El tiempo del aperitivo
Con la llegada del verano se potencia una costumbre que se extendió a todo el mundo, pero que en Italia ya es un clásico. En Milán, Campari celebró sus 150 años y presentó su prestigioso calendario con un protagonista de lujo: Benicio del Toro
Como ocurrió con muchas otras bebidas en sus inicios, varias de las que hoy componen el mundo de los aperitivos fueron creadas con fines medicinales. Sin embargo, la evolución ha llevado a este tipo de bebidas a un universo más asociado con la tradición que rodea la gastronomía de cada región y hasta con lo hedonista. Impulsado por la creación de distintas marcas, a partir del siglo XIX, Italia se convirtió en el símbolo y motor del concepto de aperitivo. Dentro del universo de los aperitivos, el llamado vermú (fórmula compuesta, a grandes rasgos, por vino blanco y azúcar, más el componente amargo que dan las hierbas aromáticas) es un factor importante tanto como los amargos, popularmente llamados bitter. Sin embargo, hoy el aperitivo, más que una bebida determinada, se ha transformado en algunas culturas en un momento clave para el gourmand, en el que la interacción de diferentes bebidas de similar origen da como resultado la llave que abre el apetito.
Italia va a la cabeza de esta tendencia. Uno encontrará, en la barra de cualquier bar que visite a lo largo del territorio, una extensa cantidad de bebidas ideales para el aperitivo, algunas de los cuales varían según la región. En Milán, por ejemplo, el ritual del aperitivo se da inicio a la salida del trabajo, a partir de las 18, en una suerte de afteroffice. Mientras que los aperitivos marchan, en la barra hay dispuestas grandes recipientes con distintos antipastos para picar: embutidos, quesos y trocitos de pizza que (de manera gratuita, por si hace falta aclarar) sirven para acompañar los tragos. Esta es una tendencia que ha crecido de manera notable en el mundo. Y en el caso de Italia, ponen el ojo, sobre todo, no sólo puertas adentro, sino en los países donde la descendencia a continuado la costumbre del aperitivo hasta llegar hoy a un verdadero reverdecer de esta tradición. Por eso, las apuestas de las marcas son cada vez más fuertes.
De enero a diciembre
Creada en 1860 por Gaspare Campari, esta bebida amarga y de inconfundible tono colorado celebra sus 150 años de vida. Primero, con la inauguración, en Milán, de la Galería Campari, un espacio moderno, dinámico e interactivo de dos pisos. En la planta baja, puede realizarse un recorrido por las etiquetas históricas de la marca, realizadas por artistas emblemáticos de cada momento. En la planta superior, un lugar en el que exponen artistas de todo el mundo.
Y luego, el plato fuerte, una de sus movidas promocionales más importantes: la presentación anual de su calendario. Una campaña publicitaria que comprende a una figura de renombre y a un reconocido fotógrafo; una movida emparentada con el mundo de la moda que pretende dotar a la bebida de cierta sofisticación. Así como en anteriores ediciones las estrellas del calendario fueron bellezas femeninas, como Jessica Alba, Salma Hayek o Eva Mendes, este año Campari dio un golpe de timón y propuso una figura masculina como protagonista: Benicio del Toro. Vestido por Ermenegildo Zegna, el actor puertorriqueño se puso a disposición del fotógrafo suizo Michel Comte para una fotonovela titulada The Red Affaire. La idea, al mismo tiempo, es devolverles popularidad a los clásicos cócteles, muchos de los cuales tienen a Campari como protagonista.
Con anteojos negros que lo cuidan de los flashes y una sonrisa enigmática siempre a mano, Del Toro dice frases cortas y conserva el mismo rostro duro que en los filmes. Sonriente durante toda la conferencia de prensa de presentación del calendario, el actor mexicano eligió como su preferido al Negroni, un trago en el que el Campari se asocia con un vermú rosso y gin. Según cuenta el barman español Javier de las Muelas, en su libro Cocktails & Drink Book: “Nació en los años 20 en el Café Casoni, lugar de reunión de la aristocracia florentina. Un conde llamado Camilo Negroni tomaba el Americano, creado por Cesare Campari, a base de Campari y Martini Rosso. Cansado, le pidió a su barman de cabecera que le añadiera gin, bebida que había conocido en sus viajes a Londres".
En Milán es imposible no sentarse en un bar al caer la tarde a tomar un aperitivo, y las variantes son tantas que uno se marea y termina optando por lo clásico, como el Americano, simple mezcla de Campari y Cinzano (y, si quiere, un chorrito de soda de sifón, que allí se consigue). Un trago que tiene su origen durante los años de la ley se que imperaba en EE.UU. Los norteamericanos que viajaban a Europa saciaban su sed con esta mezcla. Aunque algunos dicen que el nombre es en homenaje al boxeador italiano Primo Carnera, apodado El Americano, luego de un triunfo en los Estados Unidos. Sin embargo, uno de los tragos que han estado imponiéndose en el último tiempo y que se han extendido a la Argentina (sobre todo, es el favorito de las damas) es el Campari Orange, una asociación entre el bitter y el jugo de naranja.
Transmitida de generación en generación, en sus diferentes combinaciones, según los usos y costumbres de cada lugar del planeta, el aperitivo se ha convertido en un ritual ineludible, sobre todo en la época en la que el asoma el buen clima.
OTRA MUSA
No sólo Campari apuesta a las celebridades de Hollywood para promocionar su producto. Martini, una de sus principales competidoras, recurrió nada menos que a Monica Bellucci para el lanzamiento de Martini Gold, una nueva edición de esta bebida cuya botella fue diseñada por Dolce & Gabbana. El spot publicitario se rodó en Roma, entre emblemáticos lugares y monumentos, como la Fontana di Trevi, el Castel Sant´Angelo y la Piazza Navona, y es un homenaje a la Italia de la década del 50, plasmada por artistas como Federico Fellini. Bellucci se pasea con un vestido negro de profundo escote ante las impávidas miradas masculinas y termina entre risas y compartiendo un Martini con Domenico Dolce y Stefano Gabbana.