Daniel Tangona. “Si un entrenador te sube a la cinta apenas llegás, andate”
De 4.30 a 5.30 am transcurre el primer momento "flow" en un día común del entrenador personal Daniel Tangona. Los primeros 20 minutos después de que suena el despertador los destina a elongar y sacar a su cuerpo de la inacción; mate de por medio, disfruta de otros 20 minutos escribiendo quizás en la compu, suguramente algo en redes, buscando algún dato en un libro, mirando con orgullo el Instagram de rap de su hijo Francisco, de 15 años (@solamente.rap). Antes de darse una ducha y salir a entrenar (a otros), en el tercer tercio de esa hora dorada, planifica su día de trabajo, un trabajo que disfruta en especial desde que aprendió a decir que no a aquellos alumnos que entran en la categoría de "gente tóxica".
A los 62 años, decir que no es uno de sus más recientes aprendizajes. Uno de tantos que llegaron gracias a un reciente curso de liderazgo que realizó y que se encuentran plasmados en Un camino sin excusas (Ediciones Lea), su segundo libro, en cuyas páginas se entrecruzan su expertise de décadas de trainer y conceptos que trae de otras áreas en las que buceado, y que pone en práctica cada vez que se enfrenta a un nuevo alumno al que debe convencer de la importancia de poner en forma su cuerpo.
–¿Qué tanto de entrenador y qué tanto de psicoterapeuta tiene tu trabajo?
–Un 50 y 50. O me atrevería a decir un 70% mente y un 30% cuerpo, porque la gente no está involucrada con el cuerpo y sí con las emociones: con lo que le pasa, con lo que lee en el diario, con el tremendo laburo de comunicarse con sus hijos que están enloquecidos con las redes... La gente entra a un gimnasio que es un lugar que no le es familiar, a donde llega con su exceso de peso y con su historia, y lo recibe un entrenador que mientras mira whatsapp le dice "Subite a la cinta 40 minutos". Falta calidez humana, algo más allá que el músculo y que es la convivencia humana.
–Siempre hablás de la "prescipción del ejercicio" como un arte, pero cuando uno va a un gimnasio suele recibir una rutina preimpresa...
–Si un entrenador te sube a la cinta apenas llegás, sin conocerte, andate. Y si uno te saca una hojita, como la nutricionista que saca la hojita del cajón y te dice "comé esto", andate. ¡No todo el mundo necesita lo mismo! Yo hablo de un plan de entrenamiento que se hace a partir de una ananmensis y que apunta a lo que cada uno necesita, porque no todos los cuerpos y no todas las personas somos iguales.
–Esa actitud conspira contra la adopción de la actividad física. Ahora, ¿qué factores ayudan?
–Armar grupos, tribus, en donde todos tengan un mismo objetivo. Un ejemplo: yo quería hacer un seminario de mindfulness de dos meses. Pero, me pregunté, ¿cómo hago para que sea sostenible en el tiempo yo que vivo enganchado con el laburo? Convoqué a tres amigos y nos anotamos; ahora vamos y después de cada clase salimos a comer. Para que sea sostenible ir a un gimnasio, ir a caminar, a nadar, tenés que buscarte una tribu que el día que no querés ir te diga "¡dale, te pasamos a buscar!". Arengarnos, motivarnos... solos funcionamos, pero en equipo funcionamos mejor. Más aún si es algo que no nos gusta, como es movernos. Tenemos que motivarnos hasta que logremos el hábito –que según algunos lleva 21 días, otros dicen 66 días–, porque no es fácil generar ese hábito y tenés que hacerlo vos. Lo bueno es que después el hábito empieza a laburar para vos, porque si te falta lo sentís.
–¿La tecnología sumó algo positivo para ayudarnos a ejercitar?
–La tecnología sumó muchísimo en un principio: nos permitió ver qué estaba pásando acá, en Estados Unidos, en Europa, en Asia. Pero ahora ya no, ahora resta. Y no solo porque vivimos metidos en el teléfono sin pensar en lo que comés, en tu entrenamiento, en tus amigos ni en tus hijos. La mayoría de los planes de entrenamiento de Instagram están hechos por señoritas con muy buen cuerpo, pero sin ningún sustento científico. Solo son cuerpos fenomenales exhibidos que te hacen pensar que vos vas a lograr ese cuerpo a través de una red, lo cual no es verdad. El día que nos despertemos de las redes, nos vamos a dar cuenta del palo que nos vamos a pegar, y de lo solos que estamos.
–¿Y qué es el fitnees holístico del que hablás en tu libro?
–El fitness holístico es atacar desde un concepto total y absoluto el tema del empoderamiento del cuerpo, que es tuyo. Y ataca el tema desde el descanso, la comida, la digestión, la meditación, el yoga, las pesas, el [entrenamiento] cardio [vascular], la psicología. Este nuevo libro habla de un proceso de salud. Surge cuando me di cuenta que a la gente no le interesaba hacer ejercicio porque no estábamos llegando al quid de la cuestión, que no era solo sacar músculo o adelgazar. Sino que había algo más profundo, y era que no le estábamos movilizando las emociones para que se comprometan con el cuidado de su cuerpo. Ahora, cuando lográs movilizar la emoción de la gente, entonces no abandona más. Para eso tenés que entender que cuando llega un alumno al gimnasio viene con su bagaje, su historia. El problema es que en la mayoría de los gimnasios el alumno es un número.
–¿Crees que el fitness es una forma de autoconocimiento?
–No lo dudes, es conocerte, conocer qué capacidad tenés. En el libro cito una frase de Aristóteles: "Qué vergüenza para un hombre llegar a la vejez sin haber visto la belleza y la fuerza que podría haber experimentado su cuerpo". El cuerpo es una máquina tan perfecta, que no utilizamos y de la que no sabemos nada. Hay cuatro millones de dietas de las cuales no funciona ninguna. Está todo en el descubrimiento.
–¿Y qué es el momento "flow" del que hablás en tu libro?
–Habló de la importancia de descubrir el momento "flow" de cada uno, que es un estado mental de máxima motivación en el que el tiempo se nos vuela por lo concentrados que estamos. A mí me pasa por ejemplo cuando me levanto a las 4.30 y durante una hora hago estiramiento, escribo, tomo mate, preparo mi día. Lograr que el momento "flow" suceda al entrenar hace que lo disfrutes y es una de las formas para que la actividad física sea sostenible en el tiempo. Lo importante es que este estado de concentración y gratificación también puede generarse, pero para eso hay que fijarse objetivos claros y alcanzables, prestar atención a los logros, ser consciente de por qué uno lo hace y centrarse en el proceso más que en el resultado.
–En tu libro hablás mucho de liderazgo, ¿qué te aportó a vos profundizar en este tema?
–El líder no tiene que ser ese que grita. Es el que acompaña y empuja de atrás, el que te felicita y te arenga. Yo me daba cuenta de que en forma innata lograba sacarle a la gente lo mejor. pero veía que me estaban faltando herramientas, palabras. Antes de cursar la carrera de Liderazgo y Desarrollo Personal de la USAL creía que me iba a servir manejar mejor las clases y tener mayor poder en el desarrollo de mi carrera, pero me sirvió también para algo que creía que era imposible, y que era conocerme un poco más. Me di cuenta de que soy capaz de cosas que no pensé que podía hacer a los 62 años. Y aprendí a escuchar más de lo que hablo, porque así puedo aprender cosas que no sé, y me dicuenta de que la gente también necesita ser escuchada. Incluso me enseñó a hablar mejor con mi hijo, a tener un diálogo que antes no tenía.
–También hacés hincapié en tu libro sobre la importancia de decir que no, ¿por qué?
–Mirá, yo dejé de entrenar a cuatro alumnos importantes, que los adoro y con los que tengo una relación increíble, porque no tenían ganas, no estaban concentrados, me desgastaban. Y se los dije: "Me estás pagando pero no te estás concentrando, y no es bueno para mí ni para vos, porque no estoy sacando lo mejor de vos". ¡Me lo agradecen hasta hoy¡ Ahora estoy en una postura de poder elegir a quien entreno. Por eso siempre pido una entrevista. El otro día me llama una pareja y voy; ella una dulce pero cuando aparece él y vi su energía tan negativa, me quería ir, el tiempo durante la clase no pasaba más. Antes de irme les dije que lo piensen si querían seguir tomando clases, y nunca más me llamaron. Salir de la casa de alguien que es tan negativo es una forma de felicidad. De esa negatividad yo hoy me alejo.