Hamburguesas, nafta y QR
En el supermercado chino y en la cervecería con mesas altas, los códigos QR lograron imponerse como la opción preferida para realizar pagos con el teléfono móvil. Hace un par de años, estos extraños símbolo eran vistos de reojo. Solo apto para entusiastas de la tecnología, que se tomaban el trabajo de bajar una app para interpretar los cuadrados ininteligibles al ojo humano. La historia del código de respuesta rápida (Quick Response, QR) se remonta al código de barras, omnipresente en los productos que pasan por el lector del cajero del supermercado. A mediados de los 90 este diseño comenzó a mostrar sus limitaciones y Masahiro Hara, ingeniero jefe de Denso Wave, buscó un método que pudiera almacenar más información. Así nació el código QR, un patrón bidimensional de puntos cuadrados alineados de forma vertical y horizontal. Como si fueran fichas de Go, el milenario juego que entretenía a Hara durante sus almuerzos.
Así, los empleados de Denso Wave optimizaron su trabajo cotidiano con un único escaneo en vez de las ocho a diez lecturas de códigos de barra. Amazon los utiliza en sus tiendas Amazon Go para que los clientes abonen de forma automática con el teléfono. En la Argentina, entre mensajes de texto, lectores para smartphones de tarjetas de crédito y otros sistemas que buscaban imponerse como el nuevo método de pago electrónico, el código QR logró ganarse la preferencia entre los consumidores. Y es inevitable mencionar a MercadoPago, el principal impulsor de esta tecnología a fuerza de promociones y descuentos, con más de 22 mil transacciones por día durante 2018. Todo gracias al fast food y las estaciones de servicio. Sí, hamburguesas y nafta fueron los motivadores para adoptar la tecnología desarrollada por Hara hace 25 años.