El auto, los novios y otras anécdotas de Dalma Maradona sobre la inmensa figura de Diego
Dalma Maradona creció siendo una hija del poder. Para muchos era sin duda la hija de Dios. Nunca le fue sencillo cargar con ese peso. Salvo cuando venía con privilegios como el poder festejar sus 15 años en la cancha de Boca. La superfiesta tuvo de todo. Carpa gigante sobre el campo de juego, recital en vivo de Los Auténticos Decadentes y Los Piojos, malabaristas, muñecos gigantes y 500 invitados. Diego papá volvía a sorprenderla. Un año antes, con apenas 14, le había regalado por su cumpleaños su primer auto, el último modelo del célebre Escarabajo. El astro ni siquiera registraba que su hija aún no tenía edad para manejar.
/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/6DKAL3DRZZC7JMMDIA5HZ4DX64.jpg)
- ¿Qué es lo mejor y lo peor de ser una Maradona?
- Lo mejor es la familia que viene con el apellido. Los admiro mucho. Lo peor es la presión de tener que demostrar quién soy.
- ¿Alguna vez le reprochaste algo?
- (piensa) No…
- ¿Lo retaste?
- Todo el tiempo. De hecho mi mamá me dice: "Eso decíselo vos porque te tiene respeto". Pero me parece que no se le puede pedir a alguien más de lo que puede dar. Es muy fácil opinar pero nadie está en ese lugar de presión total. Imaginate lo que es. Decime de otra persona que no pueda ir a ningún lugar sin que lo reconozcan. No existe, es el único.
- Entonces pudiste entender los humanos defectos de tu padre…
- Para mi es mi papá y punto. Soy consciente de todo el paquete que viene con eso. Pero cuando hablo con él hablo con papá, no con Diego Maradona.
La entrevista con Dalma transcurrió hace ocho años en un bar de Palermo cerca del que sería su departamento de soltera. Acababa de ensayar para una obra de teatro que la tendría en esos meses sobre un escenario. Su relato se integró al libro ¨Hijos del poder", que escribí en el 2012. A cada pregunta, siempre respondió con frescura, como si hablara de otra persona. Como si en su vida no hubiera habido horas y horas de terapia hablando de su padre.
/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/HVVHAYJJFRHFVPAS7PLGTMB3CE.jpg)
La foto del Diego
Durante un ensayo en un teatro de San Telmo, Dalma se sentó en el piso sobre un almohadón. Como algo la incomodaba, se levantó para fijarse qué podía ser y se encontró con una especie de cartón que tenia pegada una foto del Diego. Quienes presenciaron ese episodio dicen que miró fijo la foto, miró a sus compañeros y se largó a llorar desconsoladamente. Como si ese simple hecho hubiese desencadenado una crisis. "No soporto más, no soporto más", decía entre lágrimas. "No puedo sacármelo de encima. A cualquier lugar que voy me preguntan por él o lo veo en una remera o en una revista".
La remera delatora
Ser anónima no entraba entre sus posibilidades. Desde que nació fue noticia. Ella sabe que lleva el apellido escrito en su frente. Aunque nunca imaginó que su padre se le iba a aparecer de otras maneras. El día que conoció a un chico que la invitó a salir, íntimamente celebró que el apellido Maradona no hubiera surgido en la primera charla. Hasta ahora siempre aparecía un "Qué parecida que sos a la hija del Diego", a lo que respondía: "Sí, me lo dijeron muchas veces pero nada que ver". Pero esa vez, el candidato se le había acercado en un boliche y la había comenzado a seducir sin dar pistas de que sabía quién era. Hasta que la ilusión se desmoronó cuando en un momento más íntimo, al sacarse el buzo que llevaba puesto, descubrió que llevaba puesta una remera con la cara de su padre.
/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/lanacionar/MUOLJ57HRRCSFPWYC3M6SPCYEA.jpg)
DT alemán, Joachim Löw
Tras el humillante 4 a 0 frente a Alemania, que en 2010 dejó a la Argentina fuera del Mundial, Diego consolaba a su equipo hasta que ella, su nena mayor, la actriz, irrumpió en el campo de juego esquivando toda la seguridad prevista por los organizadores. Padre e hija se fundieron entonces en un gran abrazo y lloraron sin pausa mientras iban camino a los vestuarios. En ese momento, el DT alemán, Joachim Löw, buscaba a Diego para estrecharle la mano. Pero al ver la desoladora imagen se contuvo y quedó varios segundos sin saber cómo aproximarse. Las cámaras de televisión de todo el mundo mostraron el desconsuelo de esa familia siempre al borde de la crisis, que se había unido para respaldar a su jefe espiritual. Como ayer, como siempre. Hoy más que nunca.