Estudios culturales. De lunes a domingo, cómo vivir una semana perfecta
Para comprar una casa, pedir aumento de sueldo y hasta casarse siempre hay un día ideal, según una serie de investigaciones
MILAN.- Dime qué tienes que hacer y te diré cuándo hacerlo... Ésa es la promesa que pueden suscribir los investigadores británicos después de infinitos análisis referidos a todos los aspectos del quehacer humano. Una serie de estudios recabados de diversas fuentes, entre ellas, la London School of Economics, que propone una semana perfecta.
Una grilla que, seguida a fe ciega, permite tener la certeza de hacer exactamente lo que hay que hacer y cuando hay que hacerlo. ¿Quiere pedir un aumento de sueldo? Hágalo un miércoles. Así lo aseguran siete de cada diez gerentes. ¿Necesita una cámara de fotos nueva? Los mejores precios online se encuentran los lunes. ¿La nueva cámara es para inmortalizar el día más hermoso de nuestra vida? Entonces, cásese un viernes: ¡así la fiesta le costará exactamente la mitad que un sábado o un domingo!
Claro que antes de comprar una cámara nueva y de planificar el evento, hay que tener el "sí" de la otra persona: llevémosla entonces a cenar afuera, rigurosamente los martes, para obtener un mix perfecto de originalidad y conveniencia. Lamentablemente, después de la velada en el restaurante y la propuesta de matrimonio, no podemos esperar una noche demasiado movida. Para eso habrá que esperar al jueves, y si es de mañana, mejor, momento en que los ciclos hormonales masculino y femenino se inclinan a entregarse al máximo al asunto.
Y hay más. Para vender la casa, los viernes, y para hacer un asado, los martes, cuando suele haber menos humedad y los precios de los pasajes aéreos son más baratos. Para salir de compras, sin embargo, hay que apuntarse los miércoles, y estos cálculos no se basan en opiniones. ¿Y entonces? Nuestras acciones jamás podrán extorsionarnos con el fracaso potencial que siempre entrañan, y nuestro instinto en construcción quedará salvaguardado. Al menos, del mundo.
Ahí es precisamente que la semana perfecta comienza a desilusionarnos. OK, la realidad de las cosas, el afuera, se puede domesticar para que nos llegue en el momento más benigno. Pero nosotros, mientras tanto, ¿qué hacemos? ¿Por qué los investigadores ingleses no nos indican a qué hora de qué día nos equivocaremos garrafalmente? ¿Por qué no nos dicen cuándo corremos el riesgo de mandar a pique el viernes de nuestro matrimonio o cuándo decirle a nuestro jefe todo lo que pensamos de él? Pero sobre todo, ¿por qué no nos garantizan que por cada uno de esos días de error, habrá un día para reparar lo hecho?
Esperamos ansiosamente que nuevas investigaciones nos esclarezcan estos interrogantes. Hasta entonces, sólo nos queda recurrir al único día que nos hace posible soportar a esa persona absurda que, por simple que pueda resultar el mundo, siempre seguiremos siendo: el día de hoy.
Traducción de Jaime Arrambide
Chiara Gamberale