Cuando esa mañana de otoño Julián Ruiz decidió que era momento de regresar a aquella plaza donde tantos momentos felices había vivido durante su infancia, supo que estaba recorriendo el camino acertado. Hacía poco menos de dos meses había renunciado a su trabajo como abogado corporativo y ambiental en una de las principales firmas que se dedica al asesoramiento de empresas nacionales e internacionales con base en Uruguay y presencia en otros países de la región. Y se sentía totalmente desorientado.
Aunque el cierre de su ciclo profesional y personal había sido totalmente positivo, y Julián estaba convencido de que quería explorar nuevas posibilidades, la realidad era que no tenía nada en concreto: de hecho se había ido de la empresa sin un plan B. Entonces no dudó en seguir su instinto y conectarse con aquello que le generaba bienestar. "Recuerdo que, después del almuerzo familiar de los domingos, mi abuelo nos llevaba a mis primos, a mis hermanos y a mí, a trepar un árbol nativo de estas regiones, el Timbó. Esa imagen evoca en mí una sensación de vértigo, de miedo y el desafío de trepar el árbol cuando yo no era ni tan ágil ni tan aventurero como mis primos. Mi abuelo estaba muy presente, cuidándome, dejándome intentar subir al árbol por mi cuenta, habilitando algún que otro resbalón y pronunciando las palabras justas para que no me frustrara, como cuando nos decía al timbó se sube descalzo".
Por eso fue que Julián decidió volver al timbó de la plaza de su infancia y treparlo de nuevo para ver que sentía. Lo intentó, se resbaló y tuvo que dar marcha atrás, igual que cuando era niño. Pero también, por suerte, recordó lo que su querido abuelo le había dicho: así que se sacó los zapatos y logró subir al timbó 35 años después. Y aquella experiencia le abrió un abanico de ideas que se fueron encadenando en un hilo conductor que, luego descubrió, había comenzado años atrás.
La decisión de dejar su trabajo "seguro" le había llevado mucho tiempo, quizás tres años o más. En ese proceso, empezó a tener una inquietud vinculada a querer un cambio en su vida profesional que fue creciendo hasta transformarse en una necesidad de explorar nuevas posibilidades. Y comenzó a emprender "viajes escape" por la región.
Con mochila y a pie, hizo recorridos de montaña en Perú (Monte Salkantay), Argentina (Patagonia Norte y Sur, Córdoba, Salta y Jujuy, Chile (Torres del Paine, Atacama). "Tomé consciencia de la falta que me hacía ese encuentro con la naturaleza. Disfruté muchísimo esos paseos en soledad, reavivaron mi capacidad de asombro, de maravillarme, de sentirme vivo y parte de un todo". Despabilado por la experiencia con el Timbó de su infancia, replicó los viajes en el interior de su país. Y así dio lugar a un periplo en el que, sin planearlo, terminó visitando rincones de naturaleza de los 19 departamentos del Uruguay. De regreso en Montevideo, donde actualmente reside, empezó a frecuentar los espacios verdes, acercándose a ellos con la misma curiosidad que cuando estaba en sus recorridos y notó que en ellos también podía experimentar los beneficios de estar al aire libre. En paralelo, investigó sobre el tema, se informó y recopiló material sobre estudios científicos orientados a constatar los beneficios del contacto con la naturaleza tanto para el bienestar general como para la salud física y mental.
Así descubrió el Shinrin-Yoku, la práctica de bienestar japonesa que significa, literalmente, absorber el bosque a través de los sentidos o baño de bosque. Requiere estar un tiempo tranquilos en un entorno natural y abrir los sentidos. El gobierno nipón, a través de su Agencia Forestal hace más de 30 años que la fomenta como forma de combatir el estrés laboral de las ciudades superpobladas, valorizando así sus bosques. Cuentan con una red de más de 62 parques que reciben visitantes de las ciudades y que realizan esta práctica. "Paralelamente, esta práctica está siendo científicamente respaldada por una creciente cantidad de estudios que señalan que el baño de bosque puede reducir la tensión arterial y el estrés, mejorar la concentración, la memoria y el sueño, combatir la depresión y aumentar la energía, entre otros beneficios. Además, el inmunólogo Qing Li, de la Escuela de Medicina de Tokio, ha demostrado también que un paseo entre los árboles potencia nuestro sistema inmunitario al aumentar la concentración de células NK (del inglés natural killer) en sangre, un tipo de glóbulo blanco que contribuye a la lucha contra las infecciones y contra el cáncer. Según Li, los compuestos volátiles emitidos por los árboles son los principales responsables de este efecto beneficioso sobre el sistema inmunitario", explica entusiasmado Julián.
Con sus experiencias en la naturaleza bajo el brazo, y los materiales que había juntado, empezó a hacer charlas para divulgar los beneficios de la conexión con la naturaleza y promover algunas prácticas que hacía de manera intuitiva y le daban resultado. Su interés por el tema siguió creciendo, lo que lo llevó a realizar una formación y certificarse posteriormente como Guía de Terapia de Bosque y Naturaleza con la Asociación de Guías de Terapia de Bosque y Naturaleza con sede en California, Estados Unidos.
Hoy Julián ofrece baños de bosque para personas de distintas edades. En estos paseos, como guía, genera las condiciones adecuadas para que los participantes conecten con la naturaleza a través de sus sentidos, propone actividades o invitaciones concretas y es la naturaleza la que se encarga del proceso terapéutico. Tienen una duración aproximada de entre 2.30 y 3 horas que no requiere esfuerzo físico de los participantes y tampoco se trata de un paseo de reconocimiento botánico. En total no se recorren más de 2,5 kilómetros de distancia.
La voz del especialista
Isabel Escalante es responsable de marketing de Weleda, la compañía suizo-alemana fundada en 1921, presente en más de 50 países y dedicada a la elaboración de preparados magistrales con orientación antroposófica y cosmética natural y orgánica. En este audio explica cuáles son los beneficios del baño de bosque y qué funciones activan en el organismo del ser humano.
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