Oficinas vacías, falta de turismo y el cierre de bares y restaurantes emblemáticos auguraban un panorama sombrío; aun así, el público fiel apoya a los referentes clásicos de la gastronomía céntrica, que se transforman en medio de la crisis y apuestan al futuro
Entre los 48 barrios que conforman el mapa geopolítico de la ciudad de Buenos Aires, el Centro no es una área estricta y determinada, sino que se inscribe en un imaginario definido por usos y costumbres. Caprichosamente se lo puede enmarcar entre Av. Callao, Retiro, Plaza de Mayo, Leandro N. Alem, aunque podrían sumarse las manzanas que van hasta la Av. Belgrano. “Con mi viejo salíamos de la cancha de Boca y nos íbamos a Filo, a comer pizza”, cuenta Felipe Wolfsohn, de 25 años. “La semana pasada me tocó ir al Centro al mediodía. Como Filo ya no está más, fui a Dada. Hace rato vengo leyendo en diarios y redes sociales sobre cómo están cerrando muchos restaurantes en esta zona y siento que está bueno bancar a los que la siguen peleando, lugares que son buenos y que nos dieron alegría. Y el Centro tiene un espíritu propio, los edificios, la historia... caminar por ahí es espectacular”.
En el último año, Covid19 mediante, el Centro cambió como pocos otros lugares de la ciudad. Miles de oficinas vacías, el auge del home office, la caída del turismo, los teatros silenciosos, los tribunales cerrados: un duro golpe a su esencia bulliciosa y popular. Esto repercutió de manera drástica en la gastronomía: en las últimas semanas cerraron lugares emblemáticos como Filo, The New Brighton, La Puerto Rico, Las Nazarenas y The Kilkenny (si bien este último aún no confirmó su bajada de persiana definitiva). Esta es una cara ineludible de la moneda. Pero por suerte existe otra: la de un Centro que todavía resiste.
En ese sentido no hay un único centro, sino que son muchos, diversos y superpuestos, respondiendo a ciertas características en común: infinitas personas caminando por sus calles, atascos en el tránsito y masiva presencia de medios de transporte públicos. Una zona dominada por las casas centrales de los bancos y la actividad financiera, por los Tribunales y los estudios de abogacía, por la mítica Av. Corrientes con sus teatros, por las peatonales Florida y Lavalle, por el Obelisco y los infinitos hoteles, por los edificios gubernamentales y, claro, por cientos de restaurantes y bares donde toda esta gente debe (o, al menos, debía) almorzar y beber una cerveza.
Hablamos de un Centro precioso, con sus fachadas históricas, con sus luces encendidas, con mediodías y noches que invitan a recorrerlo. Una peatonal Lavalle que hace dos años tuvo una importante puesta en valor, con iluminación renovada y fachadas brillantes. Una Av. Corrientes para caminarla con mirada de turistas. Y una oferta gastronómica que, incluso con la crisis, muestra su diversidad, desde el lujo de Trade en el edificio Comega hasta una parrillita al paso, pasando por las cafeterías Florida Garden y Le Caravelle, la parrilla El Gaucho, la confitería London City, el precioso Dada, el español Tancat, el maravilloso Los Galgos, las muchísimas pizzerías, la heladería Cadore, entre otros lugares tan absolutamente porteños, tan absolutamente céntricos.
“Muchos hablan de la decadencia del Centro pero no lo conocen en profundidad. Creen que es inseguro, pero acá por Lavalle hay policías constantes patrullando la peatonal y arterias aledañas. Lo creen sucio pero hay un equipo de barrido de AESA permanente levantando la basura que algunos tiran a la calle. El centro tiene una dinámica única, con cuatro variables que forman la matriz de negocios. Las oficinas y dependencias estatales, la hotelería y el turismo, la vida nocturna y teatral. Todas fueron muy afectadas por la pandemia, pero de a poco algunas comienzan a reactivarse. Los bancos, que estuvieron abriendo sólo con cinco empleados, ya tienen 50. Reabrieron también los teatros. Claro que estamos lejos de esas 30 funciones semanales que sumaban teatros como Gran Rex, Maipo, Ópera, Tabaris, convocando a 12.000 personas por noche. Y es verdad que seguimos trabajando a pérdida, algo imposible para la gran mayoría que se ve obligada a cerrar. No desconozco la crisis hotelera, las oficinas vacías y la crisis económica letal. Es por eso que el Microcentro necesita un plus que los sobrevivientes no podemos darle, que va más allá de nosotros, que es una decisión de otros. Pero muchos lugares logramos recuperar comensales en nuestras mesas, que vengas y veas vida”, dice Jorge Ferrari, uno de los gastronómicos que más y mejor conocen estas calles.
Jorge lleva 31 años trabajando allí, como socio de restaurantes que le dan dinámica, comida e incluso música a la zona: Parrilla El Gaucho, Mercado del Centro, Almacén Suipacha, Bodegón La Pipeta, Suipacha Bar, entre otros. Fotógrafo aficionado, se pueden ver sus preciosas imágenes del Microcentro en sus redes sociales (@ferraribsas), retratando una ciudad única en el mundo. “Hay que mirar para arriba, porque es maravilloso. Los edificios Bencich de Florida y Diagonal Norte y de Esmeralda y Av. Córdoba, el Kavanagh, el Palacio Paz, Galerías Pacífico. Caminar un domingo a la mañana por Florida y tomarse un cafecito en la London te da un sentido de pertenencia”, dice trasluciendo el amor que siente por estas calles.
Cambio permanente
Se dice que el Centro nunca será igual. Pero a lo largo de las décadas siempre cambió. Hace solo 30 años todavía mucha gente vivía por la zona, que luego por la presión inmobiliaria fue expulsada, reconvirtiendo los departamentos en oficinas. Los hoteles siguen allí, algunos incluso remodelándose (en estos días recomienza la obra sobre el que fuera el Hotel Plaza), abundan los Arbnb esperando turismo y también los teatros aguardando con ansias la vacuna. Hoy caminar por Florida es, paradójicamente, más placentero que antes, cuando era imposible detenerse entre la marea de personas apuradas. En la esquina con Paraguay, el Florida Garden no solo resiste sino que sube la apuesta, ocupando toda la peatonal y ofreciendo almuerzos a un precio imbatible. “Somos los mismos desde 1962”, dice Javier Fernández, hijo de Jovino, uno de los socios fundadores. “Tenemos identidad de esquina. Nuestros clientes nos conocen, siguen viniendo o están esperando para volver. La zona se recuperará, tal vez un poco distinta, pero es una plaza muy atractiva con una ubicación privilegiada y gran infraestructura. Hoy no estamos llenos como antes, pero con nuestra cafetería, nuestra pastelería casera, con unas hamburguesas tremendas que hacemos con un pan esponjoso de papa y con los menús de mediodía, viene gente. Después de meses muy difíciles, da alegría ver el lugar así”.
No solo se trata de tradición sino también de modernidad. O, mejor dicho, del equilibrio entre ambas expresiones. El Centro tiene lugares espectaculares, como la terraza con vista 270° de Trade, una de las mejores barras de Buenos Aires. Unos pisos más abajo, en el mismo edificio Comega, está el cigar bar de Vuelta Abajo, para beber un whisky junto a un puro en una de sus dos preciosas terrazas. Yendo para retiro se encuentran lugares como Tanta, con su gran cocina peruana; o Mr. Ho, uno de los mejores restaurantes donde conocer la gastronomía coreana tradicional. A metros de Plaza San Martín está el bar Chabrés, casa del bartender clásico Oscar Chabrés. Allí, los próximos jueves se celebra un ciclo imperdible: Oscar invitó a Aldo Echarri (ex jefe de barra de The New Brighton) para dos noches de aires vintage y elegantes. Y dos imperdibles de Retiro, ya encolumnados entre los indispensables porteños, ahí están Florería Atlántico, con sus cócteles emblemáticos firmados por Tato Giovannoni; y BASA, el restaurante comandado por la dupla Luis Morandi y Patricia Scheuer.
Del lado de Tribunales, el ritmo lo marca Los Galgos, con una maravillosa cocina porteña (imperdible la milanesa de cuadril a caballo con papas fritas en triple cocción) y un primer piso para beber aperitivos servidos por Ariel Lombán. La Av. Corrientes marca un eje cultural y estético, invitando a comer pizzas en Banchero, Los Inmortales, el Palacio de la Pizza, Las Cuartetas o Güerrin, entre otras, con postre obligado en la heladería Cadore. Aunque también es posible esconderse en el patio de Novotel, con rica comida y cielo abierto, beber el café de especialidad en los locales de Negro Cueva de Café o elegir pizzerías italianas como Antonio’s o Cincinnati. Incluso hay aperturas: hace tres semanas Nuvola abrió su sucursal céntrica, con una pizza napolitana que respeta las estrictas normas STG (Specialità Tradizionale Garantita), con tomate de San Marzano y mozzarella de búfala, para disfrutar en una terraza de estilo mediterráneo con vista a la pirámide de Plaza de Mayo.
Sin dudas, los after office son tal vez los más golpeados dentro de la gastronomía céntrica, sin esos miles de oficinistas con necesidad de una pausa antes de retornar a sus casas. Pero aún así hay novedades. “El barrio significa muchísimo para nosotros. Todos los que formamos Growlers trabajamos en algún momento en Microcentro, en especial en la parte del bajo. Lo conocemos, lo hemos pateado mucho. Es una zona increíble, en lo arquitectónico y en lo espiritual”, dice Manuel Miragaya, explicando así la nueva sucursal céntrica de la gran cervecería Growlers. “Elegimos la esquina de Perón y San Martín. Estamos seguros de que esta parte se recuperará, no de inmediato pero sí a partir del próximo verano. Ahí están las sedes centrales de los bancos, ellos son dueños de las propiedades, así que no se van a ir. Y es la parte de la city, de la bolsa. Claro que es un Growlers distinto, más chico, como un pub inglés, que es lo que precisa el barrio”, cuenta.
En un post de Buena Morfa, el grupo más grande de gastronomía argentina en Facebook, Ángeles Benedetti cuenta que fue al Florida Garden para disfrutar de su Five O Clock Tea. “Es increíble la cantidad de comida y de vajilla que traen a la mesa. Infusiones, jugos, dos porciones de torta, dos macarons, dos medialunas rellenas, tostadas, bay biscuit y scones, dulces y queso untable. Y para el final, copitas de espumante, todo por $950”, dice. “Me parece importante apoyar los lugares históricos del ADN gastronómico y cultural de esta ciudad. En mi caso, tenía que encontrarme con una amiga; yo vivo en Villa Urquiza, ella en Lomas de Zamora, así que el centro nos quedaba perfecto. Y de pronto me apareció una publicidad en Instagram del té del Florida Garden”, cuenta Ángeles. La excusa perfecta para ir al Centro.
Direcciones:
- Dada / San Martín 941
- Florida Garden / Florida 899
- Los Galgos / Av. Callao 501
- Growlers / Perón 489
- Parrilla El Gaucho / Lavalle 870
- Núvola / Reconquista 479
- Trade / Av. Corrientes 222, piso 19
- Vuelta Abajo / Av. Corrientes 222, piso 15
- Mr. Ho / Oaraguay 884
- Tanta / Esmeralda 938
- Le Caravelle / Lavalle 726
- Tancat / Paraguay 645
- London City / Av. de Mayo 591
- Cadore / Av. Corrientes 1695
- Almacén Suipacha / Suipacha 425
- Chabrés Bar / Alvear 554
- Antonio’s / Tacuarí 76
- Cincinnati / Esmeralda 924
- Güerrin / Av. Corrientes 1368
- Negro Cueva de café / Tucumán 1327
- BASA / Basavilbaso 1328
- Florería Altántico / Arroyo 872
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