Hay muebles vintage y de hoy: un buen mix para la dueña de casa, que ama el diseño. - Créditos: Inés Tanoira. Producción de Yamila Bortnik.
La casa tiene luz, amplitud, historia y transformación. Así la dejó su dueña anterior, la arquitecta noruega Kaja Tiltnes, que logró una reforma bien pensada desde lo estético y lo funcional. Originalmente, era una zapatería con anexo a una casa chorizo.
Como faltaban algunas baldosas originales, las combinaron con mosaicos calcáreos con dibujos diferentes que forman un camino. - Créditos: Inés Tanoira. Producción de Yamila Bortnik.
Todavía quedan algunas huellas de ese pasado que se adaptaron a la nueva deco, como las persianas metálicas –bien de comercio– que no dejan atrás el look industrial. Además, se mantuvieron los pisos y aberturas originales, se eliminó una pared súper ancha para conectar ambientes y se combinaron muebles antiguos con otros modernos, “para dar una sensación de viejo, nuevo y reciclado”.
En el pasillo de entrada, un perchero de recepción que se resolvió con un caño a la vista. - Créditos: Inés Tanoira. Producción de Yamila Bortnik.
Ayer y hoy
Así es hoy el refugio de Flor Rormoser –dueña de Nomo Estudio– y de su novio, Patricio. En poquito tiempo, llegará su bebita, Juana: “Ahora que estoy embarazada, disfruto mi casa mucho más”.
Dúo de lámparas “Gota” (ideales para techos altos), mesa de melamina con patas de hierro, sillones, mesa ratona y poltrona tapizada en cuero. - Créditos: Inés Tanoira. Producción de Yamila Bortnik.
En la apertura, el sector social: el local se convirtió en un espacio abierto que incluye cocina, comedor y living. Con la reforma, se agregó la chimenea de hormigón: “En invierno, la encendemos para comer o escuchar música cerca del fuego”.
El dormitorio, con mesa de luz antigua, perchero “Cinco” de hierro y madera paraíso maciza ($3500, todo de Nomo) y una foto enmarcada que expuso en la Bienal de México.
Como idea simple para no perder metros, optaron por un estante de 45 cm con caño incluido para la ropa: “El placard termina siendo un mueble gigante que ocupa espacio y te lleva a acumular. Eso sí, con esta opción, ¡hay que ser muy prolijos!”.
Adentro y afuera
El patio interno –bien al estilo de las casas chorizo– conectaba con el antiguo local. Hoy, funciona como distribuidor y es el rincón elegido para disfrutar al aire libre cuando los días están lindos.
Debajo de la escalera que conecta con la terraza, un mueble hecho a medida de madera blanca que esconde el lavadero. En este espacio, además, la dueña de casa despliega todo su amor por el verde: “¡Soy re fanática! Mi novio me contiene para que no llene toda la casa de plantas”, se ríe.
Eligió macetas de concreto, otras de cerámica sobre una mesa “Siete” ($3900) y un portamaceta “Cruz” ($1700, todo de Nomo). Adentro, tiene muchas más.
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