Espacios de guardado fuera de casa: el otro boom de la cuarentena
El cuartito que se usaba como depósito de pronto se transformó en una oficina para teletrabajar. El problema era que compartía espacio con unos palos de golf que descansaban ahí desde hacía años, una tabla de surf, un aro de básquet, cajas varias de contenido desconocido, valijas vacías y hasta su título universitario, además de otros cuadros que ya no adornaban las paredes de su casa y sin embargo nunca se había decidido a regalar. "¿Qué hago ahora con todo esto?", se preguntó César Mosquera, contrariado. En su edificio no tenía baulera y en la de sus padres ya no tenía espacio. Lo sabía bien porque la última vez que había llevado algo ya no cabía ni un alfiler.
César recordó un programa de televisión que vio una vez donde se subastaba lo que había dentro de una especie de baulera (llamado Storage Hunters, en el que se subastaba el contenido de aquellos que dejaban de pagar) en las que se guardaba, literalmente, cualquier cosa. Y entonces empezó a bucear por la red para saber si eso que había visto existía en Argentina. "Me sorprendí al ver que existían decenas de lugares así en Buenos Aires y yo no estaba ni enterado. Si bien cada uno ofrece un servicio parecido, me decidí por uno que estaba cerca de mi casa, en Palermo, para que me quedara cómodo para ir a buscar algo de ser necesario -cuenta-. Cargué las cosas en el auto y lo llevé a una baulera mucho más chica de lo que imaginé que podía necesitar. Solucioné mi problema de espacio y me armé la oficina en el cuartito que era de cachivaches", cuenta Mosquera, entusiasmado por haber ganado unos metros.
Los espacios de guardado o los servicios conocidos como self storage, con sus persianas metálicas que se bajan y se cierran como si se tratara de un local es un modelo importado de Estados Unidos y uno de los rubros que explotaron durante la cuarentena. Si bien ya tenía una ascendente demanda, en estos meses ha alcanzado un pico ya sea por gente que se achicó o se fue a vivir afuera y no quiso desprenderse de sus cosas, o personas que necesitaban hacer lugar en su casa para ganar un espacio de trabajo, como en el caso de César, o pymes y emprendedores que multiplicaron sus ventas y necesitan almacenar sus productos y montar un mini depósito en Capital.
Diego Segura, dueño y fundador de Más espacio, una compañía que ofrece bauleras para alquilar en Palermo y en Barracas, calcula que debe haber, ahora, unas 30 empresas que ofrecen este tipo de servicio. "Cuando empezamos hace 11 años, éramos solo dos. La idea la trabaje de Estados Unidos, donde viví, y fue un éxito. El argentino es de acumular. La mayoría no sabe qué hacer con las cosas. Este es un pais donde la gente guarda de mas, no está la cultura de donar. Y se le suele dar un valor emocional al objeto -sostiene-. Algo muy curioso es que la mayoría piensa que necesita más metros de los que realmente necesita. En 8 metros cuadrados podés guardar casi un 3 ambientes".
Según Segura, el perfil de gente que recurre a estos espacios de guardado es variado: "Está el que guarda arte, los separados que no saben qué hacer con las cosas; los que hacen refacciones, los que se achican, los que se van del país, alquilan su casa y guardan los muebles... También ahora con las oficinas en casa ese cuarto que lo usabas de deposito lo tenés que alivianar. Los edificios de ahora vienen sin bauleras y con placares mínimos, el tema del espacio es complicado", plantea. El metro cuadrado cuesta unos 1300 pesos por mes, pero si la persona sabe que va a dejar las cosas un tiempo prolongado y paga por adelantado, el valor baja. Las bauleras más chicas son de 3 metros cuadrados, y aunque algunos las comparten, el responsable es solo uno.
En Space Gurú el modelo de negocios es diferente: no hay bauleras individuales, sino dos amplios depósitos en Villa Crespo donde se paga exclusivamente por los metros cuadrados que se utilizan. "Si alquilás una baulera se vende un espacio predefinido. Nosotros te hacemos pagar solo por el espacio que ocupan tus objetos, así sean medio metro o diez. Por eso decimos que es una baulera inteligente", dice Livia Armani, cofundadora de Space Gurú. Sin mínimo ni máximo de metros de guardado, el espacio promedio contratado es de 3 metros cúbicos. Cada metro cúbico se cotiza 700 pesos al mes.
"Una vez que el cliente tienen decidido qué va a guardar, se hace un inventario digital y se calcula cuánto van a ocupar esos objetos para sacar el costo. Es una propuesta disruptiva porque además podemos pasarlo a buscar y llevarlo cuando lo necesite. Y también nos ocupamos de embalar las cosas si es necesario", dice Armani, que agrega que durante la cuarentena la gente empezó a notar que hacía falta hacer más espacio en sus casa. "Con más tiempo en casa, se hizo necesario hacer lugar. La gente empezó a buscar dónde llevar esas cosas que no tenían tanta utilidad pero no querían deshacerse. Un lavarropas ocupa menos de un metro cúbico sale 607, una valija mediana donde se puede guardar la ropa de estación que no se usa, 97 pesos. Lo más extraño que nos pidieron guardar fue un cofre con las cenizas de un familiar que por supuesto aceptamos". El servicio de traslado es opcional, pero el 90% lo utiliza", cuenta la ejecutiva. Sin duda, el problema del espacio en los centros urbanos está en franco ascenso. Y se acentuará en los próximos años. "Los departamentos son cada vez más chicos y vienen sin bauleras y placares muy pequeños. Acumulamos mucho, y con la pandemia se acentuó el problema del espacio. Es necesario un cambio de paradigma de consumo, aprender a optimizar el espacio personal."
Emprendedores y pymes
En el caso de la empresa Orange Box, la explosión de guardado llegó de la mano de los microemprendimiendos y pymes. "En nuestro caso, esto explotó por las micropyme, no por las casas particulares. En los últimos meses, con el comercio electrónico hubo un crecimiento de emprendedores que necesitan lugares de guardado seguros. Tenemos clientes que guardan desde pañales hasta vinos o artículos de limpieza. Pero nuestro diferencial es que además del lugar de guardado le damos un espacio de coworking Si alquilan una baulera, tienen escritorios, wifi, todo para que puedan trabajar desde acá e incluso tener reuniones de trabajo. Nuestro crecimiento está basado en el e-commerce", sostiene Cristian Pacho, gerente general de Orange Box, que tiene dos edificios en Villa Devoto y Villa Martelli.
Una baulera de 9 metros cuadrados (cúbicos mucho más) está 8 mil pesos por mes . "Para una familia tal vez es mucho pero para una pyme no es nada", reconoce Pacho, que sostiene que a pesar de que las series y películas norteamericanas ayudaron a hacer conocido el servicio, lo que más contribuyó fue el contexto argentino: "Este es un concepto bien americano, de hecho les compramos las persianas al mismo proveedor mexicano que le vende a Estados Unidos -cuenta-. Sin embargo, allá la parte legal es muy distinta. Si un mes no pagás, se subasta lo que hay adentro, sea lo que sea, como muestra la serie de televisión. Acá eso no se puede hacer. Por eso allá es un negocio con cero riesgo y acá no".
Guardar fuera de casa lo que no se usa y pagar por ese espacio. Para muchos, ver el dinero que se va mes a mes conservando cosas que no se usan es el primer paso para fomentar una economía circular, en la que acumular es casi una mala palabra.
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