Deporte y naturaleza. Volvé al golf
Con las nuevas aperturas y la paulatina flexibilización de la cuarentena, volvió uno de mis deportes preferidos: el golf. Una actividad que reúne todo lo que me gusta, porque mientras te mantenés activo y ágil estás inmerso en un entorno de naturaleza y podés charlar con amigos. ¿Qué más pedirle a un deporte?
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Empecé a practicarlo hace más de 30 años, cuando un gran alumno y empresario me contactó para que lo entrenara para complementar su práctica, que muchas veces lo dejaba dolorido de la espalda. En mis primeras aproximaciones, lo que más me llamó la atención fue la velocidad impresionante del swing. En un solo movimiento y mediante la rotación de cadera, la pelota puede salir disparada a 150 km por hora, y me preocupaba el impacto de eso en la columna. De hecho, cuando empecé mi entrenamiento con un profesor, uno de los puntos vitales fue sacarle tosquedad a mis golpes, porque golpeaba el palo como si fuera un hacha y hasta me fracturé algunas costillas… Con mi alumno empezamos a "afilar" los músculos más usados, y la diferencia resultó abismal.
Muchas personas juegan al golf sin hacer otra actividad en paralelo, y por eso deben cuidar el esfuerzo que realizan para no lesionarse. No recomiendo llevar la bolsa al hombro (eso dejémoselo a los más jóvenes), sino emplear un carrito eléctrico de mano.
Es importante realizar algunos movimientos de movilidad articular antes de empezar. De 5 o 10 minutos de movimientos suaves que vayan despertando al cuerpo, y ese primer golpe no sea explosivo y te deje duro. Es fundamental tomar líquido y llevarse algo de alimento, como una barrita de cereal, una banana o manzana o unos frutos secos. Son caminatas de más de cuatro horas en las que el cuerpo necesita combustible. Cuando estás en el medio de la cancha no siempre hay algo cerca para abastecerse, aunque en muchos clubes el "bar del nueve" es parada obligatoria. Llevar gorra, protector solar y repelente de insectos para una experiencia agradable. Es importante tomarse la actividad como un deporte de competencia, porque dura muchas horas y exige de un físico que no siempre está preparado.
La ida previa al driving es más que recomendable. Ahí, en esos 70, 80 o 100 tiros se memoriza el gesto deportivo y se van fortaleciendo los músculos necesarios para un buen juego. Para mí, jugar al golf es un momento "slow", en el que me concentro en el entorno, la caminata, el respirar aire puro, y sí, claro, en embocar la bendita pelota. Porque el golf es 70% mental. Y ahí llego a otra virtud de este deporte: si te concentrás por completo en el juego y dejás de lado los pendientes, sirve como una meditación activa. Respirando profundo y enfocando la mente solo en esa pelotita, empezarás a masterizar el arte del mindfulness. Ahora sí que no queda mucho más que pedirle a este deporte maravilloso.
Cuatro libros
Para mantener la mente en forma
- Juego y vida. Por Hilda Cañeque
- Inteligencia digestiva. Por la Dra. Irina Matveikova
- El siglo de los dictadores. Por Olivier Guez
- 12 reglas para vivir. Por Jordan B. Peterson