Julieta Otero: “Siempre en una ficción estás contando tus miedos”
Actriz y guionista de Según Roxi, la serie que muestra el “lado B” de la maternidad, ahora brilla con su personaje en el teatro
Cuando la actriz y guionista Julieta Otero, de 41 años, habla de sus hijas, siempre menciona a tres: Violeta, de 11 años; Margarita, de 7 –ambas fanáticas del fútbol e hinchas de Argentinos Juniors, como el papá–, y una tercera que nació en su imaginación y que creció hasta transformarse en lo que es hoy: Roxi, una especie de álter ego sufriente de Otero y de su amiga (y también guionista) Azul Lombardía, quien convenció a Julieta de que eso que ella narraba en un blog había que contarlo con una cámara.
Según Roxi primero fue una serie web, después saltó al cable –el año pasado se emitió por Lifetime Chanel– se hizo libro y finalmente llegó a las tablas del Teatro de la Comedia, donde todos los viernes y sábados hace reír a las "mamis" y los "papis" sentados en la platea. Roxi es de esas hijas que no paran y que dan trabajo. Pero también inmensas satisfacciones. "Escribimos todos los días, manejamos las redes sociales, actualizamos página web y ahora se sumó Según Roxi, la obrita de teatro. Además, estamos con los guiones de la segunda temporada y con la idea de escribir un nuevo libro", enumera Julieta, algo estresada –aunque lejos de colapsar como su famoso personaje– por la cantidad de formatos donde habita su criatura. Además, Otero es dueña de un teatro en Avellaneda donde da clases a adolescentes y adultos.
–Según Roxi es como una pyme, una empresa en sí misma...
–Sí, con Azul siempre estamos creando, generando cosas que tienen que ver con todo el universo Roxi.
–¿Pero te imaginaste que Roxi iba a crecer tanto e ibas a poder vivir de ella?
–Lo de vivir de Roxi no es tan así. Ni nosotras ni el productor [Lucas Mirvois] recibimos un sueldo de Roxi. Sí cobramos cuando hay un trabajo concreto, como la obra de teatro, o cuando editamos un libro o cuando grabamos, que cobro como actriz y guionista. Pero son cuatro meses al año. Por manejar las redes sociales, que lleva mucho tiempo, no cobrás. Se cobra plata cuando se genera. Roxi es un hijo que tenemos con Azul y Lucas que a veces genera algún ingreso y otra veces no, pero al que igual le ponemos el cuerpo siempre. Le brindamos amor y dedicación 24 horas los siete días de la semana porque realmente es un hijo al que hay que alimentar y dedicarle mucho tiempo y energía para que crezca.
–¿El hecho de que sea una producción independiente les da mayor libertad a la hora de crear?
–Más que nada Roxi está hecho con un criterio artístico y de contenido; no como producto. Cuando el timón lo tiene lo artístico es un camino más lento, pero más placentero. No le tenemos que responder a nadie, eso hace que te diviertas con lo que hacés y que se diviertan los demás. No hay límites ni filtros porque nadie nos pone uno. La contracara es que es mucha entrega. Si ves la serie te das cuenta de que no hay un productor pensando en el producto, sino un equipo que toma decisiones por gusto o arte y no para venderle nada a nadie. Está íntegramente grabada en exteriores, en locaciones reales, con un montón de actores que se coparon mucho contando esa historia. La serie tiene un espíritu que es propio del teatro, que es de donde vengo.
–¿Qué disfrutás más: la escritura o la actuación?
–Disfruto mucho la escritura. Me fluye, pero por momentos me cansa. Y la actuación me cansa siempre. Le tenés que poner el cuerpo, el antes, el después, los horarios... Pero cuando estoy arriba del escenario o grabando es puro placer.
–¿Qué cosas tenés de Roxi?
–La crítica, la acidez, estar colapsada, no tener tiempo para mí, elegir priorizar la maternidad por sobre todas las cosas y el humor... Pero Roxi tiene otra vida, otra realidad que construimos con nuestra imaginación. Hoy mi realidad no tiene nada que ver con la de Roxi. Tengo un trabajo creativo que me permite canalizar mis angustias. De hecho, Roxi me ayuda, es un espacio de depuración que el personaje no tiene.
–Además, ustedes se animaron a mostrar el "lado B" y menos edulcorado de la maternidad...
–Para mí eso no fue un objetivo, no sentí que fuera necesario, porque así soy yo. El lado edulcorado me aburre, me divierte contar cosas malas, espantosas, criticar al sistema. Con Azul no nos creímos pioneras en eso, mucha gente ya lo había contado antes. Tampoco hubo intenciones sociológicas. Roxi es una historia de ficción, elegimos el contexto de la maternidad porque es el que nos toca vivir ahora de cerca. Cuando era joven hacía humor vinculado a la política porque era lo que me atravesaba en ese momento. Hoy estoy rodeada de "mamis" y entonces hago humor con eso. Elijo contar y criticar a ese mundo en el que estoy inmersa, pero sin un objetivo concreto.
–¿Qué te dicen las "mamis" reales? ¿Alguna se sintió ofendida o interpelada?
–Lo que me pasa es muy loco: las que yo usé como fuente de inspiración no se hacen cargo ni locas y de las que no saqué absolutamente nada se ven a sí mismas como algún personaje de la serie. Nadie la pega. He sacado cosas textuales de algunas "mamis" y "papis" y no se hacen cargo porque se niegan a verse identificados en esa conducta negativa.
–¿Y tus hijas te reprochan algo?
–No, tanto ellas como las de Azul nos acompañan un montón, nos dan ideas concretas y algunas las tomamos. Hasta ahora no se quejaron. Pero en algún momento me lo van a reprochar. Lo importante es que ellas y mi entorno entiendan que es una ficción. Yo creo que siempre en una ficción estás contando tus miedos, tus angustias, las cosas que a una la perturban. El tema es que acá es una mamá y entonces parece autobiográfico, pero no es literal.
–Como artista, ¿no tenés miedo de quedar encasillada y que no te llamen para hacer otros papeles?
–Si los productores no me llaman para hacer otros personajes no me va a resultar extraño porque nunca me llamaron para ofrecerme ningún trabajo, no se estaría terminado ninguna carrera [risas]. Nunca hice ni tele ni cine ni castings. Sí me llaman bastante para escribir. Yo vengo de la autogestión, tengo el Teatro de la Cuadra en Avellaneda, donde soy docente. No necesito que me llamen. Cuando alguien que no es conocido sale con un personaje muy fuerte, queda asociado a ese personaje. Es inevitable. Igual no me genera conflicto porque nunca pensé en la carrera actoral. Por suerte, no tengo esa mirada especulativa de las cosas.
Malbec para relajarse
Es cierto: cuesta imaginarse a Roxi relajada, tirada en un sillón con una copa de vino en la mano. Pero Julieta Otero jura que ella lo hace con un buen malbec. "Me gusta el Luigi Bosca. La mina tiene gustos caros", dice con su habitual humor... ácido, como las notas cítricas que acompañan ese emblemático malbec.
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