El conquistador
Diseñador textil, artista, empresario... son varios los trajes que le sientan bien. Pero ante todo, es un autodidacta que con un estilo único marcó diferencias en la moda argentina. Sus ideas fascinan en mercados como Dubai y Japón
Sobre una banqueta del comedor descansa una manta de avión que imprimió con toques metálicos azules. Con estampa similar transformó un rollo de trapos de cocina en un magnífico tapiz. Todo lo que toca Martín Churba se convierte en arte. Y también en un buen negocio. Con su marca Tramando conquistó a las argentinas y luego a las orientales, y hace un mes llegó a Dubai. Sí, una megatienda en un lujoso shopping.
Siempre sonriente y buen anfitrión, recibe en su casa de Martínez, una pieza arquitectónica de racionalismo orgánico de 1957, con mucha madera y techo con cámara de aire. "Por lo general es súper fresca", dice entre risas. En uno de los días más calurosos del verano ni las ventajas aislantes de la casa evitan el calor agobiante. Tanto que Sole, una amiga diseñadora de indumentaria, llega para darse un chapuzón en la pileta, y luego invita a su vecino Rubén Perlmutter, dueño de Daf Casa.
Diseñador textil, actor, artista, empresario, audaz, agitador cultural… Son varios los trajes que le sientan bien. Pero, ante todo, Churba se define como un autodidacta, que con un estilo único marcó una diferencia en el mercado de la moda argentina. Un buscador incansable de estampas y experimentador de texturas que creó un perchero con propuestas originales, y fue pionero en transformar un proyecto de diseñado en una marca. Y que con bajo perfil mantiene varios proyectos sociales.
Pero antes de innovar en el mundo de las tramas, Churba se perfilaba como actor. A los 15 años se inscribió en la escuela de teatro de Agustín Alezzo y, simultáneamente, en la Escuela Panamericana de Arte para estudiar diseño gráfico publicitario, carrera que no concluyó. Unos años después cursó Bellas Artes, lo que explica su cercanía eterna con el mundo artístico.
¿Cuál es el ADN de la marca?
El estampado, que hacemos nosotros y nos distingue. Es lo que nos vuelve únicos.
¿Y es lo que te diferencia en el mercado internacional?
Tal cual. En la Argentina no somos competitivos en precios ni en calidad. Tramando tiene un local en Dubai porque ofrece un producto único, que no se parece a otro. Y es porque entendemos el textil de una manera personal, propia.
¿Cómo llegaste a Japón?
Es una historia muy loca. Al año de abrir Tramando viajé a Nueva York para buscar un agente que vendiera mi colección en los Estados Unidos. Conocí a quien es hoy mi socia, de HP France, una compañía de retail japonesa con 100 locales, que se enamoró de mi colección.
¿Y a Dubai?
La primera propuesta que recibí era para abrir un multimarca, pero como el shopping sólo quería una sola marca eligió a Tramando. Abrimos el 30 de diciembre y ya se vendió lo más exclusivo y caro, y mucho antes de lo que se pensaba.
En una carpeta asoman los bocetos que dieron vida a su última colección, que ya colgó en los percheros de su casa matriz y en los shoppings, y que el 27 de febrero presentará oficialmente en la pasarela de Designers Look BA. Inspirado en Caperucita Roja y el lobo, trabajó con la artista Rosa Skific que trazó pelajes, texturas y la frondosidad del bosque, en un estilo grunge chic.
En sucesivas alianzas con artistas Churba exploró distintas disciplinas. Transformó en estampas la obra de Graciela Hasper; reprodujo en prendas las lentejuelas de colores de Nora Aslan, y con Nicola Costantino transgredió con la línea Piel y sus pezones estampados. Recuerda con especial cariño a Clorindo Testa: mientras el gran arquitecto dibujaba, Churba pasaba sus trazos a las telas.
El arquitecto Martín Huberman es un aliado frecuente con sus intervenciones en las vidrieras y la creación de un tender con 9000 broches en Dubai. Y si tiene que pensar en una primera fila ideal, también la llenaría de artistas.
Nunca seguiste tendencias, ¿cuánto te interesan?
Poco. Mi mamá el otro día me preguntó cuál es el color que viene, y le contesté: todos. Eso ya no existe más.
¿Qué pasa con la moda en la Argentina?
No mucho. En los últimos años Tramando abrió un local en Dubai; se murió BAFWeek y Jessica Trosman abrió un bar…
¿Falta creatividad?
No, falta esa mezcla de cuando está la guita, la pasión, la estrategia, la inteligencia, la visión. Un proyecto comercial en lo que no puede fallar es en lo comercial. Hay un montón de diseñadores que no pueden presentar sus colecciones, que son maravillosos y merecen un lugar en un museo. Pero nosotros no queremos eso, queremos un lugar en el shopping para esos diseñadores. Las reglas del mercado las pone el mercado, no uno. Las colecciones están pensadas desde lo comercial, ya no desde mi vuelo creativo. Soy director creativo dentro de un marco comercial. Luego tengo mis piezas textiles, que hago todo el tiempo para experimentar.
Mientras habla señala el tapiz realizado sobre un rollo de cocina que, si él no mencionara, sería imposible de identificar. Sólo dando vuelta esa magnífica pieza se percibe la felpa amarilla. En la casa la presencia más fuerte es la de Mauro Bernardini, su pareja desde hace 15 años y un talentoso arquitecto. Los muebles tienen su sello (con Cecilia Timossi creó el estudio PLAN Arquitectura) y el de Tramando Casa. Estanterías, mesas guinko, puff tejidos, bancos molares y mesas MAT triangulares que nacieron de la fusión creativa de la pareja. Plan Loves Tramando, la mirada desde la arquitectura de los textiles de Tramando.
¿Cómo se llevan?
Súperbien, porque somos una pareja muy compinche. Mauro es muy genio. Como arquitecto tiene una poética muy incorporada a la construcción del espacio. Los relatos de su interiorismo tienen una manera de crear paisajes desde lo estético.
¿Se casaron? ¿Por qué la formalidad?
Porque tenemos la suerte de que nuestra familia nos acompañe en nuestro proyecto, lo podemos disfrutar y compartir. También fue un hecho de militancia. Soy hijo de padres separados, para mí la formalidad de un matrimonio no pasa por la libreta. Sin embargo, cuando firmás un contrato te obligás a proyectarte en un algo común.
Sobre una mesa se destaca un plato de vidrio naranja, obra de su tío abuelo Alberto Churba, que data de 1960.
¿Cómo te llevás con tu familia?
Muy bien. Son todos interioristas y diseñadores de interiores. La galería de Cabildo y Juramento (demolida hace unos años) la diseñó mi abuelo. Su hermano Alberto creó CH, Centro de Arte y Diseño. Mi papá, con sus primos hermanos, Natan, y el hermano de mi papá, Gris Dimensión. Con Federico (diseñador industrial), mi primo hermano, me llevo muy bien.
Sus amigos salen de la piscina y Churba ofrece limonada y un pan dulce horneado por la cooperativa La Juanita. Él, como todos los años, diseñó el packaging y Maru Botana aportó la receta. Comenzó a colaborar con ellos hace 10 años, cuando el dirigente social Héctor Toty Flores le comentó que tenían un taller textil y no sabían usar las máquinas. No aceptaban planes Trabajar y buscaban reinserción laboral. Terminaron fabricando guardapolvos con diseño que se exportaron a Japón y hasta se usaron en el coro de la obra Evita, en Tokio.
Hace 8 años, en un viaje a Bolivia, hizo escala en Tilcara y conoció a tejedoras de fibra de llama con necesidad de capacitarse. Eso se propuso con la Red Puna, y hasta creó una colección de piezas textiles con cristales Swarovski que vendió en París.
En la casa hay un espacio reservado para la música. Un living con vista al jardín que lo conecta diariamente con su costado histriónico. Desde los 15 años se dedicó a las artes escénicas, participó en obras de teatro y protagonizó una película, la ópera prima de Albertina Carri No quiero volver a casa (2000). Ahora toma clases de música, guitarra y canto.
¿Qué te quedó de esa etapa?
Siempre estuve muy cerca de las artes escénicas. Como diseñador les doy mucha importancia a las puestas de los desfiles, porque me gusta el show. Además, tengo amigos del mundo del teatro. Hace poco fui a ver a Miriam Odorico en la obra El viento en un violín, ella actuó conmigo en una obra del poeta Fernando Noy, hace 15 años.
Seguís muy conectado.
No lo dejé ni lo pienso dejar. Quiero volver, seguir, tocar la guitarra. Me gustaría actuar. Estoy muy demandado por mi trabajo, pero si tuviera una propuesta la pensaría. Mi corazón se quedó ahí en un aspecto. Pero lo que me pasó con el diseño textil me sorprendió.
¿Dónde diste el primer paso en el diseño textil?
En la estampería de mi tío León. Ahí aprendí la técnica de la serigrafía artesanal y conocí a dos estudiantes de la UBA, Clara Bonifacio y Florencia Vitón, que formaron mi primer equipo de trabajo. Visitamos varias marcas para ofrecer diseño textil, pero no nos entendían. Preferían comprar afuera un diseño de otra marca y copiarlo.
¿Y quién los entendió?
Algunas personas de Vitamina y Néstor Goldberg, en ese entonces dueño de Key Biscayne y ahora de El Cid, que nos compraban originales y luego reproducían las estampas.
Incomprendido y bajoneado, se encontró a los 23 años sin rumbo. "Me estaba inventando una profesión a destiempo con el mercado. Cuando miro los trabajos de hace 20 años veo mi trazo de hoy, hubo algo muy original. Me apoyaba los pedazos de tela en la pierna y me decía, nunca vi un pantalón así, tiene que funcionar."
Lo mismo pensaba su mamá, Lidia Muradep, que por años se había dedicado al diseño de indumentaria infantil, y ahora es una referente en el coaching, como directora y fundadora de la Escuela Argentina de PNL y Coaching.
"Mi mamá me llama una mañana para contarme que había tenido un sueño. ¿Viste ese sobretodo que te regalé y no usaste nunca? Lo tenías puesto, y estabas en un aeropuerto con tu carpeta. Te tenés que ir. Decime dónde, yo te saco el pasaje. Me deprimí, sentí que me sobreprotegía. Pero a las 24 horas el viaje ya era mío. Silvia Ortiz, de Vitamina, me ayudó a contactar a estudios de diseño textil de Nueva York que representaran a artistas de afuera."
No recuerda si vistió el sobretodo que mencionaba su mamá, pero sí todo el material que llevó. A partir de fotografías armaba patrones textiles. Usaba la técnica de foto print, y en su dossier había imágenes de pelajes de animales, maples de huevos y manzanas, copas de cristal de Murano. Todo se convertía en una posible estampa. "Mucho de lo que hoy uso es de esa biblioteca de imágenes. Revelaba varias copias y hacía un montaje. Luego pasaba el print a una tela", dice.
Agendó 30 entrevistas hasta dar con un estudio de diseño textil japonés que lo representó por dos años.Por cada diseño le pagaban 322 dólares. "Comencé a sentirme una persona capaz porque acá era un cero a la izquierda."
La siguiente escala fue Italia, donde sumó, además de estudios de diseño, a grandes etiquetas. En Moschino le compraron cuatro diseños en la primera visita.
Roberto Cavalli se enojó al ver sus diseños, e insultó en italiano. "Su mujer me confesó que Cavalli había intentado generar tejidos a partir de mimbres, pero que los míos le parecían mejores. Me compró todo. Hoy el local de Dubai está pegado al de Cavalli."
A la vuelta lo esperaba el comienzo de la duplaTrosman Churba. "Con Jéssica tuve una química automática, es una persona muy magnética. Nos pusimos a trabajar y fue una bomba. Y en lo personal me pasó algo muy fuerte: empecé a ganar plata. Siempre lamenté que se terminara, pero cada uno encontró su camino." La dupla marcó tendencia de 1997 a 2002. Un año después abría Tramando.
¿La identidad de Tramando estaba delineada?
De hecho fue mucho más fuerte al principio. Era un megaproyecto y lo esencial está escrito desde el día cero. Dibujé un modelo de compañía que incluía la creación de textiles para colecciones de indumentaria con eje en la mujer, y algo para niños y hombres; el área de objetos de la casa ydiseño para terceros.
¿Qué quedó hoy de todo eso?
Hoy está Tramando con su línea de mujer, Tramando Casa y Topper por Martín Churba. Como director creativo dirijo tres equipos de diseño: la colección Prêt-à-porter con Martín Wall y Amalia Mihaljevic y, en diseño de textiles y estampas, Diego Danei y Clara Zuleta. La colección Art Couture, con Yamila Haddad y Juan Hernández Deals; y la línea Topper, con Vanesa Miño. Tramano Gems es la línea de accesorios textiles creados por Florencia Viton.
¿Cuáles son tus musas?
Marina Beláustegui fue la primera. Mariana Baraj es mi musa de la música; Romina D'Angelo, mi musa performer; Maricel Álvarez, musa de las tablas; Chufy Sanchez Barrenechea, musa it girl, y Catalina Swinburn, mi nueva embajadora.
¿A qué diseñadores internacionales admirás?
Me gustan las puestas de Karl Lagerfeld para Chanel, los looks y paletas de Ackermann, el universo de Martin Margiela, el legado de Alexander McQueen, y las alianzas para retail de Comme des Garçons.
¿Y argentinos?
Jessica Trosman; 12-na-colectivo de diseñadores de Mechi Martinez y Mariano Breccia, argentinos que viven en Chile; Diseños Naturales by Poupee, que realiza ecoprints por transferencia de pigmentos naturales de plantas autóctonas de la cordillera. Presentaré una cápsulacon estos diseños.
¿Cómo es la mujer Tramando?
No se uniforma, quiere esa mezcla de sentirse libre, pero con la alegría de la libertad. Vestirse puede ser un trámite o una oportunidad.
¿Y vos cómo te vestís?
En mi guardarropas tengo ropa de mujer adaptada para hombre, pantalones cortados, cosas que a mí me hacen feliz o me cambian el humor. Me pongo lo que se me canta. Además, ¿quién se atrevería a decirme que estoy mal vestido?
Se atreve a todo. Sueña con llegar a los mercados internacionales centrales: París, Nueva York, Londres. Así estaría hecho, y hasta dejaría todo para dedicarse a la actuación. No para de pensar, de tramar, mientras disfruta de una tarde con amigos.
1970
Nace el 3 de octubre. Sus padres son Lidia Muradep y Natalio Churba
1985
A los 15 años, se inscribe en la escuela de teatro de Agustín Alezzo y en la Escuela Panamericana de Arte para estudiar diseño gráfico publicitario
1995
Luego de presentar sin éxito su portfolio de diseño textil en la Argentina, ese año viaja a los Estados Unidos
1997
Se asocia con Jessica Trosman en la exitosa dupla Trosman Churba, que se disuelve en 2002.
2003
Inaugura Tramando en un petit hotel de Rodríguez Peña 1973. Un año después cuelga sus colecciones en Tokio.
El futuro
El viernes 27 de febrero abrirá la pasarela de Designers Look BA, presentado por HSBC, en Tattersall, con una puesta en escena que representará el cuento mágico de Caperucita Roja. El 20 de abril presentará una colección realizada con mohair nacional, que surgió de un proyecto con la provincia de Neuquén para promover las fibras locales
Asistente de producción: Camila Brugués. Asistente de fotografía: Sofía Ciravegna.Make up: Pola Amengual para Jazmín Calcarami Agency con productos Maybelline. Pelo: Pola Amengual para Jazmín Calcarami Agency con productos Alfaparf