Jean Paul Gaultier: "Las mujeres son mucho más inteligentes e interesantes que los hombres"
El célebre e irreverente diseñador francés cuestiona los mandatos culturales y dice que a la mujer no se le permite envejecer. Se considera alma gemela de Madonna y se opone a la idea de que la moda es superflua: “Refleja el modo de vivir de una sociedad”
Las endivias rellenas con jamón, bechamel y queso gratinado perfumaban la casa de su abuela materna, Marie, mientras un Jean Paul Gaultier de apenas ocho años jugaba con su oso Naná. En Arcueil, un pueblo del la región de Ile-de-France, plenos años sesenta, no estaba bien visto que los chicos jugaran con muñecas. Por lo tanto, ante su insistencia, la negociación fue eso, un peluche, que no sólo él conserva sino que fue también protagonista de alguna de sus muestras.
Naná era un oso tirando a duro de pelo corto, normal para la época, excepto por los senos cónicos que él le fabricó con papel de revista. Mientras su grand-mère cocinaba o se entretenía tirándole las cartas a sus clientas (era enfermera, tarotista y tenía un salón de belleza), el chico que odiaba el fútbol comenzaba a divertirse con aquello que luego sería una verdadera revolución.
Sin recibir educación formal como diseñador, con manos y cabeza que volaban y la complicidad de su madre y su abuela, un día enviaron decenas de dibujos a todos los diseñadores famosos. Y fue Pierre Cardin quien le dio su primera oportunidad. Con apenas 18 años, Jean Paul entendió que podía comerse el mundo, y así lo hizo.
Se ríe y dice “qué viejo” cuando recuerda que su primera colección individual fue en 1976. Cinco años después, gracias a su estilo irreverente, sería bautizado como el enfant terrible de la moda. Y después es historia conocida. Hombres con kilts, mujeres súper poderosas de senos cónicos y corsets insolentes; una clara señal de sacar lo de adentro hacia afuera, su forma de emparentar la moda con los sentimientos.
Y ahí llegó Madonna a tu vida. Nunca podrás librarte de esta pregunta. Uno te piensa y la ve a ella con el icónico corsé rosa de copas en forma de cono.
Y está muy bien. Yo la amo a Madonna y es cierto que hasta le pedí casamiento, pero la realidad es que esa idea nació con mi oso. Todos creen que lo creé para ella, pero no fue así. Con Madonna siempre funcionamos bien, somos algo así como alma gemelas. Y en ese entonces nadie podía representar mejor que ella mi idea. Creo que el corsé es opresivo sólo cuando se lleva por obligación.
¿Y el hombre objeto?
Fue mi primera colección para hombres, en 1983. Y el nombre lo puse para estar en igualdad de planos. A mí siempre me había chocado la imagen del hombre poderoso, aquel que lleva la mujer como objeto, que pone esa cara tan característica de orgullo poseedor, que luego introduce la mano en el bolsillo interno del saco para sacar el fajo de billetes. He visto esas situaciones, son imágenes que te marcan e inspiran. Entonces, ¿qué hice? Bueno, cuando empecé a hacer mis colecciones le ponía bolsillo interno a los sacos de las mujeres y no a las del hombre. Es un símbolo, un guiño. Con la moda se habla. Por eso de ninguna manera se la puede tildar de superflua. No lo es si pensamos que refleja el modo de vivir de una sociedad.
¿Y en qué sociedad estamos?
Vivimos en un mundo extremadamente caótico, injusto, con mucha confusión. Y este caos se refleja en lo político, en lo económico, lo religioso. Ustedes, los argentinos, creen que son los únicos que viven inmersos en la locura. Pero es mundial. Por el contrario, acá encuentro nostalgia pero también alegría. Es algo característico de América latina que me fascina.
Pero estamos bastante lejos de la alegría carioca, por ejemplo. La realidad es que nuestros vecinos no nos consideran tan alegres.
Pero hay una energía latina que surge inevitablemente. Ustedes son tango, pero también cumbia. He bailado ese ritmo en la fiesta que hicieron para el relanzamiento de mi línea de perfumes [Classique y Le Mâle]. En Brasil, hay fado y carnaval, samba. Ustedes tienen la nostalgia, pero también una cosa efervescente. Hay una luz especial, una manera de hablar, de tocarse. Me contaron que el tango antes se bailaba entre hombres y lo primero que pensé es que era una lucha, un ejercicio físico. No imagino, en el pasado, a los machos bailando por una historia de amor (se ríe). A mí me fascina este baile, esta música. Tengo pendiente estudiar sus letras y comprender la poesía. ¿Cuál me recomiendas?
Cientos. Pero sospecho que podría gustarte uno que se llama Naranjo en flor.
¡Fleur d’oranger! Qué bello.
Sos un romántico.
Bueno, sostengo que hay muchos tipos de romanticismo. Está el romántico que sufre, que se deprime y el que ve siempre mariposas. Pero claro que si el romanticismo tiene que ver con la sensibilidad y la emoción, por supuesto que acá hay uno.
¿Tuviste grandes amores?
Mi primer amor fue la profesión.
¿Y Naná?
Ah, perdón, claro, también mi oso. Pero la realidad es que me enamoro de cada colección. O sea que voy cambiando de amores. En lo personal sí tuve un gran amor, pero murió de HIV hace 26 años. Pero bueno, estoy abierto a todo. Mientras haya inspiración siempre existirán proyectos, momentos inolvidables y también amores.
¿Creés en Dios?
Sí, pero no voy a la iglesia. En realidad, sí voy para apreciar su arquitectura. Visitar lindas iglesias es un shock de arte. Viviendo en Italia y en el País Vasco Francés conocí muchas muy especiales. Y voy a contar algo muy raro, que pocos saben: ¡viví algo muy increíble en San Juan de Luz! En una comuna francesa bellísima, en Aquitania, al fondo del golfo de Vizcaya...
¡¿No revelarás que tuviste un episodio místico a orillas del Cantábrico?!
No fue de ese estilo, pero la verdad es que en un momento no podía creer ni descifrar lo que estaba pasando. Entré a la iglesia, un lugar fabuloso donde se casaron Luis XIV y la infanta de España, creo que María Teresa. De pronto empezaron a moverse las cosas. En especial una gran nave, que estaba suspendida en el aire. ¿Y qué fue? Ninguna aparición, sino la réplica de un terremoto que había acontecido un día antes. Pero yo no lo sabía, el susto que tuve no se puede describir.
¿Pensás que existe otra vida después de la muerte?
Me gusta mucho pensar que sí. La idea de encontrarme con las personas que quise en esta vida hace que me entusiasme con esa mirada.
Hijo único criado por mujeres y esos jueves en los que tu mamá, Solange, te dejaba en la casa de tu abuela. ¿Por qué tan inolvidables?
Porque además de hacerme unos tomates rellenos con carne y arroz tan increíbles, me fascinaba verla interactuar con sus clientas. Esa locura de tirarles las cartas y luego recomendarles un corte de pelo para gustarle al marido. Y yo, pequeño, escuchando todo y dibujando. Me dio alas, me hizo entender el poder de la libertad. Con ella aprendí que la única manera de tener éxito es hacer lo que a uno le gusta. Alcanzar los sueños. De nada sirve el dinero si no disfrutás de tu trabajo. Y yo tuve la suerte de entender enseguida mi vocación.
¿Se nace rebelde?
No sé. Yo creo que tiene que ver con los ojos con los que uno quiere ver la vida. Siempre estuve inspirado por la rebeldía tanto a nivel mental como a nivel estético. La creación debe reflejar la evolución de la sociedad, lo que le pasa a la gente. Y para eso tenemos un arma muy poderosa que es la observación. Ir en un coche y mirar por la ventana, detenerte frente a algo que te sorprende, te llega profundo, te impresiona. Lo esencial es tener una idea, sentir algo y poder transmitirlo.
¿Cómo es tu vida en París hoy?
Vivo en Le Marais, un barrio que adoro. Es muy interesante, poblado de edificios históricos. Tiene las calles más antiguas de la ciudad. Hay muchas tiendas, galerías de arte, bares, modernidad. La zona fue ocupada por la comunidad bohemia después de la revolución, pero previamente era hogar de los más pudientes. Hoy es algo fascinante, un excelente mix.
Si ahora estuviéramos caminando con vos por esas calles. ¿Adónde nos llevarías?
Tal vez a Merci, un concept store donde se puede encontrar de todo: muebles, moda, prendas vintage, perfumes, flores, libros, cosas para la casa seleccionadas con exquisito gusto. Es una especie de loft muy grande con bar, donde se come de maravillas. Siempre hay quiche fresca, excelentes jugos de fruta, sopas. Me gusta porque es acogedor y parte de los beneficios recaudados se destinan a distintas ONG. Es una luxury charity. Una linda idea para hacer aquí, ¿no?
Sería fantástico bajo tu sello.
No es mala idea, ¿eh? Pondría muchos libros de humor, mis perfumes, lindas cerámicas, vasos, ropa interior. Seleccionaría las cosas más bellas que usan los gauchos y les daría un toque. Hasta se podría comer bife. Yo me siento muy joven y aún no conozco la Patagonia, así que volveré. Quien sabe en un futuro, ¡ jaja!
¿Es tu segunda visita al país?
Sí, y lamentablemente por una cuestión de tiempos nunca salí de Buenos Aires, excepto la última vez que fui a Punta del Este. Ya sé que es Uruguay, pero cuando fui eran todos argentinos, como una sucursal de esta ciudad. Me encantó atravesar el Río de la Plata.
Si alguien te dijera que es posible perfumarlo, ¿con qué esencia lo harías?
Sin dudas el Río de la Plata es ámbar. Me parece erótico, sensual. Amarillo por momentos, como esa resina preciosa, con cierto dulzor.
¿Y el Sena?
Lo relaciono con algo más frío y metálico. Mucho más gris.
Te nombraron profesor honorario de la Universidad de Buenos Aires y fuiste ovacionado, en tu master class, por miles de alumnos y gente de la moda. A la noche comiste bife, escuchaste tango, bailaste cumbia y hasta te dedicó un monólogo una de nuestras divas: Moria Casán. ¡Te vas con un intenso shock de argentinidad!
Lo de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo fue muy grato. A mí me gusta ir a lugares donde está la gente de verdad. Y bueno, pude contar sobre mi carrera, dar algún consejo. A la noche fue muy divertido y esta artista, Moria, me hizo morir de risa. Nunca vi a alguien que hable tan rápido y que improvise así. Tiene una energía fantástica. A mí me gustan mucho las mujeres fuertes y originales. Por algo he llevado tantos tipos de bellezas diferentes a la pasarela. Rossy de Palma, por ejemplo.
También contaste que estás alejado del prêt-à-porter.
Sí, únicamente estoy concentrado en mis perfumes y en la alta costura. Ahora tengo el grupo Puig, que se encarga de mis cosas.
¿Hay algún aroma que te conmueva y que hace tiempo no sentís?
El polvo de arroz, especialmente el que descubrí cuando fui por primera vez a un teatro. Las mujeres, entre ellas mi madre y mi abuela, lo usaban. Era el maquillaje de la época. Recuerdo entrar al teatro Châtelet para ver a Luis Mariano, un tenor español de esos años, y sentirme gratamente invadido por ese aroma especial.
¿Cómo influyó la cultura popular en tus colecciones?
Como decía, la observación es el origen de la inspiración. La idea madre nace como una sensación que se respira y que pasa, pero refleja algo de lo que le sucede a la sociedad. En los 70, mis colecciones transmitían la lucha de una mujer que se ponía en igualdad con el hombre. Por muchos años me inspiraron figuras como Mick Jagger David Bowie y, obviamente, Madonna.
¿Tenés cábalas?
No son cábalas sino ideas que se instalan y las respeto. Por ejemplo, cuando venía para Buenos Aires se me ocurrió que acá habría buenas barberías antiguas. Y fui. Me gusta cortarme el pelo en lugares remotos porque siento que me renuevan las ideas.
El día que llegaste fuiste testigo de una marcha impresionante de mujeres, vestidas de negro, pidiendo justicia, contra la violencia machista y los femicidios.
Sí, vi algo en la televisión. Y está muy bien. Todo lo que sea por la igualdad, en todos los sentidos, hay que apoyarlo. Yo soy un convencido de que las mujeres son mucho más inteligentes e interesantes que los hombres. Los machos soñaron una mujer objeto, muy sexy, y terminaron brillando gracias a ellas. En política, detrás de cada hombre poderoso hay grandes mujeres, que además son muy activas. Claro que hay excepciones, como Donald Trump, que está inmerso en la estupidez total.
¿Qué es la estupidez según Jean Paul Gaultier?
Hay tantas. Una de ellas es no permitir que las mujeres envejezcan. ¿Por qué una mujer no puede ponerse mayor? Bella, pero madura en su mente y su aspecto. En cambio el hombre sí puede; encima está bien visto. ¡Hasta cambia de mujer! Que lo hagan entonces, pero ellas deben hacer lo mismo. Ya que en la Argentina son tan buenos para organizar marchas, hagamos una para eso. Con mensaje mundial, para permitir que las mujeres puedan envejecer sin trauma. Y eso es, nada más y nada menos, que la libertad.
Derecho a salir del molde también.
Bueno, en eso soy especialista. He puesto a desfilar gente de todos los colores, tallas, razas. Auténticos Picassos vivientes, gente real. Porque la fealdad no existe.
¿Ni un mimo para los hombres, Jean Paul?
Pero claro que sí. Un abrazo grande e incluso una marcha, si quieren... (risas), para aplaudir al hombre frágil. El sensible, el inspirado, el observador, el que cuida, el que sabe callar, el artista.
¿Qué te hace feliz un día cualquiera, a la noche, en tu casa?
Podría hacerme una omelette con hierbas o una pasta, pero a decir verdad me gusta mucho salir a comer rico, descubrir restaurantes, compartir momentos con amigos divertidos o simplemente solo con un libro. Eso y el mar. Adoro el mar y me hace un hombre feliz. Córcega es mi lugar.
Pregunta irrelevante: ¿se puede saber dónde está Naná en este momento?
No es irrelevante porque ya es pieza de museo. Y significó el comienzo de todo. Así que lo conservo con mucho amor. Pero debo confesar algo: el corset del oso sólo tiene un cono, el otro se destruyó con el paso del tiempo. Eso significa que estoy grande.
¿Te asusta?
No, soy muy positivo. Creo que lo heredé de mi abuela. Cuando tiraba las cartas siempre inventaba cosas lindas para que la gente se fuera feliz. Y a mí me ha dicho las cosas más bellas de la vida, tanto que todavía hoy perduran. Quedaron en mi mente, grabadas en un formato especial.
JPG: “Formato de compresión de imágenes, tanto en color como en escala de grises, con alta calidad”, según el diccionario.
Y sí… Yo no inventé eso, pero es algo así.
1952
Nace en Arcueil, Francia. Hijo único criado por su madre, Solange,y su abuela Marie
1974
Hace su propia colección. Siendo tan joven, lo bautizan el enfant terrible de la moda.
1977
Crea su propia marca y desde entonces no deja de presentar colecciones
1980
Comienza la década de su gran revolución, con colecciones como High Tech, Etier papier, Paris Gaultier, Le Dadaïsme
1993
Inicia su romance con los perfumes. Lanza Classique, Le mâle, Fragile, Gaultier y Fleur du Male
1983
Lanza Hombre objeto, su primera colecciónde ropa masculina.
1987
Francia le otorga el Oscar dela Moda.
1990
Promueve el uso de kilts para los hombres.
2006
Diseña el vestuario Madonna en la gira Confessions Tour
2012
Es el primer diseñador al que nombran jurado en el Festival de cine en Cannes
El futuro
Encantado con producir vestuario para cine y teatro, Gaultier pondrá todas sus energías sólo en la alta costura y la línea de perfumes