Adelanto. El amor y sus acordes
Ginebra, 10 de mayo de 1974
Querida Georgina:
Estuve reflexionando acerca de tu carta y te contaré mi experiencia, pero la experiencia se tiene cuando uno llega al otro lado de la parábola de la vida y lo pasado no puede rehacerse. Yo puedo ahora darte un consejo cuando un hijo tuyo vaya a cumplir 18 años y haya terminado sus estudios secundarios, en ese justo momento debe comenzar su responsabilidad civil y personal. Debe trabajar para ayudarse en sus estudios. Debe fortalecerse en la lucha diaria como lo hizo mi padre y como lo hice yo. Cuando tenía 18 años ya daba lecciones en mi casa: Universidad 844 y trataba desesperadamente de conseguir una cátedra. Y mientras terminaba el conservatorio, escribía música para cine y componía ya las obras que más tarde me harían famoso: las Danzas argentinas, la Canción al árbol del olvido, etc. No es que los padres deban ser severos e inflexibles pero deben orientar a los hijos. Yo vivía entonces en Barracas e iba a todas partes en tranvía. Y era muy feliz. Acuérdate de estas palabras mías para educar a tus hijos.
Me gustó mucho tu cita de las Bienaventuranzas en un texto al que yo quisiera ponerle música. Creo que César Frank lo hizo en el siglo pasado.
En estos momentos estoy escribiendo Las Turbas para la Pasión Gregoriana. Habrá dos sacerdotes benedictinos que cantarán en gregoriano para los papeles del Evangelista y de Jesús y luego el gran coro incluyendo niños y la orquesta para las turbas. La novedad de esta obra es que contrariamente a la Pasión Medieval o del Renacimiento
que hacían de esta parte del Evangelio una cosa sombría y de duelo, la concibo como la transformación de un rey en un Dios. Comienza con la entrada solemne en Jerusalén ("Hosana filia David, Rex Israel") y termina con el anuncio de la resurrección (el Señor ha resucitado). Por ahora me está saliendo bárbara. En cambio, para mi cuarta ópera, creo que dejaré Barrabás para más adelante y tomaré Yerma, pues la gran soprano Beverly Sills —que creo que vos conociste— quisiera cantar una opera mía. ¿Viste la producción catalana que parece sensacional con una gran actriz? En todo caso, mándame tus impresiones sobre Yerma. Yo creo que puede ser un magnífico tema.
Te envío todo mi cariño y un fuerte abrazo.
Tu papi
Ginebra, 31 de enero de 1975
Querida Georgy:
¡Por fin llegó carta tuya! Hacía tiempo que la esperaba. Espero ver a "La Reina del Plata" antes de veinte o treinta años pues de lo contrario me pasará lo de Rosas. No olvides que dentro de pocos meses —¡el tiempo pasa tan rápido!— cumplo los sesenta. Para esa fecha —1976—creo que están preparando homenajes y se organizarán conciertos y actuaciones en Sudamérica que financiarán el viaje, la única manera posible hoy de moverse en las grandes distancias. El único proyecto mío para este año es componer. Me preguntas sobre mis planes. Tengo la mente llena de ideas para escribir nuevas obras, algunas como la "Popul Vuh", mi próxima obra sinfónica, que me ronda desde mi niñez. Otras son recientes y espero —como decía mi padre— tener vida y salud para realizarlas.
[...] Con el arte no se puede amasar una fortuna, bien feliz está uno si puede vivir trabajando con el arte y más aún si se trata de la música. La música no te deja la puerta abierta como un best-seller literario o como un cuadro que te compran por inversión.
No esperes tanto para escribirme, todos tenemos siempre cosas que hacer, pero podemos encontrar unos minutos. Por otra parte, estoy siempre ansioso por recibircarta tuya.
Papi
De padre a hija
Cecilia Scalisi
(Sudamericana) 328 páginas, $100
A partir de largas entrevistas y, fundamentalmente, de las cartas que Alberto Ginastera le escribió a su hija Georgina entre 1971 y 1982, la autora se sumerge en las profundidades de un vínculo único e intenso. De allí emerge un retrato distinto del gran compositor argentino, marcado por la intimidad, la nostalgia y el reencuentro con la memoria familiar
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