Nos recordaron exactamente lo que significa ser una familia". Con estas palabras, la duquesa de Cambridge agradeció al pueblo de Lahore, en Pakistán, su amabilidad. Kate llegó al país junto con el príncipe William el lunes 14 por la noche, en una gira en la que permanentemente homenajearon a Lady Di: en cada acto, cada gesto y cada estilismo, el tributo a la princesa estuvo presente. Como cuando el matrimonio visitó el Islamabad Model College, una escuela para chicas, donde muchas de las estudiantes se confesaron "grandes admiradoras" de Diana. "¿En serio? Oh, eso es muy dulce de su parte. Yo también era un gran admirador de mi madre. Vine aquí tres veces cuando era pequeño", fue la adorable respuesta de William. El recuerdo de su mamá se tornó más emotivo todavía cuando el príncipe se encontró con el primer ministro pakistaní Imram Khan, gran amigo de Diana, al que había conocido de chico en una visita que hizo con ella.
IMÁGENES SALIDAS DE LAS MIL Y UNA NOCHES
La gira, que duró cinco días, dejó un álbum de fotos históricas en las que Kate se convirtió en absoluta protagonista con sus looks de clara inspiración pakistaní, incluyendo los llamativos tocados –tal como lo había hecho su suegra casi treinta años antes–, y en la que la pareja real se mimetizó perfectamente con las costumbres locales. Como ocurrió cuando estuvieron en la parte más rural del país y, muy cercanos a los habitantes, participaron del rico y colorido folclore del pueblo kalash: mientras la duquesa de Cambridge lució un tocado con una pluma rosa de pavo real típico de las mujeres de la zona, el heredero del trono llevó el gorro chitrali. La presencia de la pareja real despertó gran interés en ese recóndito lugar del Himalaya, donde se entusiasmaron por conocer el patrimonio del grupo étnico más pequeño de Pakistán y se tomaron todo el tiempo necesario para interactuar con la mayor cantidad de personas de la aldea que les fue posible. Otro gran momento estuvo marcado por la parada casi obligada en la mezquita de Badshahi, ubicada en el corazón de la ciudad amurallada de Lahore. Siguiendo el protocolo, ella vistió un kurta –pantalón y camisa manga larga– y ambos entraron al templo descalzos, después de recorrer el majestuoso patio. Trece años atrás el padre de William, el príncipe Carlos, estuvo en el mismo lugar con la duquesa de Cornwall, Diana hizo lo propio en 1991 y la mismísima Isabel II la visitó en 1961.
Horas antes de ir a la mezquita, Kate había hecho gala de sus dotes para el críquet en la Academia Nacional de Críquet de esa ciudad. Vestida con el tradicional shalwar kameez, compitió en el campo de juego con su marido, y aunque logró golpear algunas bolas, William resultó vencedor. Terminado el match, los anfitriones les dieron regalos para cada uno de sus hijos –George, Charlotte y Louis–, incluido un bate para Louis que provocó las risas de todos porque resultó ser mucho más grande que el propio principito.
KATE, "CORONADA" EN SU ÚLTIMO ACTO
El 17, los duques volvieron a dejar claro que en este viaje siguieron la estela de la recordada Diana, y asistieron al Shaukat Khanum Memorial Cancer Hospital, el centro oncológico que Lady Di visitó en 1996. Cariñosos y atentos, pasaron tiempo con los chicos internados, y vivieron una experiencia entrañable cuando fueron a saludar a Wafia Rehmani, un paciente de 7 años que organizó una fiesta del té y los invitó a unirse a ella. Con una tiara en la cabeza, conversó unos minutos con los duques, y durante ese intercambio Kate no quiso ser menos y "se coronó" con una tiara similar a la de Wafia.