Hacía varios años ya que Diego Cuesta Silva (57) se dedicaba a la medicina cuando dejó la selección argentina de rugby. Fue a fines de 1995 (el 21 de octubre, para ser precisos), cuando este médico cardiólogo jugó su último partido con la camiseta de los Pumas (fue contra Francia, en la Copa Latina). "Ya tengo más vida vivida como médico que como jugador de rugby. Si bien fue lindísimo todo lo que me pasó en esos once años, cuando recuerdo aquella época de Puma, siento que le sucedió a otro", cuenta Diego, quien tuvo el honor de integrar el equipo que representó al país en los primeros tres Mundiales (1987, 1991 y 1995) y durante muchos años ostentó el título de mayor anotador argentino de tries, hasta que José María Núñez Piossek le arrebató el récord por uno.
Hijo de un cardiólogo y nieto de un médico general (de los que hacían las rondas por su barrio, Bellavista, y conocían la historia de vida de sus pacientes), nuestro entrevistado acaba de volver del centro de salud de atención primaria de José C. Paz –o la "salita", como la llama él–, donde atiende desde hace más de dos décadas. "Es una de mis mayores satisfacciones como médico. La gente me viene a ver porque atendí a la madre, al hermano y no porque estoy en una cartilla. A través de los años, me encontré con muchas personas que habían sido pacientes de mi abuelo, Manuel, cuando eran chicos", nos confía Cuesta Silva.
–¿Cómo es un día en la salita?
–Me dedico a lo que en cardiología se denomina "regresión de la arterioesclerosis", que es ir limpiando las arterias para que los pacientes no terminen en una cirugía invasiva, como la de un stent o un by-pass. Cuidarles las arterias a personas que sufren de obesidad o diabetes es clave para evitarles una internación que puede ser evitada.
–Frente al coronavirus, los que sufren problemas cardíacos de base integran el grupo de riesgo, junto con los inmunodeprimidos y los pacientes con problemas respiratorios.
–Cuantas más enfermedades crónicas tiene un paciente, más vulnerable se vuelve frente a un virus como el Covid-19. Durante las últimas semanas, estuve atendiendo a varios por teléfono y te diría que a lo que más me dediqué fue a transmitirles paz.
–¿En qué sentido?
–No es lo mismo una persona con una enfermedad crónica que no se cuida que una que sí lo hace. Es probable que, si se contagia, el paciente que duerme bien, come como corresponde y hace actividad física lo viva como una gripe más. Los pacientes cardíacos o respiratorios comprometidos con su tratamiento tienen menos chances de sufrir grandes complicaciones con este virus. Es como el cuento de los Tres Chanchitos: al que no se preparó, el lobo le va a derribar la casa de un soplido. El que se preparó y construyó una inmunidad sólida a través del tiempo, en cambio, va a tener más oportunidades de zafar.
–¿Cómo se están preparando en caso de que el coronavirus pegue fuerte por José C. Paz?
–Con el director médico, Haroldo de Franco, sabemos que no vamos a tener una función específica con el paciente complicado. Por ende, estamos enfocados en que las personas que se atienden con nosotros sepan cómo cuidarse.
–¿Cuáles son tus recomendaciones?
–Lo más importante es el aislamiento social. Después, tanto para el coronavirus como para cualquier otra enfermedad, el lavado de manos es clave. Es posible que, este otoño, los casos de gripe común disminuyan por la simple razón de que la gente se está lavando las manos mucho más. Afortunadamente ahora estamos usando barbijo, de esta forma, evitas contagiar a otros, si sos un portador asintomático. Por último, hay que seguir comiendo bien, durmiendo bien y, en la medida de lo posible, seguir haciendo actividad física.