El sexto sentido de las líderes, vital contra la pandemia
La única que mencionó la guerra fue Angela Merkel, y lo hizo sólo para comparar la magnitud de la solidaridad y la acción colectiva necesarias para superar la pandemia del coronavirus: "Tómenlo en serio. Desde la Segunda Guerra Mundial no ha habido un desafío para nuestro país que dependa tanto de nuestra acción conjunta y solidaria".
Por lo demás, las líderes del mundo ni siquiera utilizan metáforas bélicas. Lo que sí tienen en común, precisamente, es haberse tomado muy en serio el desafío desde el minuto cero. Los resultados están dando que hablar: tanto Merkel en Alemania, como Jacinda Ardern en Nueva Zelanda, Sophie Wilmès en Bélgica, Sanna Marin en Finlandia, Mette Frederiksen en Dinamarca y Katrin Jakobsdottir en Islandia, muestran que cierta cuerda de sensibilidad femenina podría estar jugando un rol central a la hora de gobernar en momentos de crisis.
Sus países se prepararon mejor en cuanto a equipamiento médico y de protección para el personal sanitario y el público, y también dieron el ejemplo al tomar precauciones extremas antes que ninguno. Aunque el hecho de que estas naciones sean lideradas por mujeres y que al momento hayan logrado detener las curvas de contagio y reducir los índices de mortalidad pueda ser una casualidad, ya son varios los expertos que coinciden en que hay algo en los rasgos de la conducción femenina que influye positivamente para afrontar la pandemia.
En concreto, las preguntas son: ¿Puede que haya un factor de humildad que haya jugado para que atendieran a tiempo las voces de los expertos como no lo hicieron por ejemplo Trump o Boris Johnson? Se asegura que casos como el de la neozelandesa Ardern, que tomó las medidas más estrictas del mundo y está logrando no ya aplanar sino "la eliminación de la curva de contagios", en lo que se considera una clase magistral de política, tiene que ver, de nuevo, con capacidades de las mujeres que, sin embargo, siempre fueron subestimadas, como ser más decididas, más abiertas a escuchar consejos y más capaces de mantener la calma frente a las verdaderas crisis. Un estudio de la Harvard Business Review (2019) dice que las mujeres superan a los hombres en 17 de las 19 cualidades que diferencian a los grandes líderes: "Son mejores tomando la iniciativa, actuando por resultados, trabajando la resiliencia y mostrando honestidad e integridad".
Otra pregunta es cuánto peso tiene la tan mentada empatía. La primera ministra islandesa, Jakobsdottir, por ejemplo, decidió aislarse voluntariamente después de detectarse un caso de coronavirus en la escuela de su hijo. Ya sabemos de la suerte de Boris Johnson. Ardern, por su parte, reconoció el esfuerzo que hace cada ciudadano de su país al no ver a sus seres queridos para cumplir la cuarentena, y ofrece conferencias de prensa de dos horas para responder las consultas periodísticas. En el extremo opuesto se ubican, de nuevo, Johnson y Trump, con sus mensajes contradictorios, curas milagrosas, subestimaciones y ataques a profesionales de la salud que plantean dudas. Hay también una constante referencia en los discursos femeninos que se aleja de la fórmula científica de las "filminas": "Estas son personas, no números", repite Merkel.
Ni Merkel, Ni Ardern, ni Marin sostuvieron discursos agresivos en ninguna etapa del manejo de la crisis. Su tono fue desde el principio el de la precaución y la seriedad: explicar la dimensión del problema mientras tomaban medidas reales.
Está de más decirlo: son menos las mujeres que los varones al frente de las naciones del mundo, y también son menos las mujeres tomando decisiones en comités de asesores y cargos de decisión. Pero algunos de estos estudios, al menos, comienzan a llamar la atención sobre la importancia de ese sexto sentido tantas veces subestimado. Cuestión de legitimidad de resultados.