Hablando de sexualidad con los más chiquitos
Tenemos clara desde hace muchos años la importancia de que los padres informemos a nuestro pequeños acerca de temas "difíciles" como la muerte o la sexualidad. Es un cambio muy significativo respecto de generaciones anteriores, que sólo hablaban cuando el niño preguntaba directamente y contaban lo mínimo indispensable. Seguramente arrastraban la incomodidad y/o la vergüenza que sus propios padres sintieron ante esos temas.
Los padres respondemos a sus inquietudes sobre los más diversos tópicos pero trastabillamos ante las preguntas sobre la muerte o la sexualidad, sabemos de esos temas mucho más que sobre los volcanes, las flores, el viento, o para qué nos alimentamos, etc.. y, con excepción de estos dos, no sólo les contestamos sino que investigamos con ellos, nos interesamos por sus cuestionamientos y quedamos abiertos a nuevas consultas.
Habiendo escrito en estas páginas sobre cómo hablar de la muerte con los chicos hoy me aboco al por qué, para qué, cuándo y cómo de la información sobre sexualidad..
A partir de los cuatro años y medio o cinco a todos los chicos les interesa el tema de las diferencias anatómicas y preguntan, cada uno a su manera: algunos con palabras, otros a través de sus juegos, o mirando con curiosidad en la tele, o en la compu, o espiando a papá o a mamá para ver qué descubren. No creamos que porque no nos hacen preguntas concretas el tema no les interesa, porque no todos lo hacen con palabras, incluso a veces preguntan y se dan cuenta que nos incomodan y dejan de hacerlas.
Esta necesidad de que los padres hablemos y demos adecuada información y formación se hace hoy más imprescindible y además se adelanta, porque en el entorno de nuestros chiquitos de tres y cuatro años aparecen situaciones, historias, dibujitos en la tele, donde ellos ven y escuchan cosas que no siempre coinciden con lo que nosotros querríamos transmitirles. Como es prácticamente imposible resguardarlos de esto, es mejor que ellos tengan información clara, veraz y confiable, recibida de boca de sus propios padres para cuando desde el entorno (primo/a, hermano/a mayor del amigo, amigo/a, compañero/a que le pregunta a la maestra delante de ellos) llegue algo diferente a lo que aprendieron en casa ellos puedan comparar, dudar, aceptar, o rechazar lo que escuchan, incluso responder con lo que ellos saben, y también volver a casa a contarnos lo que vieron u oyeron porque saben que estamos dispuestos para esas conversaciones.
Hoy les informamos desde chiquitos por muchas importantes razones:
- 1) para que tengan la información que nosotros queremos transmitir, con nuestras palabras sobre la diferencias anatómicas entre varón y mujer, relaciones sexuales, concepción, embarazo, nacimiento, incluso erección, menstruación, en palabras adecuadas para cada edad. Por ejemplo: los padres podrían querer contar que varones y mujeres somos diferentes y complementarios y que al hacer el amor (diferente a tener sexo) nos completamos y nos convertimos casi en uno en ese abrazo amoroso en el que todo nuestro cuerpo está en contacto con el cuerpo del otro, como un rompecabezas de dos piezas.
- 2) Para que no busquen por su cuenta y encuentren información que no es adecuada para su edad, es decir como forma de prevenir descubrimientos anticipados; cuando saben ya no necesitan hacer investigaciones.
- 3) Como forma de prevención de abuso, porque no sólo hablamos de no tocar a otros o dejarse tocar sus partes íntimas o privadas, sino que lo hacemos desde una explicación más amplia y comprensible para ellos del por qué, relacionada con su futuro, con el amor y la sexualidad adulta.
- 4) Presentamos nuestro modelo de familia, para que tengan tiempo de hacer preguntas hasta aprehenderlo e internalizarlo antes de que lleguen las preguntas de otros modelos.
- 5) La información temprana refuerza la figura del padre varón desde el momento de la concepción.
- 6) Los chiquitos no sienten vergüenza ni incomodidad ante estos temas (como sí puede suceder más adelante) por lo que más fácil empezar a hablar desde jardín de infantes.
- 7) Para que puedan dejar de lado el tema de la sexualidad e interesarse por jugar, aprender y tener amigos, que es lo que ocurre cuando ya están tranquilos con lo que saben.
- 8) Ellos aprenden, con o sin nosotros, ¡y todos preferimos que esas primeras conversaciones sean con nosotros!
Siempre antes de informar o de responder sus preguntas , preguntemos lo que ello saben por si tienen algo de información de otros orígenes, de modo de poder nosotros ampliar, enriquecer o corregir, integrando lo que "pescaron" antes con lo que conversamos en este momento.
Así, cuando inevitablemente lleguen las consultas de las distintas formas en que un bebe llega a una familia, o de tipos de familia, o de género, los chicos tengan una base de información sólida sobre la que apoyar nuestras respuestas a sus nuevas inquietudes.
Información a tiempo y cuidados adecuados son la mejor fórmula para que los estímulos y la información no lleguen antes de que la persona en formación de los chicos esté preparada para procesarlos.