La sede Cabrera del conocido restaurant Artemisia invita a disfrutar de comida natural y súper casera en un ambiente con la calidez propia de un hogar
Por Verónica Mariani.
Los autos y colectivos pasan ruidosos e incesantes por Cabrera y Acuña de Figueroa, día tras día y noche tras noche. Y sin embargo, el barullo de la gran ciudad no parece afectar la calma de Artemisia, un restó de comida natural que desde hace 10 años alimenta saludablemente a su clientela en una vieja casona de Palermo.
Carolina y su marido trasladaron sus ganas de agasajar a la gente con sus sabores a la ambientación de un negocio. Utilizaron muebles y objetos heredados, cómodas y mesadas que bien podrían haber estado avivando su propia casa. Así hicieron el primer aporte de calidez a un lugar extenso con ladrillos a la vista, que hace pocos años dejaron su color nativo para pasar a vivir en blanco, un acierto que brindó luminosidad a un restó que abre sólo de noche.
Para seguir sumando color y abrigo, Carolina encargó piezas tejidas a crochet, como la gran manta que cubre uno de los sillones que forman el living junto a la entrada; los posa pava con forma de frutilla; los banderines en ristras; y las fundas de botellas que actúan como floreros y de macetas que sirven para guardar cucharas, tenedores y otros utensilios de madera sobre la barra.
Las flores frescas en botellas y otros cuencos de vidrio, y las coloridas obras de los artistas plásticos Claudio Baldrich y Álvaro Hernández fueron otros recursos que la pareja incorporó para vestir de hogar el restó.
Finalmente, para poner un detalle diferente a la mayoría de las mesas sin perder la gama de colores imperantes, los dueños de casa reciben a sus comensales con caminos de papel madera. Éstos no sólo sirven para reemplazarse fácilmente sin tener que cambiar los manteles entre cubierto y cubierto, también son un gran fondo que contrasta con los colores de las limonadas (con jengibre y también con frutillas para quien quiera), de las paneras con varios tipos caseros y de las mayonesas de remolacha o zanahoria que se convidan tan pronto se llena la mesa. Éste es un recurso muy fácil de emular en casa para eventos especiales o cuando hay ganas de renovar la mesa de siempre con un material distinto, que inclusive permite que personalicemos los espacios con los nombres de los comensales invitados, o con diseños o dibujos hechos a mano o estampados con sellitos de goma.
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