Perfiles. Guy Ritchie: ¿algo más que el marido de Madonna?
Fue celebrado como la nueva estrella del cine británico. Reclutado por Hollywood, filmó con Brad Pitt. Con la reina del pop –por estos días sus peleas son blanco de la prensa amarilla– se casó en 2000. Pero a la felicidad de un hijo en común le siguieron fracasos artísticos
Estaban vestidos de negro, por supuesto, y eran el arquetipo de la pareja glamorosa mientras avanzaban sobre la alfombra roja. Delante de la puerta del cine se había reunido una multitud para ver al celebrado director y a su esposa, la gran estrella pop, en el estreno del último film de aquél. Hubo el usual clamor por autógrafos, los gritos de los admiradores, los relámpagos de los flashes. Luego surgió, repentinamente, un ruido que Guy Ritchie y Madonna seguramente no querrán volver a escuchar. El de los abucheos y la silbatina.
La pareja no se había detenido a conversar con la gente, y la gente manifestaba con claridad sus sentimientos. Esa expresión pública era tan sólo un anticipo de lo que vendría. A Ritchie le toca ahora absorber los ataques que la crítica está asestando a su último film, Revolver, que se estrenó en Londres en septiembre y llegará a la Argentina en enero próximo. La película cuenta la intrincada historia de la contienda entre un artista de la estafa y el poderoso dueño de un casino. Cuando dos gángsters se ofrecen a ayudar al estafador, éste empieza a preguntarse si él mismo no es víctima de un engaño. Algo inusual para un film de gángsters, el argumento describe entonces un giro filosófico. Eso no significa que no tenga las violentas peleas que todos esperamos de Ritchie, claro.
Las personas impresionables pueden abandonar la lectura ahora, para no sufrir un shock. Esto es lo que se dijo del film en el Daily Mirror: "La última de Guy Ritchie es tan absurda, increíble y asombrosamente pésima que me dio ganas de comprar un revólver para disparar primero al operador y luego volver el arma contra mí mismo –se quejó el crítico–. Dios mío qué mala es. Madre mía, es terrible. Esto apesta".
Según el Daily Mail, el director, de 37 años, ha "suicidado" su carrera. El veredicto del periódico fue que el film estaba mal escrito, pobremente actuado y que el "insondable" argumento era la obra de "un peso pluma que intentaba acertarle a algo por lo menos 30 puntos por encima de su coeficiente intelectual". Nuestro propio crítico, Cosmo Landesman, dijo en la sección Cultura: "Revolver es el peor film de 2005. La única pregunta que esta película plantea es: ¿será el peor film de gángsters de todos los tiempos?".
Ritchie goza de la fama de ser un verdadero hombre: un tipo de acción, que trabaja duro, tirador y pescador que tiene mucha esquina y sabe cuidarse solo. Pero por cierto necesitará una buena coraza por estos días, aun cuando esté haciendo todo lo posible por no prestar atención a las críticas. Por lo que parece, Revolver no reparará el daño que sufrió su reputación hace tres años con su última creación, Swept Away.
Con su mujer en el rol protagónico, en Estados Unidos el film resultó un fracaso tan estrepitoso que pasó directamente a video en Inglaterra. Y ahora esto. La pareja, desayunando en su casa de campo de Wiltshire, no encontrará en los periódicos ni una palabra amable.
¿Cómo llegó a ocurrir esto? Hace apenas ocho años, Ritchie fue celebrado como la brillante nueva estrella de la cinematografía británica. Saltó a la fama de la noche a la mañana gracias a Lock, Stock and Two Smoking Barrels, que reinventó la película de gángsters. Allí se cuenta la historia de cuatro muchachos trabajadores que cometen el casi fatal error de perder a las cartas con un villano del East End. Deben conseguir 500.000 libras en una semana o enfrentar las consecuencias. Era un film divertido y ágil, y tuvo una recaudación millonaria en Inglaterra.
"Me pareció que era un mercado que no se había explotado –dijo Ritchie–, así que quise aprovecharlo."
Para él, fue el pasaporte a una buena época. Hollywood formó fila para aparecer en su siguiente film, y pudo elegir a Brad Pitt para hacer un papel en Snatch. Basada en un robo de diamantes en Londres, escribir el guión de esa película le insumió sólo tres meses –Revolver, en cambio, le llevó tres años–, y también fue un gran éxito. Más importante aún: el brillante nuevo director fue invitado por Sting y su esposa a una fiesta. Allí le presentaron a Madonna. "Ella me hizo caer las medias", recordó. A su vez, Madonna dijo que había perdido "la cabeza por él". Durante un tiempo los tortolitos hicieron viajes transatlánticos para verse. Pero en 1999 Ritchie decidió que ya había acumulado suficientes millas aéreas y le soltó un ultimátum: o ella iba a vivir a Inglaterra o el asunto se terminaba.
Dulce convivencia
Funcionó. Empezaron a vivir juntos en Inglaterra, ella quedó embarazada de su segundo hijo, Rocco, y justo antes de la Navidad de 2000 ambos se casaron en el castillo Skibo, en la localidad escocesa de Dornoch. Ahora él la llama con afecto "la patrona" y hasta dijo en una revista que con frecuencia ella lo echa de la cama por sus ronquidos.
Hasta allí todo bien. Pero desde esas altas cumbres del éxito se abrió un largo camino descendente. Aunque Ritchie consolidó su carrera asociándose con los bajos fondos londinenses –según la leyenda, la cicatriz de su cara es recuerdo de una herida de cuchillo–, sus orígenes están lejos del East End.
Nació en Hertforshire en 1968, en el seno de la sólida clase media. Su padre, John, hizo comerciales para TV, y su madre, Amber, fue modelo. Se separaron cuando Ritchie era pequeño, y el niño se encontró de pronto viviendo con cierto estilo en la propiedad de 4000 acres, en Shropsire, de su nuevo padrastro, sir Michael Leighton.
No fue una vida fácil. Guy pasó de una escuela a otra, tiró la toalla académica a los 15 y se lanzó al mundo con un simple título de capacitación en cine. ¿Ha compensado su falta de estudio con la filosófica e intrincada Revolver? Cuando dejó la escuela trabajó de obrero, después consiguió un empleo en Island Records antes de pasar al negocio del cine, donde hizo comerciales y videos. También realizó un corto, The Hard Case, en 1995, pero su gran oportunidad llegó cuando le mostró una versión más larga a Matthew Vaughn. Este se convirtió en el productor de Lock, Stock… y los dos han trabajado unidos desde entonces. Su accidentada infancia sin duda lo ayudó a construir su carrera en el cine. "Soy un chico de clase media que ha estado expuesto a diversos aspectos del sistema de clases británico –confesó–. Me tocó estar en el medio, pero el extremo más bajo me interesa, y también el más alto; allí es donde están los verdaderos personajes." Los críticos dicen que es un tipo elegante a quien le gusta hacerse el pobre.
Lo cierto es que sus historias acerca de los personajes de los bajos fondos le han permitido disfrutar de la vida en la high society. En su mansión campestre del siglo XVIII, que perteneció alguna vez a Cecil Beaton, él y la señora Ritchie crían faisanes y codornices. Son anfitriones de populares reuniones de caza. Ella coquetea con la cábala, se divierte horneando tortas, viendo a Nigella Lawson por TV y haciendo ocasionales excursiones al pub.
(Traducción: Mirta Rosenberg)
Más datos: www.imdb.com
lanacionar