Dossier de septiembre para coleccionar / Temas de ética / Tercera Entrega. Dilemas profesionales
Médicos, abogados, maestros, ingenieros... En su vínculo con la gente, los profesionales suelen enfrentarse a situa-ciones en las que deben dirimir cuestiones morales surgidas a partir de que un deber entra en conflicto con otro. Por medio del planteo de hipótesis, la autora reflexiona sobre los modos de ins-trumentar una evaluación que conduzca a la acción correcta
Caso 1. Imagine que usted es un médico nefrólogo y tiene como paciente a una chiquita de 4 años con una falla renal severa. La diálisis renal crónica que recibe no está dando los resultados esperados, y es claro que si no se le hace un trasplante de riñón no va a sobrevivir mucho más. La probabilidad de que el trasplante tenga éxito es del 90 por ciento si el órgano es de un familiar cercano cuyo tejido sea compatible con el de la niña. Cuando les informa las novedades a sus padres, aceptan de buen grado hacerse las pruebas de compatibilidad. Sus dos hermanos, de 2 y 4 años, son demasiado chicos para ser donantes de órganos. Las pruebas indican que la madre no es histocompatible, pero el padre sí. Usted está a punto de llamar a la familia para comunicarle la buena nueva, cuando el padre le pide una cita para conversar sobre los resultados. Cuando le cuenta que él es compatible, para su sorpresa el padre se larga a llorar y le confiesa que tiene miedo de donar, y le pide que busque un riñón cadavérico, a sabiendas de que muy difícilmente será compatible. Le ruega que no le diga a su esposa una palabra de su negativa, pues sabe que si su familia llega a saber la verdad lo culparán de dejar que su hija muera y la familia misma correrá el riesgo de hundirse. Desesperado, le ruega que les mienta, que les diga que él no es histocompatible. ¿Qué haría usted? ¿Fundándose en qué razones tomaría su decisión?
El ejercicio del derecho
Caso 2. Imagine ahora que es un abogado penalista que defiende a un cliente acusado de asesinato. Usted está casi seguro de que es inocente. El juicio va bien y probablemente su cliente va a ser sobreseído. Entabló un buen vínculo con él, y tal vez alentado porque está a punto de ser absuelto, le confiesa que si bien no cometió el crimen del que se lo acusa, cometió otro cuatro años atrás. Y luego le dice que un delincuente con frondosos antecedentes penales fue condenado a cadena perpetua, injustamente acusado del crimen que él cometió. Intenta persuadirlo de que confiese, pero se niega. Tuvo muchos problemas con la ley y es un delincuente inteligente y bien informado. Cuando lo amenaza con retirarse del caso, él le recuerda que a esta altura usted lo va a perjudicar. Le recuerda, además, que como profesional tiene el deber de guardar la confidencialidad sobre todo lo que sabe. Nuevamente, ¿qué haría? ¿Fundándose en qué razones tomaría su decisión?
Profesor alumno
Caso 3. Suponga que es un jefe de trabajos prácticos de la Universidad. Un día toma examen y descubre que una de sus alumnas se está copiando. Es una alumna brillante y varias veces se le ha acercado durante las clases para comentar distintos puntos del programa. Usted sabe también que su padre acaba de fallecer, que quedó a cargo de su madre y que, últimamente, tiene enormes dificultades para concentrarse y estudiar. Para no humillarla ante sus compañeros, decide no quitarle la hoja delante de todos y hablar con ella más tarde. Sin embargo, la Universidad es muy estricta cuando se trata de alumnos que se copian. Usted ha firmado un código de conducta donde se comprometió a denunciar inmediatamente ante las autoridades los casos de copia. Una vez más, ¿qué haría? ¿Fundándose en qué razones tomaría su decisión?
Caso 4. Imagine que, como ingeniera de alimentos, es la jefa de un grupo en una compañía que produce enormes cantidades de un producto alimenticio que debe ser tratado con calor antes de ponerse en venta. Su grupo de desarrollo de productos analiza actualmente los componentes naturales del producto. Usted descubre que varios de los componentes presentes en el producto en cantidades mínimas son, en realidad, componentes químicos que en dosis altas son cancerígenos. Pero el producto mismo, consumido desde hace siglos en todo el mundo, jamás se asoció con el cáncer. Le informa a su superior del descubrimiento y éste le recomienda que no le diga nada a nadie. Nuevamente, ¿qué haría? ¿Fundándose en qué razones tomaría su decisión?
Problemas y dilemas
Estas historias narran algunos de los tantos problemas éticos con los que se enfrentan los profesionales en su práctica laboral. En el lenguaje de la ética, esta clase de problemas aparentemente irresolubles recibe el nombre de dilemas, que surgen cuando dos deberes entran en conflicto. La única forma de cumplir con un deber es no cumpliendo con el otro. Según las circunstancias, un deber desplazará a otro, pese a que el desplazado habría sido cumplido si no hubiera existido conflicto alguno con el que finalmente prevaleció.
Juego de valores
La diferencia entre un dilema moral y otra clase de problemas es que en el dilema se ponen en juego ciertos valores (¿está moralmente obligado el médico a ocultar la verdad a la familia?), mientras que los problemas corrientes tratan sobre hechos (¿ocultó el médico la verdad a la familia?). Aunque los hechos son muy importantes en el momento tomar decisiones morales, éstas involucran juicios de valor que no están presentes en los hechos.
Es claro entonces que si usted es el médico de la primera historia se enfrenta con un serio conflicto entre valores morales. ¿Debería decidir respetar el secreto médico y seguir el deber de confidencialidad, y evitar llegar a forzar al padre de la niña a someterse a una intervención a la que se niega? ¿O debería decidir ser honesto y defender lo que le conviene a la pequeña, aun a costa de violar la confidencialidad, aun a costa de no respetar el derecho moral del padre a la privacidad, que en este caso se expresa en su controvertido rechazo a donar? ¿No debería respetar, acaso, el derecho moral y legal del padre a decidir sobre su propio cuerpo?
Si usted es el abogado de la segunda historia, no hacer nada va a preservar el valor de confidencialidad propio del vínculo profesional-cliente.
También va a lograr que su cliente se sienta bien. Usted se está limitando a defender los intereses de su cliente.
¡Al fin y al cabo, para eso fue contratado y no para ir haciendo justicia por el mundo! Y además, lo que no es poco, se asegura de que su cliente no le va a hacer un juicio de mala práctica por violar sus deberes profesionales.
Pero si usted finalmente elige estos valores, lo hará a costa de la libertad de alguien que estará encerrado de por vida por un crimen que no cometió.
Si es el profesor de la tercera historia, debe decidir entre cumplir con una de sus obligaciones institucionales en su carácter de docente de la Universidad o que su alumna se sienta bien.
Y en relación con los otros alumnos, puede considerar que, si deja pasar la acción incorrecta, no trata de manera semejante a sus alumnos, dándole una ventaja adicional que colisiona con el principio de equidad. Si es la ingeniera de alimentos de nuestra última historia, puede pensar que el puesto de responsabilidad que ocupa en la empresa la obliga a comportarse con fidelidad hacia la compañía. También puede pensar que tiene un deber de ser leal a su superior, que le está pidiendo callar. Sin embargo, ¿no debería usted, que es profesionalmente responsable frente a la sociedad, cuidar de la salud general, independientemente de los intereses de la compañía?
Condenados a decidir
Es claro, entonces, que las cuestiones morales involucran cuestiones de valor. En ninguna de estas historias el profesional puede escapar de tomar una decisión moral. Y no tomar decisión alguna es una forma de decidir. Los genuinos dilemas morales implican siempre un conflicto entre valores que queremos preservar o que, por lo menos, creemos que merecen un mínimo de respeto -valores como la lealtad a un colega, sacrificar algún valor moral, el derecho de su cliente a la privacidad y a la confidencialidad, el bienestar del cliente, el bien público, la veracidad, la integridad personal, entre otros.
Pues bien, ¿cómo decidir? A grandes rasgos, podemos decir que hay dos modos básicos de tomar una decisión: o decidimos un curso de acción guiándonos por principios o decidimos qué hacer atendiendo a las consecuencias.
John Rawls, tal vez el filósofo político más importante del siglo XX -recientemente fallecido-, propuso justificar nuestras decisiones por medio de lo que llamó el "equilibrio reflexivo". Este dice algo así como lo que sigue: en ética existen, por un lado, los principios generales (no se debe mentir, el profesional debe guardar confidencialidad hacia su cliente) y, por otro, los juicios particulares que intuimos visceralmente (el abogado no puede permitir que el inocente pase el resto de su vida en la cárcel en lugar del cliente). Rawls propone comparar entre sí los principios generales con los juicios particulares, de modo que en caso de que sean incompatibles puedan ser paulatinamente modificados hasta que el nivel general de los principios se encuentre en equilibrio con el nivel particular de los juicios.
Alcanzar esa coherencia en nuestra vida moral no es fácil, por cierto. Jean Paul Sartre decía que estamos condenados a ser libres. Tal vez se trate de incorporar esta práctica reflexiva no sólo en calidad de médicos, abogados, maestros o ingenieros, sino simplemente como personas. De hacer de la reflexión ética, en suma, nuestra práctica cotidiana.
La autora es doctora en Filosofía (UBA) y magister de Bioética en la Monash University (Australia). Docente e investigadora del Departamento de Filosofía (UBA) e investigadora externa de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Para saber más
- www.fundacionlibra.org.ar
Fundación Libra.
- www.ama-med.org.ar
Asociación Médica Argentina
- www.aaba.org.ar
Asociación Abogados de Buenos Aires
- http://www.cai.org.ar/
Centro Argentino de Ingenieros
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- Domingo 28: Etica, pornografía y medios de comunicación
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