Fede Cyrulnik: "Para mí las redes son ficción"

Fede Cyrulnik muestra sus creaciones en las redes, con sus perros como protagonistas de sus videos. Y, en el teatro, hace un show de stand up, también sobre perros: Típico de Pitbull

R: Yo era muy bueno jugando a los muñecos cuando era chico. Creaba historias con un Halcón Galáctico, tenía un Guillermo Francella de Brigada Cola, otro de Star Wars... De hecho, años después, cuando trabajaba en Disney, en Zapping Zone, hice una sección de títeres que me hizo acordar mucho a mi infancia. Hoy son mis perros, les pongo voces y juego a armar historias. Mi carrera me la dieron ellos.

R: Sí, jugábamos súper solos. De hecho, si alguien hubiera querido jugar conmigo en ese momento, no lo hubiese dejado. No hubiera abierto la cabeza a imaginarme cosas. Yo valoro la soledad, es muy inspiradora. A veces el ruido, la gente, el exterior, me cierran. Como los bebés, que cuando están con gente se duermen y cuando están solos empiezan a llorar.

R: Sí, por supuesto. De hecho, cuando era chico y salía con una chica, una forma de conquistarla era decirle “mirá esa mesa” y empezar a inventar los textos, los diálogos.

R: Trabajaba como productor en El Gourmet. Estuve como productor tres años, lavando platos, me llevaban de viaje... Miraba todo el día programas de cocina.

R: Otra de las que tenía de chico era invitar a comer a casa. Porque era más barato que salir a comer afuera. Ganaba por todos lados.

R: Quería ser actor porque un amigo del colegio era actor. Pero yo nunca fui el rey de la fiesta. No era el más gracioso del grupo. Pero sí era una persona que cuando se ponía objetivos, los cumplía. Mi hermana me dice que soy como Forrest Gump en ese sentido: quiero jugar al ping pong, juego al ping pong; quiero correr un maratón, corro un maratón. Soy así.

R: Soy una persona muy física naturalmente, necesito moverme, hacer cosas. Lo físico me despierta mejores ideas, me cambia el humor, es un antidepresivo natural. Salgo a entrenar y me siento fuerte, despierto. Ahora hago jiu-jitsu todos los días, que es un arte marcial que se hace con kimono, de mucha fuerza, mucha estrategia, me activa la adrenalina.

R: No. No sé por qué, porque era tímido, pero jamás provoqué un sentimiento así de que me quisieran joder. Fue muy raro. Siempre sentí que estaba zafando. Quizá les daba miedo joderme porque siempre fui más fuerte: les ganaba la pulseada a todos...

R: No. De hecho, me gustaba mucho una chica y no se lo dije durante toda la primaria. Noelia nunca supo que estuve enamorado de ella. Toda la primaria.

R: Nunca, jamás. La facebookeé hace mucho tiempo y creía que era ella, porque había una sola como ella en España, y dije: “Uy, ¿se habrá ido a España a vivir con un chabón?”, y puede ser... Era tan mágica, Noelia...

R: Nunca blanqueé en estos años nada, principalmente porque nunca oficialicé nada...

R: Es que para mí, las redes son ficción. No es un reality de mi vida.

R: Que soy histérico. No sé lo que quiero, muy indeciso... Pero no soy malo. Creo que algo que debe ser muy atractivo es que soy feliz, me dedico mucho a mí, hago muchas cosas que me gustan, soy quien quiero ser.

R: Sí, pero creo que mucha gente se termina enganchando con lo que uno inspira. Ven que te querés, esa cosa de “él se valora, se quiere, se cuida”. Y después sé que soy agradable cuando estoy con alguien, no soy mala onda.

R: No. Pero hace mucho tiempo quería hacerme un tatuaje que puede servir si el día de mañana me rompen el corazón. Es una frase de Carrie Fisher que dice “take your broken heart, make it into art” (tomá tu corazón roto y hacelo arte). •

Maquilló Ariadna Romero, de Taller Velvet. Agradecemos al Club Atlético Vélez Sarsfield, Bolivia y All Star por su colaboración en esta nota.