María Belén Correa y Pía Baudracco, una reconocida militante trans fallecida, habían imaginado tener un espacio donde reunir a las sobrevivientes, sus memorias y sus imágenes. Preservar, la memoria de esos cuerpos que sufrieron los atropellos de la policía, el abandono del Estado y la hostilidad de la sociedad. Tiempo después de la muerte de Pía, María Belén desde el exilio, funda el Archivo de la Memoria Trans, donde se reúne con sus pares que hoy están en diferentes partes del mundo.
Se trata de un espacio virtual donde se comparten anécdotas, fotos, testimonios, cartas y crónicas policiales de la comunidad travesti, transgénero y transexual. Una colección que se considera un tesoro, ya que por mucho tiempo en Argentina hubo vidas borradas, fotografías que las familias prefirieron ocultar, y leyes y edictos que penalizaron y persiguieron sistemáticamente a las identidades trans. Estos documentos hoy preservados, sobrevivieron a la dictadura y a la represión policial en democracia.
Con la ayuda de la fotógrafa Cecilia Estalles, comienza un trabajo de recopilación y digitalización de esta documentación, para su visibilización conservación y protección.
Al día de hoy, el Archivo cuenta con más de 5000 piezas y su acervo se incremeneta día a día. Montones de bolsas y cajas con fotografías, cartas y postales de viajes atesorados por sus dueñas van llegando a nuestras manos. Ellas no sólo conservaron sus recuerdos, sino que muchas veces han quedado al cuidado de los recuerdos de las que ya no están.
En estas fotografías se vuelve más intensa la vida, a pesar de tanta muerte. Tal vez sea porque están saliendo a la luz, porque están renaciendo. Este es el relato más próximo y verdadero que puede existir sobre nuestra comunidad, porque lo construimos nosotras, las sobrevivientes.En estas fotografías se vuelve más intensa la vida, a pesar de tanta muerte. Tal vez sea porque están saliendo a la luz, porque están renaciendo. Este es el relato más próximo y verdadero que puede existir sobre nuestra comunidad, porque lo construimos nosotras, las sobrevivientes.
El acervo registra un material que comienza a principios del siglo XX, hasta fines de la década del 90. Una suerte de construcción histórico-política colectiva de la comunidad trans/travesti por parte de las pocas que sobrevivieron.
En la actualidad, el Archivo realiza capacitaciones en digitalización de imágenes, fotografía contemporánea y escritura creativa para las personas trans que trabajan en él.
El equipo de trabajo está conformado por: María Belén Correa, Magalí Muñiz, Carla Pericles, Carolina Figueredo, Carlos Ibarra, Ivana Bordei, Cecilia Estalles, Catalina Bartolomé, Florencia Aletta y Cecilia Saurí.
"El archivo de la memoria trans es una reunión familiar. Surge de la necesidad de volvernos a abrazar, de volvernos a mirar, de reencontrarnos después de más de 15 años con las compañeras que creíamos muertas, con las que nos distanciamos por diferencias o por el exilio; y con los recuerdos de las que, efectivamente, ya no están.De nuestro pasado, atravesado por la exclusión y la violencia, quedaron muchas cosas pendientes, caídas o abandonadas en la urgencia por existir. Fotografías, relatos, diarios, revistas, objetos y todo lo que nos sobrevivió dan cuenta de nuestra militancia antes de la militancia y de por qué hoy somos menos de 100 las que pasamos los 55 años. Nuestra realidad siempre fue lucha y resistencia. Y un brillo intenso en los labios.
Hoy, ensamblamos recuerdos para hacer el retrato de la amiga que no está. En la disputa por la versión real de la anécdota, descubrimos cosas, sutilezas que habíamos olvidado, pero que otra compañera guardó y que están en la órbita de nuestras estrellas. Miramos con nostalgia, alegría y dolor hacia dentro para traer entre todas el olor del perfume que la caracterizaba; ese timbre de voz que era solo de ella; sus gestos; su cuerpo; las anécdotas más tragicómicas de calabozos y policías; quién era el que la bautizó para siempre con ese apodo que no figuraría jamás en un DNI; el furor del traje para la gran fiesta de Carnaval; la nueva familia en París, Roma, Villa Madero; los días previos a su muerte y las noches por Godoy Cruz, los Bosques de Palermo o el departamento privado. Rastros esenciales que se perderían sin en el ejercicio de la memoria íntima, subjetiva y que entre todas deviene en colectiva.
Estar juntas fue la manera que encontramos de resistir las múltiples formas de violencia ejercidas por la sociedad civil y el Estado. Mantenernos juntas es lo que hacemos para reforzar, mediante la construcción de este archivo, el poder de nuestros lazos.
En estas fotografías se vuelve más intensa la vida, a pesar de tanta muerte. Tal vez sea porque están saliendo a la luz, porque están renaciendo. Este es el relato más próximo y verdadero que puede existir sobre nuestra comunidad, porque lo construimos nosotras, las sobrevivientes".
Las fotos se pueden ver en el Centro Cultural Haroldo Conti hasta marzo. Los miércoles de enero, además, se ofrecen visitas guiadas.
Más leídas de Lifestyle
Para los médicos era estrés, pero tenía un ACV “Me recomendaron hacer postrecitos caseros y venderlos para dejar atrás las situaciones complicadas”
No es para mirarse. La verdadera razón por la que los ascensores tienen espejos y seguro no conocías
¿Cómo consumirla? La poderosa sopa natural que ayuda a "quemar grasas" y permite bajar hasta 8 kilos en una semana