Julieta Ortega: "Mi mamá está orgullosa de mí"
La actriz Julieta Ortega habla de la maternidad y muy especialmente de su mamá, Evangelina. Cofundadora, junto con Fernanda Cohen, de Jota&Co, una línea de ropa de descanso y pijamas. Integra el colectivo de Actrices Argentinas. Su último trabajo fue en la serie Un gallo para Esculapio. Este año publicará el libro Un año con Amanda, por Editorial Orsai. Aquí, responde al Cuestionario Sehinkman.
–Alguna vez elogiaste el modo en que tu padre se construyó a sí mismo y plasmó esa construcción en una estrofa que dice: "Soy el autor de mi alegría". ¿Cuándo vos sentiste que, más allá del apellido que portás, empezabas a ser vos misma y eras la autora de tu propia alegría?
–Yo estaba viviendo en Miami y a los 18 años me ofrecieron mi primer trabajo como actriz en Buenos Aires, entonces me vine y me fui a vivir sola. Pero después viajé a Los Ángeles a estudiar tres años. Esa fue una etapa de mucha independencia; aprendí a ser mi propia compañía y entendí que la relación más importante que uno va a tener en su vida, más allá del amor de la familia o una pareja, es con uno mismo.
–Es interesante lo que contás, porque, paradójicamente, la imagen de los Ortega es la de una familia aglutinada.
–Claro, y yo sigo siendo muy feliz en mi entorno familiar. Pero si bien somos una familia grande y de afuera se puede ver como una especie de clan, de hermanos que trabajan muchas veces juntos, tenemos cada uno mucha independencia. Mis papás son muy amorosos y pueden ser muy sociables, pero no es gente que vaya a fiestas ni eventos. El lugar más feliz es su casa.
–¿Cuál fue el primer papel como actriz en el que consolidaste tu identidad profesional?
–El primer trabajo en el que quedé muy contenta con lo que hice fue Disputas [N. de la R.: miniserie por Telefe en 2003]. Ese programa, con la impronta de su director, Adrián Caetano, y de mi hermano Sebastián como productor, nació de un deseo mío de hacer algo que me gustara mucho. Y en general, cuando pasan esas cosas, sale bien. Ahí me gusté por primera vez como actriz.
–Pequeño ejercicio disociativo: observate desde afuera. ¿Para qué tipo de papeles es especialmente buena Julieta Ortega?
–Una vez la escuché a Ana María Picchio, que es mi maestra, mi madre, mi todo, una de las mujeres que más me han inspirado en mi vida junto con mi madre, que Mario Benedetti le dijo: "Nunca pierdas eso que vos tenés como actriz, que es cara de la chica que espera el colectivo". Esa frase me pareció muy linda y yo sentí que esos son los papeles que mejor me quedan también.
–¿Qué significa "cara de chica que espera el colectivo"?
–Es una cara que puede estar en la parada del colectivo. Si bien mi realidad nunca fue esa, siento que son los personajes que mejor me quedaron y también los que más me gustó hacer. Mi personaje de Disputas era una chica que se llamaba Gloria y esperaba mucho el colectivo, literalmente. Varias escenas fueron ahí.
–Hablemos de otro colectivo que abordaste, el de actrices argentinas. Tu madre, Evangelina, viene de un modelo más tradicional, que incluyó haber dejado la actuación para dedicarse a la familia y los hijos. ¿Cómo son las charlas con ella sobre tu mirada feminista?
–Mi mamá está orgullosa tanto de mí como de mi hermana. He ido a marchas con Rosario, que tiene 15 años menos que yo, con quien coincidimos muchas veces en nuestra mirada de la vida y en las cosas por las que tenemos que seguir luchando, por ejemplo, la legalización del aborto. Mi mamá conoce nuestra postura y creo que entendió después de un tiempo que ella no es la medida de todas las cosas ni de todas la mujeres y que el tema de la legalización del aborto justamente tiene que ver con dejarse de mirar el ombligo y dejar de pensar qué hubiera hecho una en tal circunstancia como mujer. Una vez me dijo: "Yo entiendo la importancia de que salga la ley, si bien nunca se me hubiera pasado por la cabeza interrumpir ninguno de mis embarazos. Mi realidad no es la de todas las mujeres ni es la realidad de ustedes como hijas, ni va a ser la realidad de mis nietas".
–Desde una mirada feminista, hoy se podría decir que si una mujer abandona su trabajo para dedicarse a los hijos es porque "introyectó el patriarcado". Por supuesto que la anterior es una afirmación muy debatible porque anula la posibilidad de que esa elección de quedarse en casa parta de un deseo real.
–Muchas veces le pregunté a ella si, tal vez, su camino tendría que haber sido otro. Si no dejó demasiadas cosas en el camino por quedarse en casa con los hijos. Ya sé que no hay otra forma de tener seis hijos que quedándote en tu casa. Pero muchas veces le pregunté si su elección no tenía que ver con el deseo de mi papá. Y lo que me dijo siempre es que no. Que se habían encontrado dos personas que estaban deseando exactamente ser lo que justo ella necesitaba. Mi mamá empezó a trabajar por el deseo de su madre –mi abuela– y creo que lo que más quería en la vida era conocer a un hombre como mi padre y tener la excusa para quedarse en casa con semejante tarea, que hizo maravillosamente bien. Lo lindo es que fue una elección de ella. No creo que todas las mujeres tengan que salir a trabajar porque si no son tal o cual cosa.
–La otra pregunta para las nuevas generaciones es sobre la maternidad y cómo viven la alternativa de no ser madres.
–He leído mucho sobre el tema, me lo pregunté en su momento y después fui mamá. Pero la reflexión es válida: ¿quiero serlo, lo siento realmente? Y ahí nos vamos a dar cuenta de que no todas tienen el deseo de ser mamás. Y no les va a faltar nada. No va a haber un hijo, pero porque no desean tenerlo.
–Por último, ¿ahora estás en pareja?
–Sí, me encanta. He tenido parejas largas, parejas divinas, gente buena a mi lado y los he valorado durante y después también. Ahora estoy en pareja con un hombre maravilloso, muy enamorada y lo disfruto muchísimo. Ojalá me dure un montón.
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