Estética Marquesinas
Tras haberse tomado un tiempo de retiro, Ernesto Ballesteros reapareció este año en el circuito con dos muestras de excelente nivel. En abril expuso dibujos en el ICI. En estos días presenta en Duplus una muestra con un título que puede ser, a la vez, engañoso y certero. Marquesinas hace referencia directa a los conocidos carteles luminosos que se colocan en el exterior de los negocios para publicitar un determinado producto o firma. Ballesteros recrea libremente el funcionamiento y la estética de esos aparatos en unas instalaciones con bombitas eléctricas de colores y baja intensidad que se prenden y se apagan en forma alternada y continua, y que crean un espacio irreal de inusual magnetismo. Un clima de nocturno urbano que campea en esta ambientación, expresamente concebida para Duplus. (Dicho sea de paso, con apenas medio año de vida, este espacio dirigido por artistas logró consolidarse como un referente de primer nivel en el circuito alternativo).
Siguiendo la línea de la obra expuesta en el ICI y de otros trabajos anteriores, Ballesteros cumple, por encima de esta primera evocación del paisaje ciudadano, con su deseo de aproximar el arte a la ciencia. Porque las supuestas marquesinas son, en el fondo, la resolución visual de una tesis científica que ve en la constitución última de la realidad física un continuum de energía y no, como sostienen atomistas y reduccionistas, una trama de partículas mínimas que se trasladan en el espacio.
Los distintos niveles de lectura son válidos, pero en esta obra el contenido de base científica resulta más difícilmente perceptible que en otras anteriores. Sin ser una propuesta retórica, meramente visual, resulta mucho más silenciosa y, quizá también, más hermética.
El intento de pensar el arte desde la ciencia -Ballesteros lee mucho más acerca de astronomía, física y otros temas "duros", que de arte- es para el artista una zona abierta a nuevos descubrimientos. Arte, ciencia y religión, según él, confluyen en tanto sostienen la existencia de una dimensión sacra del mundo (entendida ésta como el respeto fundamental por la esencia de cada cosa), y es esta convergencia la que él quiere aprovechar.
"Estoy cansado del arte" -asegura, tranquilo-. Busco la belleza ahí donde no se la buscó." Por confirmar con hechos ese aserto es que resulta difícil encontrar un estilo con el cual identificar su producción. Más bien existe una manera de pensar el arte que Ballesteros materializa eligiendo el medio que le resulte más conveniente. Desde esta posición es que rehúye los dictados de un arte alimentado por el arte (o, lo que es peor, por el circuito del arte). Estar atento a esos destellos que la intuición dispara sobre el mundo es una experiencia que quiere para sí como para los que se acercan a su obra.
Ernesto Ballesteros,ambientación. Hasta el 30 del actual, en Duplus. Sánchez de Bustamante 750, 1º "2". Lunes a viernes, de 10 a 20. Gratis.