La Casa G es el sueño de una familia que decidió construir, en Cañuelas, su vivienda. ¿Lo notable del proyecto? Es ciento por ciento sustentable
Investigó, estudió y decidió demostrar que, en la Argentina, construir una casa sustentable es posible. Además, se propuso medir en cuánto tiempo se recupera esa primera inversión inicial que puede ser un poco mayor, siempre dependiendo del cristal con que se la mire. Así empezó el sueño de Charly Karamanian y su familia. Así nació La Casa G, cuyo nombre deriva de las iniciales de Green, Galileo y Gaia (el nombre que daban los antiguos griegos a la diosa de la Tierra).
Aquí podemos hacerlo
El primer paso fue buscar el lugar donde desarrollar el proyecto. Así, se mudaron a Cañuelas, al barrio cerrado Las Cañuelas Club de Campo, a pocos kilómetros de la ciudad. "Quisimos aportar nuestro granito de arena en el cuidado del medio ambiente. El impacto ambiental de la construcción y la operación de las viviendas son enormes: son responsables de casi el 40% de las emisiones de CO2 y del consumo de energías primarias", cuenta Charly. Con eso en mente, se contactó con la gente del portal sustentator.com quienes le presentaron al arquitecto Juan González Calderón, especialista en construcciones bioclimáticas y en certificación ambiental LEED, necesaria para construir inmuebles con sello verde.
"No todo lo que se aplicó en la construcción implicó un costo mayor. Por ejemplo, el diseño bioambiental y la incorporación de aislamientos en techos, pisos y paredes son fundamentales para conservar la climatización interior y no representan altos costos adicionales. Son recursos fundamentales y económicamente eficientes, ya que uno recupera la inversión al reducir los consumos", comenta González Calderón.
Hay equipo
Con la premisa de cuidar el planeta, La Casa G fue equipada con diseño bioclimático (orientación), aislaciones térmicas, energías limpias y renovables (solar térmica, fotovoltaica), climatización con el sistema Therma-V (LG) que utiliza la energía térmica del aire exterior para calentar o enfriar el agua en la caldera, domótica, iluminación LED, medidores del consumo (Smart Metering, de Elster Metering), filtrado de agua potable (Aisa Ionic), captación de agua de lluvia, tratamiento de aguas negras (con el biodigestor Rotoplas) y grises, piscina con sistema de ionización (Aguas Claras) para un mínimo uso de cloro, muebles de maderas de bosques de cultivo (Faplac) o con certificado FSC, generadores de compost, garaje con tomas de 20 amperes para recargar un auto eléctrico, invernadero con huerta orgánica y más. Para los interiores, living –apoyando esta iniciativa tan necesaria y comprometida– junto con el dueño y el arquitecto convocaron a marcas de diseño alineadas con esta filosofía: Krethaus, Estudio V, La Mersa, Loly Albasini y El Espartano.
Y eso no es todo: en www.lacasag.com, pueden conocer al resto de los participantes, compartir experiencias y seguir de cerca las mediciones de consumo.
El arquitecto sugiere
* Utilizar los conceptos de diseño bioclimático para aprovechar las ventajas de una climatización pasiva (orientación de la vivienda, colocación de las aperturas, poner las persianas por fuera para anticiparse a la entrada del sol y más).
* Separar los residuos de obra para reutilizar el mayor número de piezas posibles.
* Elegir proveedores cercanos para minimizar la huella de CO2 producto de la logística.
* Dar prioridad a la calidad de los materiales. Un objeto con una larga vida de uso también es sustentable.
Producción: Arq. Eugenia Cides | Texto: Marysol Antón.