Muy segura de sí misma, Guillermina Valdes (43) se muestra cómoda en su piel, pero no tanto como para conformarse. Madre de cuatro hijos (Dante, Paloma, Helena y Lorenzo) y en pareja desde hace ocho años con Marcelo Tinelli, se hace tiempo para los replanteos, para bucear en sus deseos y soñar nuevos sueños que la representen de manera auténtica. "Este es un momento en que la humanidad se puso a prueba. Estamos obligados a observar para adentro y a mirar nuestros vínculos", reflexiona Guillermina con ¡HOLA!, en una charla donde el amor, en todas sus formas, será un poderoso hilo conductor.
–Miremos para adentro, entonces. ¿Cómo te sientan tus 43 años?
–Estoy muy orgullosa de mis 43, de todo lo que aprendí en esta vida que todavía para mí es corta. Desde que cumplí 40 me siento cada vez mejor, trabajo más conmigo. Todo el tiempo intento ser coherente y eso, cuando sos madre, es toda una responsabilidad. [Piensa]. A mí me pegó bien la maternidad porque me hace autoevaluarme todo el tiempo. Por ejemplo, si les voy a pedir que dejen el teléfono, primero me fijo cómo vengo yo… No hay que hablar tanto sino accionar de una manera coherente, ser respetuosa con las diferencias entre la gente. Cuando tus hijos te traen cuestionamientos aprendés que son sus elecciones, yo ya hice las mías. Hoy, lo que vivieron mis padres conmigo lo puedo entender más por lo que me están haciendo sentir mis hijos en esa oposición constante que puede tener un adolescente en un proceso en el cual se está buscando.
–¿Qué te pasa cuando los ves tan grandes?
–Es tremendo. Los cuatro son muy pegotes míos. Paloma es quizás la menos, pero es cariñosa a su manera.
–¿Dante, tu hijo, está trabajando con Marcelo?
–Sí, trabaja como asistente de coach en "Cantando por un sueño" (es músico). Marce se lo ofreció sabiendo que él no se quiere mostrar porque su camino es otro y todavía se está preparando. Surgió esta oportunidad y está muy contento. Obviamente va con todos los cuidados necesarios, pero en este período tan complejo para los adolescentes, fue un incentivo. En plena pandemia Paloma cumplió 18, la mayoría de edad, sin ver a nadie; y Helena cumplió 15, sin festejo. Las emociones y las idas y venidas en cuanto al estado de ánimo de todos son normales, y dentro de lo que es la situación, están muy bien.
–Paloma había fichado como modelo…
–Sí, pero no le gustó. Es perfil bajo, le dio vergüenza verse; va a estudiar dirección de cine. Todos mis hijos son muy artistas. A Helena le gusta la música y la fotografía. Por suerte tienen perfil bajo, llevan una vida tranquila.
–¿Cómo es la relación con tus hijas?
–Ellas son dos ultrafeministas, y me encanta. Tienen una cuestión muchas veces de si me maquillo, para qué me maquillo. Y tuvimos momentos más ríspidos, pero creo que hoy ya pasaron esa cuestión con la mamá, y tenemos un vínculo increíble, de mucho amor y diálogo. Yo no bajo línea. Y si te reto o digo algo, puedo ir y volver, disculparme si me equivoqué o explicar por qué decidí algo. Incluso me pasa con Lorenzo. En casa no existen las caras largas, hay algo fluido en los vínculos. Da mucho trabajo pero ayuda a no quedarse con nada feo adentro.
–Lorenzo empezó primer grado, un gran cambio. ¿Cómo lo acompañás?
–Todas las madres argentinas estamos en la misma, articulando para que los chicos se sienten a estudiar cuando vos no te preparaste para eso. Para mí fue un aprendizaje, aunque obviamente hay días que me cuesta más.
CON MARCELO, EN LA MISMA SINTONÍA
–A mediados de año, en pandemia, se separaron con Marcelo. ¿Qué pasó?
–Soy una gran replanteadora. [Se ríe]. Nosotros somos más de "yo estoy vibrando esto y vos no lo estás pudiendo articular conmigo". Eso nos hizo crecer un montón como pareja. Nunca hay heridas ni dolores, ni cosas que no se perdonen, por eso nos arreglamos y hoy estamos como dos pegotes.
–¿Por qué Marcelo lo hizo público?
–Porque aunque estábamos en cuarentena sabíamos que de alguna manera iba a salir. Nosotros dormimos juntos en el piso 24, y yo un tiempo me vine al 10. Hasta en el edificio llamaban a los medios… Sabíamos que no íbamos a evitar que se dijeran barbaridades, pero decidimos que por lo menos queríamos que se supiera que había algo amoroso en la separación. Estuvimos separados dos meses, mucho antes de que se supiera. Creo que cuando se supo, al tiempito nos reencontramos. Eso es lo que tengo para decir. Es la pura verdad. Lo demás es íntimo.
–¿Te cansa tener que dar explicaciones?
–Se dicen cosas muy injustas. Marcelo me enseñó que no se contesta, que no hay que entrar en el juego. Obviamente yo no tengo su grado de exposición, es otra dimensión, pero me afecta, aunque cada vez menos porque entendí que es un tema de proyección del otro, no me voy a hacer cargo.
–¿Qué admirás de él?
–Que es mucho más estable que yo. [Se ríe]. Dentro de la relación hay olas y tormentas, pero él tiene la capacidad de ver el todo y yo, quizás, me quedo más en la situación, soy más calentona. Su energía me ayuda mucho porque me invita a asentarme, a estar en el lugar. El amor increíble que nos tenemos muchas veces hace que no nos permitamos estar en lugares grises como pareja. Marcelo es muy generoso, cariñoso, amoroso, es increíble, muy pegote. Yo soy bravísima, tengo mucho carácter, y él me ayuda. [Se ríe].
–Se escuchó de un posible casamiento. ¿Es cierto?
–El ya se casó dos veces, yo una [con Sebastián Ortega, padre de sus tres hijos mayores]. Pero de vez en cuando hablamos de casamiento porque nos gustaría festejar esta relación y esta unión, que para nosotros es muy preciada. Así que puede ser que sí.
–¿Tienen fecha?
–No, es algo que hablamos desde hace tiempo.
Hablamos de vez en cuando de casamiento porque tanto a Marcelo como a mí nos gustaría festejar esta relación, que para nosotros es muy preciada
EN BUSCA DE SUS SUEÑOS
El cuidado de su cuerpo jamás le fue ajeno a Guillermina, que desde los 25 sigue a rajatabla la rutina de limpiar su piel, nutrirla y cuidarla del sol. "En un momento me encontré con este fanatismo que traía del cuidado de la piel, y tuve necesidad de generar una marca de cosmética clean, que no se testee en animales, que no tenga parabenos, ni sulfatos, que sea mineral oil free, y que funcione. Así nació Guiv", cuenta la modelo, que también estudió teatro y años atrás hasta debutó en las tablas en la calle Corrientes. Y sigue: "Fue una apuesta mía al ciento por ciento. Con mi socia, Andy, nos jugamos y fuimos por una estructura chica con venta online, que en su momento no era algo tan desarrollado. Fue toda una construcción que las mujeres confíen en el producto, porque necesitan ver, oler, tocar. Me siento muy en lo mío, creo que puedo tener acá una muy buena versión mía y ofrecer algo bueno, me abre un montón de elecciones creativas".
–Tener un proyecto propio ya lo habías cumplido con los zapatos Valdez...
–Sí, pero surgió de un sueño de Fabián [Paz], que es diseñador y mi amigo. Yo lo acompañé siempre desde la imagen, la comunicación. Pero en Guiv soy la mentora y la que lo lleva adelante. Tenía una idea errónea de lo que es ser empresaria, pero cuando uno pone su corazón, da trabajo, apostás a tu país, empezás a sentir que está bueno vibrar ahí. Cuando uno le pone tanta garra y corazón, las cosas suceden. Mi hijo más grande me dice: "Mamá, yo no voy a ser como vos, que siempre hiciste una cosa y después otra, porque ya sé que quiero ser cantante y músico". Pero ¿quién dice que esté mal encontrar nuevos caminos? Lo importante es que donde puse energía, fluyó.
–¿Qué te devuelve el espejo cuando te mirás?
–Me quiero más que antes, siento más confianza. Ya no me pesan esas cosas que uno arrastra desde la infancia o de la adolescencia a la adultez, como que tenía las piernas flaquitas y blancas a pesar de ponerme al sol. No pasa por ser linda o fea, sino de que hay cosas internas que nos boicotean y nos hacen perder tiempo en lo que no somos y queremos ser. Cuando en verdad te conectás con lo que sos, empezás a brillar.
–Además, sos muy consciente con tu alimentación. ¿Cómo lo bajás a la familia?
–Es muy difícil llevarlo a la familia, en especial en estos tiempos en que todos estamos sensorialmente tan estimulados. Trato de alejarme de lo ultraprocesado, que, para resumir, es todo lo que uno come y no sabe lo que hay adentro. Sin ser extremista, intento alejarme de lo empaquetado, estar lo más cerca posible de lo natural. Lo que tiene muchas harinas refinadas, muchos azúcares y grasas trans, a la larga te trae problemas. Yo siempre hablo desde un lugar de salud, no de estética.
–La actividad física también es clave en tu rutina saludable.
–Sí, entreno entre 3 o 4 veces por semana. De hecho, estoy con un proyecto para sacar un plan de entrenamiento. Un grupo de españoles se me acercó porque entienden mi forma de entrenar, así que estamos pensando en una propuesta integral. La gente se tiene que empezar a mover en su casa, tomar conciencia del cuerpo. Hay un mito de que la mujer no debe sacar músculo, pero después de los 40 aparece la sarcopenia, que es la pérdida de tejido, y es necesario que los músculos estén firmes para sostener el resto del cuerpo. Aunque no me gusta la palabra, estoy muy enfocada con todo lo que tiene que ver con lifestyle, específicamente con el cuidado de uno y del medio ambiente. Eso también nos trajo la pandemia. Claramente hay que parar y con pequeñas acciones podemos sumar mucho.
–¿Por ejemplo?
–Reciclo absolutamente todo. Tengo en mi baño tres cajones donde guardo frascos para reutilizar. Sé de un lugar donde aceptan botellas porque con eso hacen anteojos, entonces llevo mis botellas. Lo mismo me pasa con la ropa. Me parece fundamental reutilizar, reducir el consumo y que las prendas circulen rápido si no se usan por un tiempo. Desde hace mucho, si hay algo que pasa tres o cuatro meses y no lo usé, circula, se dona o se lo doy a alguien que sepa que al recibirlo va a hacer lo mismo. Lo mismo les pido a mis hijos. Y para las producciones, con Carito [Rosello] buscamos cosas vintage. Las de esta producción, por ejemplo, no son prendas usadas sino de otras temporadas, entonces imponés la moda desde otro lugar.
–Varias veces te vi, además, apoyando diferentes campañas en defensa del medioambiente, de los animales …
–Me nace naturalmente; de hecho, estudié un año y medio Veterinaria. El otro día, por ejemplo, encontramos una cotorra lastimada y la rehabilité durante un mes. Son cosas simples que me hacen sentir bien. Mis padres siempre estuvieron muy conectados con la naturaleza y yo lo heredé. Papá era veterinario y muy generoso. Según me cuentan, en Necochea, donde nací, aún hoy hay quienes le rezan a "San Valdes" cuando un animal está en estado crítico.
Dentro de la relación hay olas y tormentas, pero Marcelo tiene la capacidad de ver el todo y yo, quizás, me quedo más en la situación, soy más calentona
DE LECTURAS, ENTREGA Y POLÍTICA
–¿Qué te relaja?
–Leo mucho. Ahora estoy con Más allá del materialismo espiritual, de Chögyam Trungpa, que me lo recomendó mi psicóloga.
–Con tanto trabajo interno, ¿qué pesos te sacaste de encima?
–Adquirí una destreza con lo energético: percibo muy bien las situaciones y la gente. No pierdo el tiempo. También aprendí a no quedarme con nada malo. Quizás es una intensidad que manejo, pero cuando aclarás, ampliás y abrís, esa energía ya no te queda adentro. Siempre fui muy mental, ahora estoy acá, en el presente, confío en mí, en lo que tengo para dar y no hay mucho más.
–Alguna vez hablamos de tus inquietudes desde el trabajo social. ¿Lo pudiste canalizar?
–En Guiv, con cada producto vendido, una parte va a Fundación Cadena, en Ciudad Evita, donde trabajan con chicos y adolescentes en situación de riesgo, los cubren en etapa escolar y también a nivel psicológico y tiene una media jornada de almuerzo y desayuno. Fue difícil elegir porque hay muchos lugares para ayudar. Pero me hablaron de Vero, la mujer que los cuida y conecté en seguida. Cuando a uno le va bien, ayudar es también una forma de agradecer. Pero no me gusta mucho decirlo.
–Contarlo puede inspirar a otros.
–Es verdad. Ayudar está buenísimo. Quizás pienses que tiene que ver con la carrera política de Marce, pero no tiene nada que ver con él sino con mi esencia.
–Ya que hablamos del tema, ¿te gustaría que Marcelo se meta de lleno en política?
–No sé si hoy… Estoy como desilusionada con la política en general, no hablo de ningún partido en particular. Creo en personas que me gustan, pero las corrientes políticas tienen que replantearse muchas cosas. No voy a opinar porque no es mi lugar, pero desde lo personal, me costaría si viene con un planteo así. Nunca fue un deseo mío que Marcelo estuviera en política, simplemente sentía que lo quería acompañar, y hoy te digo que veo todo muy difícil. Me pondría en una situación complicada, calculo que lo acompañaría, pero me cuesta pensarlo.
Con mis hijas tuvimos momentos más ríspidos, pero creo que ya pasaron esa cuestión con la mamá, y tenemos un vínculo increíble, de mucho amor y diálogo
Producción: Carito Rosello. Maquillaje: Irene Arcieri. Peinado: Cristina Cagnina, para Cerini. Agradecimientos: NH Buenos Aires City (IG @nhcollection.ame), @pulpa_oficial, @max.studiovintagestore, @valdezshoes
"Yo soy la brava, la de los replantemos... Y eso nos hizo crecer como pareja. Volvimos a ser dos pegotes"