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 • HISTORICO

Invitada Viviana Rivero: "Busco resaltar la importancia de la personas"




Viviana Rivero está considerada por la crítica como parte de un grupo de éxitos de ventas en novelas románticas históricas, junto con Florencia Bonelli, Gabriela Margall, Gloria Casañas y las españolas María Dueñas y Almudena Grandes, por nombrar algunas.
La escritora cordobesa estuvo en Buenos Aires para presentar el último de los siete libros que lleva publicados, Los colores de la felicidad, la historia de una argentina y un cubano que se enamoran en el contexto de la revolución.
De esa historia, de cómo construye sus relatos y cómo logra recrear climas y escenarios del pasado, hasta del largo camino que hemos recorrido muchacha (el que recuerde el nombre de los cigarrillos esa publicidad que lo cuente), estuvimos hablando una mañana de sábado en el hotel Savoy, la escritora, la editora de Ohlala Web, Pato Gallardo y yo. Sentadas en unos sillones antiguos, adornados con los rostros de figuras emblemáticas de la modernidad como Steve Jobs o Madonna -escenario kitsch y acogedor al mismo tiempo- conversamos sobre sus libros y mucho más.
Viviana Rivero con su última novela: Los colores de la felicidad (Ed. Planeta)

Viviana Rivero con su última novela: Los colores de la felicidad (Ed. Planeta) - Créditos: Patricia Gallardo

Tengo una amiga, abogada que se decidió a dejar la profesión, un puesto en un juzgado para animarse a ser escritora. Todavía no publicó pero está en esa búsqueda. ¿Qué le contarías de tu experiencia?
Yo me casé muy joven, mientras estaba estudiando abogacía y un día me di cuenta que la carrera que había elegido no era la que me gustaba. Me gustaba filosofía e historia y no me interesaban las materias de leyes. Pero yo quería el titulo para trabajar y empezar a ganar plata; sentía que no me podía dar el lujo de dejar, ya había invertido tres, cuatro años de la carrera y no iba a volver atrás. Entonces, me especialicé en derecho tributario y abrí un estudio jurídico. Me fue bien y llegó un día, cuando mis hijos empezaron el colegio, en que yo volvía a las 5 de trabajar y ellos se iban a hacer sus deportes o sus actividades. Ahí yo me encontré con dos otres horitas libres. Dije ah soy dueña de mi tiempo de nuevo, qué puedo hacer, shopping, más gimnasia, no, yo quiero escribir un libro.
Te animaste a replantearte tu vida.
Me animé a hacerme esa pregunta:¿qué quiero hacer en la vida? Pensá: si dispones de unas horas y sabés que nadie te va a pedir cuenta ¿qué harías? Tal vez el primer día uno diría dormir pero si esas horas las vas a tener todos los días durante un año la cosa cambia. Así escribí mi primer libro, Secreto bien guardado (2009) .
Leí que te inspiraste en Irene Nemirovsky.
Es una de mis escritoras preferidas. Lo primero que leí fue Suite francesa y después seguí con todos sus libros. Es la última que leí como lectora. Después de ella me convertí en escritora. Y fue muy inspiradora para mí porque escribe lindo, interesante, entretenido y escribe bueno.
Te motivó a hacer lo mismo.
Me demostró que se podía superar esa eterna discusión entre lo bueno y lo comercial. Yo me crié en una casa, donde mi padre (Pedro Adrián Rivero) era escritor y siempre estaba presente la disyuntiva: si escribís bueno no sos comercial y si sos comercial no escribis bueno. Para colmo, mi madre nos decía acá nadie va a seguir carreras que tengan que ver con la literatura porque para loco está tu papa.
Esos mandatos difíciles de desobedecer.
Sí, porque quieras o no quieras se te meten en la cabeza, no te das cuenta… Y así fue que ninguno de los tres hijos elegimos carreras que tuvieran que ver con la literatura pese a que todos éramos lectores, en la mesa familiar siempre se hablaba de libros.
Vos pudiste superarlo y te fue bien
Viviana Rivero es cordobesa y cada vez que viene a Buenos Aires aprovecha para salir con sus amigas, a muchas de las cuales conoció como lectoras y fans.

Viviana Rivero es cordobesa y cada vez que viene a Buenos Aires aprovecha para salir con sus amigas, a muchas de las cuales conoció como lectoras y fans. - Créditos: Patricia Gallardo

Supongo que cuando empecé a escribir ya me había liberado de todos los preceptos o tal vez ya había cumplido con todo lo que se esperaba de mí, me había casado, me había recibido, tuve los hijos. Fue todo un desafío. Escribir la novela, venir a Buenos Aires a ofrecerla a la Feria del Libro. Y encontrar el primer obstáculo con el que se encuentra un escritor cuando quiere publicar por primera vez. Fui a Planeta y a Sudamericana y me decían no, ya tenemos todo cubierto por dos años, y nunca lo leyeron. Así que volví a Córdoba y lo edité con una editorial de allá y ´resultó que el libro se agotó a los 15 días. Y después de eso las dos editoriales me llamaron para venir a capital y esa misma persona que yo identifiqué en la feria y rechazó mi libro ahora es mi editora. Y nos reímos porque ella dice es el libro que más caro me salió: yo se lo llevaba gratis y después tuvo que comprarle los derechos a la editorial de Córdoba.
¿Y qué dice ahora tu mamá al verte como escritora consagrada?
Ya está reconciliada con esa idea. Yo la entiendo en sus miedos: mi padre era escritor y tenía premios por sus novelas pero no tenía una editorial y nunca mantuvo a su familia con la literatura, fue algo más paralelo. Mi papá tenía un negocio en el que trabajaba; después, en las noches y también los sábados y domingos escribía. Sus primeros libros los pagó él, después ya solo editaba cuando ganaba un premio. Entonces mi madre creía que no se puede vivir de la literatura.
Eso ya no es un problema. Tus novelas son best sellers.
Ahora me me dice que trabajo demasiado y es cierto. Cuando estoy terminando un libro, en los últimos 15 días me encierro a escribir y cuando finalmente está listo a la primera persona que llamo es a mi mamá.
¿También sos de leer mucho?
No leo todo lo que yo quisiera. Porque me lleva mucho tiempo escribir. Muchas veces leo lo que tiene que ver con mis libros. Ahora me quedaron dos anaqueles enteros de libros de Cuba que son los que leí para hacer el secreto de la felicidad. Hay novelas, ensayos, historia, política, costumbres, de santería, hasta una investigación con las escuchas del FBI. Por suerte ahora viene un tiempo en el que me doy el lujo de leer lo que yo quería, principalmente novelas.
¿Y que tienes pendiente en esa lista?
Tengo varios libros: el primero de Angela Becerra, dos de Almudena Grandes, que es una de mis preferidas, y otros que no me acuerdo ni los títulos.
Tu página de Facebook es muy activa. Se nota que tenés una cercanía con los lectores
A mí me gusta la gente. Una de las cosas que sufro en esos quince días que estoy encerrada escribiendo es que me aislo del Facebook y de de mis amigos. Anoche me junté con un grupo grande de amigas, algunas son escritoras y otras son lectoras con una vida parecida a la mía, que leen mucho y con las que tenemos cosas en común. Con los años, alguna gente amplió su cariño hacia mí y se gestó una verdadera amistad. En unos días, una lectora y amiga se va a Córdoba y va a parar en mi casa. También conozco lectores muy cariñosos, atentos, que me cuentan cosas, que me mandan regalos. Entre ellos hay artistas, varios pintores que se inspiraron en escenarios de mis novelas. Creo que hay algo entre las artes que se comunica. Cuando escribo, escucho música y puedo sentir cómo lo que escucho se entrelaza con mis libros. Y a los lectores tal vez les pasa que se inspiraron en algo de mi libro para crear.
El Secreto... es la historia de amor entre una judía y un nazi en Córdoba. ¿Es una historia real?
No, es puramente ficción con una gran investigación histórica de la Segunda Guerra Mundial. Me apasiona la investigación, recrear datos del pasado y mezclarlos con mis personajes. Como era mi primer libro no quería errarle en nada. Y fui poniendo todos los detalles que encontraba. Me gusta la investigación. Lo disfruto, hago entrevistas. Un día el libro se lo mostré a mi padre, cuando ya iba más que la mitad y él me dice no sabia que sabias tanto de esto. Y no, yo no sabía, estudié para poder escribir. Lo mismo me pasó con la novela de Cuba. A veces los libros involucran viajes como el de Cuba adonde había viajado hace unos años. Entonces cuando empecé a escribir lo tenía muy presente. Cuando escribí el libro Lo que no se dice, sobre los inmigrantes bóer en la Patagonia, unos años antes había ido a Sudáfrica. Para el de los viñedos (Y ellos se fueron) me instalé un mes en Mendoza pero después seguí investigando en Córdoba. Para describir el contexto de la guerra civil española me fui al club español de Córdoba y hablé mañanas enteras con mucha personas, les hice entrevistas a casi todos y muchos me recibieron en sus casas para que me contaran cómo vivieron la guerra.
¿La investigación te modifica a veces la idea que tenías previamente?
Sí me pasó con ese libro que casi lo tenía terminado y gran parte lo hacía transcurrir en el pueblo de Algarroba en Andalucía, en una zona viñatera, donde cuando vino la filoxera mató todos los viñedos y nunca más crecieron. Ahí cambié y dije acá voy a hacer transcurrir mi historia. Una familia de poder económico que se viene a menos. El libro comienza cuando están comiendo en una mesa con mantel del lino y cubiertos de plata comiendo papitas porque no tienen otra cosa que comer. Esta familia esta tan desesperada que entre las medidas desesperadas dicen la casamos a la hija.
Un tema que está muy presente en tus novelas, el de arreglar un "buen matrimonio", "casar a las hijas".
Es cierto. Es que cuando me meto en la parte del matrimonio, es inevitable resaltar el hecho de que las mujeres antes tenían muy poca decisión al respecto. Eran muy poquitas las que podían decir me caso con quien me dé la gana. La que más suerte tenia era haciendo algo entre los padres y ella. Estos son los que te dejamos elegir. En este caso, Brisa (Los colores de la felicidad) era más adelantada a su época, tuvo todo un trasfondo diferente, sus padres eran bohemios.
Hasta vivía sola, algo impensable en la época, ahí te confieso que no me sonó verosímil
Quise mostrar que algo empezaba a cambiar en la mente de las mujeres. Creo que la mujer ha recorrido un largo camino y que a veces estos libros nos sirven para ver todo lo que ahora gozamos ahora y que no gozábamos desde ese tiempo. Tengo una anécdota que me llevó a esto. Mi mama tenía una amiga, con 50 años de casada y 7 hijos. Un día en una de esas conversaciones entre amigas que yo escuchaba desde la cocina, empieza a contarles que a los 16 años con a habían casado obligada con Jerónimo su marido, cuando él tenía 23. Y ella contaba que la noche de bodas y durante muchas noches ella sentía que la violaban. Y decía que con los años se fue enamorando. Pero que le costó. Esa conversación la escuché un año antes de El secreto bien guardado y se ve que me quedó y después se lo puse a mi personaje, una chica a la que casan con un hombre grande y que todas las noches se sentía violada. Y esto tenía que ver con Marta la amiga de mi mamá que yo no podía creer su pasado, porque vos los veías y eran una familia feliz.
Sin dudas, cambiamos mucho las mujeres desde entonces. Por suerte, ¿no?
Claro, creo que vale la pena y hay que resaltarlo. Unos meses atrás nos juntamos cinco amigas en la casa de la escritora Susana Chas en su casa en nueva Córdoba, la zona donde viven los estudiantes. Años atrás era el barrio de la clase alta, de casonas y con el tiempo quedaron pocas casonas y se fueron haciendo edificios donde empezaron a vivir estudiantes universitarios. La casa de Susana era de sus padres, donde ella se crió. Durante la cena ella nos contaba que su mamá era una mujer muy acomodada y que tenía muchas empleadas y que soñaba con salir a hacer las compras. Lo que ella más quería era que la dejen salir de la casa pero eso no era de una señora bien. Ella tenía que dirigir sus empleadas, no salir a hacer las compras y sufrió mucho. Después contaba que por todo eso que había pasado su mamá fue una madre que le dio muchas libertades. Así seguimos la charla y ya estábamos terminando la cena, tomando el champancito y estaba abierta la ventana. Y pasaba un grupo de chicos que irían a bailar. En eso vemos a una de short riéndose a carcajadas y con una cervecita en la mano. Y dice Susana -que tiene más de 70 años-"Ay, esta chiquita, no tiene idea de todo lo que hemos tenido que pasar las demás para que salga ella con una cerveza en la mano, en short, a las dos de la mañana". Y era cierto, pensar que en esa misma calle la señora que vivía ahi tal vez a la edad de esa misma chica, no podía ni salir a hacer las compras. Por eso me gusta jugar con esas cosas, estamos acostumbradas a tantas libertades, tiene su contrapartida, que nos tenemos que cuidar solas pero bueno… es otro tema.
Tus novelas tienen algo muy esperanzador en ese sentido. De mirar todo lo que hemos ganado.
Sí. Yo siempre, antes de armar el argumento, elijo un tema que quiero hablar, el alma del libro. El tema puede tener que ver con algo que estoy viviendo o con algo que me impacta de lo que veo. En Los colores de la felicidad quería hablar de la importancia de las personas más allá de sus cargos de su posición social de todo lo que hayan estudiado en instituciones, de su dinero sino la importancia de la persona porque cada persona se encuentra en el lugar que tiene que estar y haciendo lo que debe, esparciendo su perfume.

QUE LEEMOS para el 5 de noviembre

Hoy no hay cuento para comentar entre todos. ¿Qué les parece si lo elegimos en el foro para dentro de dos jueves? Podría ser la propuesta que pasó Gauchito: el cuento de William Somerset Maugham llamado "El collar de perlas" -les debo el link por temas de derechos de autor-.
Como siempre, recuerden que pueden escribir a clubdelecturaohlala@gmail.com
¿Qué les pareció esta escritora? Les recomiendo también que disfruten de la charla con María Dueñas.
¡Cariños y buen voto!

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