pensar cómo festejar los cumpleaños de los hijos suele ser un motivo de preocupación para los padres. La oferta habitual incluye un combo con animación, show de personajes (desde súper héroes hasta princesas de Disney), pelotero, juegos pautados... y ruido. Mucho ruido. Cuanto más fuerte, mejor. Un cóctel explosivo que sobreexcita a los más chicos y deja de cama a los más grandes.
En medio de estas propuestas más tradicionales surgieron otras que buscan reconectar a los chicos con el juego libre, sin la intervención de ningún adulto (aunque muchos sucumben a la tentación y terminan jugando también). Una de ellas es la del Grupo Carcajadas. Melisa, que es maestra de nivel inicial y durante muchos años tuvo una empresa de animaciones infantiles tradicional, cuenta que el punto de inflexión fue ver a sus mellizas, que por ese entonces tenían 4 años, bailar "El meneadito" en el cumpleaños de un amiguito. Estaba en el salón, con la música y las luces a todo lo que dan, como si fuera un boliche, y sintió la necesidad de cambiar la manera de festejar los cumpleaños de los más chiquitos, los que no superan los 6 años. Ella misma también sintió que debía repensar su propuesta de festejo aunque estaba muy lejos de la que acababa de presenciar.
"También influyó que en ese momento se acercaba el primer año de mi hija menor y quise festejarlo distinto", recuerda. Se lo planteó a su marido y socio en la empresa de animación, Ezequiel Fridman, y empezaron a ver alternativas. Y coincidieron en que había que cambiar de una vez la mirada de los cumpleaños y eventos infantiles. "Los niños aman explorar nuevas propuestas y desarrollar su creatividad a través de espacios enriquecedores que les ofrezcan mucho más que una descarga de energía –plantea–. Esta es una propuesta que va de la mano de tendencias como la crianza respetuosa e inclusiva porque lo bueno es que chicos de distintas edades pueden jugar a su manera, ninguno queda afuera", sostiene Melisa.
Hace casi dos años, ella y Ezequiel empezaron a imaginar esos modelos de juegos que más tarde se transformarían en espacios, plazas y rincones temáticos donde los chicos juegan solos, libres, sin la intervención de nadie que los dirija. Todos los juguetes están construidos en madera y tela y son ecofriendly. "Es una propuesta que rompe con muchas estructuras. Al principio, por prejuicio, teníamos una animadora, pero se quedaba ahí, parada, casi de florero. Los niños saben jugar naturalmente, no necesitan de instrucciones ni intervenciones."
Claro que el cambio no es fácil: pasar del modelo tradicional a uno unplugged, es algo que cuesta procesar. Al principio nos preguntaban: ‘¿Para qué sirven? ¿Cómo se usan?’ Los juguetes no hacen nada, acá los protagonistas son los niños. Ellos hacen todo", destaca Ezequiel. El primer espacio lúdico que crearon fue una feria gastronómica que tenía tres mercaditos en el que se vendían frutas, verduras, helados y panes. Hoy cuentan con 30 espacios, siete rincones de juegos y 8 plazas. Este fin de semana, en el Festival Wateke, en el Hipódromo de Palermo, presentarán una calesita a motor.
El año pasado, para el cumpleaños de 3 de su hija Francesca, Verónica Briguori eligió un pelotero por Pilar, la zona donde vive. Fue tal el estrés y el aturdimiento que se prometió no volver a organizar un festejo así nunca más. "Gritos, micrófonos, un inflable enorme al que los chicos apenas llegaban a subirse y Peppa Pig dando vueltas por ahí...Fue muy caótico y me dije que el próximo año no iba a repetir la experiencia –cuenta–. Esta vez no quise gritos, ni música ni shows. Preferí algo más simple y natural. Buscando llegué hasta Melisa, que me habló de su propuesta y al principio dudé: ‘¿No se aburrirán?’ Ella me dijo que me quedara tranquila, que los chicos la iban a pasar genial. Y así fue. Ni bien entraron al salón, que además tenía un jardín divino, empezaron a jugar con todo lo que había. Entendieron el juego automáticamente", dice Verónica, que decidió armar varios espacios: desde una granja hasta una pastelería francesa, pasando por una pista de autitos de carrera, avioncitos, plazas y bloques gigantes. Un verdadero festival para los niños, que se movían libremente por los distintos espacios.
Verónica reconoce que se entusiasmó tanto que le costó elegir: "Terminé armando un poco de todo para que haya varias opciones y todos se diviertan. Los 28 chicos se entretuvieron solos, ninguno pidió por su mamá. Estuvo increíble", apunta Verónica, que jugó a la par de los niños como si fuera una más de ellos. "Me subí a unos autitos. Es imposible que no te pongas a jugar vos también." Para el año que viene, Verónica ya tiene en mente subir la apuesta con el carrousel gigante.
A Analía Dall Agnese, la idea de hacer un cumple diferente empezó a sobrevolar cuando estaba planeando el festejo de su hijo Francisco, que acaba de cumplir 3 años. Fanático de Sam, el bombero, quiso recrear una estación de bomberos, con autobomba, mangueras, edificios en llamas y todo lo que necesita un verdadero oficial para hacer su trabajo. "Tenía claro que no quería hacer un cumple tradicional –plantea–. Los peloteros con animadoras que les digan lo que tienen que hacer, que les marquen los tiempos ‘ahora hagan esto, ahora lo otro’ o a dónde tienen que ir no me gustan. Yo quiero que los chicos sean libres y que disfruten lo que haya. Por eso siempre lo hago en casa, sin horarios y sin estar pendiente de lo que digan los del salón de la animación que cortan cuando quieren", dice Analía.
Una amiga le pasó el contacto, se metió en Instagram y enseguida se enamoró de la propuesta "a primera vista". Ahí vio el espacio de juegos de bomberos y no dudó. "Todas las cosas que trajeron eran hermosas. Había también un espacio de herramientas con las que los chicos jugaron un montón. Pero lo que realmente les alucinó fue la trepadora autobomba. El feliz cumpleaños lo cantamos arriba de esa trepadora, porque los chicos no querían bajarse de ahí", asegura Analía.
Juego libre, propuesta inclusiva, sin género. Los cumples se transforman y mutan hacia las tendencias de moda en crianza. Más respetuosa, sin estridencias. Sin tecnología. Lo que se dice, un verdadero cumpleaños unplugged.
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