Juntaba propinas siendo mago en Plaza Serrano y hoy es reconocido en el mundo

A los cinco años Marcos Amadeo fue al cumpleaños de un amigo y había un mago que infló un globo, lo pinchó y apareció una paloma. Fue lo más increíble que había visto en su corta edad y al concluir el show se le acercó a rogarle al mago que le enseñara el truco. El mago le dijo que tomara un globo, le pusiera un puñado de semillas como alimento para palomas, dijera las palabras mágicas y reventara el globo, de esa manera la paloma aparecería. Pero eso sí, no podía hacerlo en el cumpleaños, tendría que ser al llegar a su casa. Ansioso y lleno de ilusión el pequeño Marcos pidió a su papá que comprara globos, apenas los tuvo se sentó en el piso de la cocina, llenó su globo con semillas, lo infló, lo reventó… ¡y nada! Pero claro, había olvidado las palabras mágicas. Volvió a hacerlo esta vez con el rito completo… ¡y nada! Luego de varios intentos se quedó triste, desilusionado y odiando a los magos.
Pero sucede que cuando estás destinado a algo no importan los obstáculos, el destino se vuelve a presentar ante tus ojos. Diez años después vio un especial de David Copperfield y no lo dudó, quería hacer eso. Sin embargo había otro problema: el mandato familiar estaba marcado por una familia de profesionales que se dividían entre ingenieros o abogados. Así que cuando terminó el colegio en 1995 empezó a estudiar abogacía, trabajaba en tribunales y como hobbie se anotó en clases de magia una vez por semana. "Era el mejor momento de la semana, el que más disfrutaba. Soñaba con ser mago pero hasta ese momento mi destino era otro", recuerda Marcos.
Para la misma época llegó el amor por primera vez: una novia de clase media educada para casarse con un profesional.

"Cada día, cada semana, cada mes se me hacía más difícil seguir sosteniendo la vida que tenía. No era para mí, no me gustaba. Me decía a mi mismo "solo voy a poder ser bueno, o al menos feliz trabajando 10 horas por día en algo que me guste", y sentía que estudiaba abogacía más por mi familia, por el novio que debía ser y no por mí", explica Marcos, quien después de cuatro años de carrera decidió dejar la facultad, renunciar a su trabajo y dedicarse a la magia.
Dejar todo por la magia
No se sentó a tener una conversación al respecto con sus padres, simplemente decidió irse de su casa, alquilar un cuarto en un departamento en Belgrano. Sin trabajo, con pocos ahorros, sin saber cómo empezar a vender su show que ni siquiera tenía armado, se le ocurrió que lo más rápido que podía hacer para pagar su alquiler y comida era hacer magia en Tazz de Plaza Serrano por propinas. Iba jueves, viernes, sábados y domingos de 21 a 5hs. El dinero no alcanzaba para mucho pero con el tiempo la gente lo fue conociendo.
Era el año 2001 y con su novia cada vez estaban más alejados, los horarios no coincidían y por otro lado Marcos había dejado de ser el candidato que podría ser un brillante juez o abogado para ser un mago y vivir en penurias económicas. "Con la magia no vas a llegar a nada" le dijo ella sin saber que ese último día en que se vieron comenzaría el gran desafío de Marcos.
En Plaza Serrano conoció a Julián Ávila, un adolescente con trucos increíbles que recorría los bares. Al terminar se quedaban los dos en una confitería desayunando y mostrando trucos. Pasaban horas soñando con crecer, "no éramos hippies o bohemios, a los dos nos gustaba trabajar. Asíque los días que no trabajábamos nos encontrábamos en la Biblioteca Nacional y leíamos libros sobre Marketing", cuenta Marcos. Luego de un año hicieron un plan de negocios y ahorrando peso por peso en mayo de 2003 alquilaron una oficina en Callao y Santa Fe donde fundaron su compañía "Asombro Extremo".
El comienzo del éxito
"Empezamos a romper el paradigma del mago clásico y nos vestíamos como estrellas de rock, con ropa extravagante y llamativos peinados. Queríamos ser y hacer algo distinto. La idea era trabajar en la oficina con horario fijo para comercializar nuestro show, trabajaríamos como dúo y nos dedicaríamos en lo posible a hacer shows para empresas", explica Marcos de la idea inicial.
Lo hicieron y fueron creciendo, en el mes de diciembre de ese año habían hecho 64 presentaciones. Fanáticos de la tecnología empezaron a innovar y buscar cómo incorporarla en sus shows, a los pocos meses eran los primeros ilusionistas de Latinoamérica que combinaban magia con tecnología. Las empresas empezaron a interesarse en su trabajo y ellos ofrecían shows a medida para la presentación de un producto o servicio determinado.
En paralelo hacían videos cortos de magia que se emitían 32 veces por día y eran vistos por más de un millón de personas en los televisores de la red de subtes, el acuerdo era un canje del contenido por el espacio, "si antes teníamos demanda ahora no dábamos abasto. Y creamos el primer grupo de ilusionistas, trabajaban para nosotros más de 30 personas entre ilusionistas, técnicos y asistentes que enviábamos a los shows que surgían cada día", cuenta Marcos de un crecimiento que se daba a pasos agigantados.
Replicaron lo mismo en pantallas de ascensores de edificios corporativos, en baños y el Metro de Chile y México para finalmente hacer con Hoyts: sus videos se veían en 80 salas de todo el país durante dos años antes de cada película sin que ellos tuvieran que poner ni un peso.
Y así empezaron a recorrer el país, programas de televisión, visitas a países limítrofes para ir subiendo de a poco por Latinoamérica y llegar a Estados Unidos.
En el 2013 se les entregó el Merlin Magic Award, el Oscar de la Magia, premio obtenido en ediciones anteriores por ilusionistas como David Copperfield.

En el 2014 hicieron una gira por Europa y conocieron a Ezequiel Escudero, "un genio tecnológico que le dio un notable impulso tecnológico a nuestro show haciendo que nosotros hiciéramos verdaderos milagros sobre el escenario", describe Marcos Amadeo.
Un paso más allá de la magia
En agosto de ese mismo año se les ocurrió una idea no ligada directamente con la magia: querían que Papa Noel saludara a cada chico de Argentina de forma personalizada dejándole un increíble momento de amor y felicidad a él y a su familia. Le ofrecieron la idea a Coca Cola y fue un éxito. Ganaron 35 premios en concursos nacionales e internaciones de Publicidad.
Conocieron al Ing Diego Pasjalidis, director de la carrera de Ingeniería de la UADE, quien los ayudó a realizar la transición de ser una empresa de magia a ser La Primera Agencia de Publicidad del Mundo dirigida por magos. Refundaron su empresa llamándose "Asombro Extremo - The Amazement Agency" e incorporaron a Ezequiel como socio.
Hoy se reparten entre el mundo de la publicidad y los shows de magia, ambos con trabajos por América y Europa.
En el 2016 abrieron oficina en Miami, en el 2017 en Chile y Costa Rica, en el 2018 en México y este año abrirán oficina en Madrid.
Entre premios, viajes y proyectos vive Marcos Amadeo, un chico que hacía magia por monedas en Plaza Serrano pero que con esfuerzo, perseverancia y convicción llegó lejos, y lo más importante es que es inmensamente feliz con lo que hace.
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